Vaca Muerta es uno de los pocos consensos en la dividida sociedad argentina. Las políticas económicas oscilan mucho según el Gobierno de turno, pero la explotación de gas y petróleo no convencional en esta formación de 30.000 kilómetros cuadrados en la Patagonia ha sido una prioridad sin excepciones desde sus inicios, en 2012. Argentina, con un déficit crónico de divisas, vio entonces la oportunidad de dejar de importar hidrocarburos para convertirse en un importante exportador. Casi una década después, ese objetivo aún no se ha cumplido y el Ejecutivo de Alberto Fernández acaba de anunciar un nuevo plan de subsidios multimillonarios al gas para frenar la caída de la producción. El descenso de los precios internacionales, la menor demanda por la pandemia de la covid-19 y la falta de reglas claras han complicado el desarrollo de la joya hidrocarburífera del país sudamericano.

“Vaca Muerta tiene mucha potencialidad, pero no es la salvación de la Argentina o no es la única salvación”, admitió el secretario de Energía, Darío Martínez, en un encuentro con corresponsales extranjeros el pasado miércoles. Martínez destacó que el mejor año fue 2015, bajo la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, cuando llegaron a estar sobre terreno 80 equipos de perforación. “Fue un récord con un esquema [de estímulos] importantísimo, pero también con un precio internacional distinto”, detalló Martínez. Hoy, los precios internacionales del gas y del petróleo son muy inferiores, y además en Argentina se tomaron “decisiones contradictorias que generaron desconfianza en la industria y la industria si desconfía, no invierte porque las inversiones son a mediano y largo plazo, no estás invirtiendo por meses”, argumentó el secretario. Otro obstáculo es el déficit de infraestructuras, como la falta de gasoductos que permitan trasladar el recurso desde Vaca Muerta hasta nuevos destinos, como el sur de Brasil.

Martínez destacó que el nuevo plan de promoción a la producción de gas argentino busca devolver previsibilidad y recuperar inversiones. Pretende sustituir 18.000 millones de metros cúbicos de gas importados por producción propia en un plazo de tres años. Según las estimaciones oficiales, el nuevo esquema supondrá un ahorro en divisas de unos 5.600 millones de dólares, de los que 1.172 millones serán ahorro fiscal. El plan prevé un esquema de subasta competitiva por 70 millones de metros cúbicos diarios con un precio máximo de 3,7 dólares por millón de BTU. El Gobierno confía en que ese valor, cerca de 1,5 dólares por encima del precio promedio, suponga un incentivo para las empresas, ya que aquella que ofrezca el precio más bajo será “la primera para contratos de exportación en firme a países como Chile”, según Martínez.

“Ponemos en marcha otra vez la economía hidrocarburífera promoviendo la producción del gas y estoy seguro de que vamos a entender cuán importante es que el Estado se ponga al frente cuando la economía se paraliza y que se asocie a empresarios, trabajadores para convertir todo esto en el sueño de vivir en la Argentina que nos merecemos”, destacó el presidente Fernández al anunciar el plan trienal. El costo fiscal se acerca a los 4.000 millones de dólares.

Cuarta reserva de crudo no convencional

Gracias a Vaca Muerta, Argentina es el segundo país con más recursos de gas de esquisto y el cuarto en petróleo no convencional. Grandes petroleras como Shell, ExxonMobil, Chevron, Total, Petronas, Tecpetrol y Vista Oil&Gas operan en ella, pero todas paralizaron la actividad por la pandemia. En abril quedaron tan solo cuatro equipos de trabajo. En mayo, subieron a diez. En julio ya eran 13 y actualmente funcionan 42. La covid-19 asestó un gran golpe, pero la crisis había comenzado antes: las compañías vieron con preocupación la recesión argentina que comenzó a mitad de 2018 y frenaron sus inversiones un año después, cuando el Gobierno de Mauricio Macri recortó el alcance de la Resolución 46/17 ante la imposibilidad de pagar los subsidios prometidos por la sobreoferta de gas.

Tecpetrol, la filial energética del grupo Techint, uno de los más poderosos de Argentina, fue la gran beneficiada de esa resolución: convirtió el yacimiento de gas Fortín de Piedra en el más productivo del país, al pasar de cero a 17 millones de metros cúbicos diarios en un año a través de la técnica de fracking (se inyecta agua con arena y aditivos a presión para romper la roca y extraer el crudo embebido). Tecpetrol realizó una gran inversión porque el Gobierno le ofrecía un precio garantizado por millón de BTU de 7,5 dólares en un esquema decreciente hasta 5 hasta 2021.

Pero el plan macrista quedó trunco. En agosto de 2019, como contrapartida por el rescate de 57.000 millones otorgado por el FMI, Macri aplicó un plan de ajuste fiscal que incluyó las subvenciones del gas. La producción amparada por el precio subvencionado se redujo y derivó en una demanda de Tecpetrol contra el Estado y el freno de las inversiones de las demás compañías. Hoy ven con buenos ojos la nueva propuesta. “Hay una reactivación leve y esto es una señal positiva. Vaca Muerta hoy sigue siendo atractiva y es una oportunidad que no podemos dejar pasar. No hay mucho margen para hacer un desarrollo a escala, está en una ventana entre los 10 y los 20 años, pero hay consenso en que es clave que Argentina se convierta en exportador neto”, dice una fuente de la industria.

“Altísima calidad”

Las empresas reclaman “previsibilidad y reglas del juego estables y duraderas en el tiempo” para invertir, asegura otra fuente. “Vaca Muerta, desde el punto de vista geológico, tiene clase internacional, es de altísima calidad. El desafío es cómo extraer ese recurso de forma competitiva”, remarca. Los costos han ido en descenso, pero son aún muy superiores a los de otras operaciones de gas y petróleo no convencional, como la de Estados Unidos.

Ese costo, que obliga a subvencionar la producción, y la creciente conciencia medioambiental que presiona para una transición energética hacia las renovables alimentan las miradas críticas hacia Vaca Muerta. “Hace siete años que venimos subsidiando a Vaca Muerta (más de 10,000 millones de dólares hundidos en ese pozo) y ni siquiera empezó a repagarse”, advirtió ya en 2019 Ignacio Peña, consultor en energía y hermano del exjefe de Gabinete macrista Marcos Peña. “Si dedicamos nuestra energía a renovables vamos a tener un resultado mucho mejor”, apuntó.

“A veces escucho que en Vaca Muerta hay encerrados 20 PIB argentinos, ¿pero cómo los sacás? Esa confusión se usó adrede para promocionar, para sacar un discurso optimista. En esto no hubo grieta política, todos los gobiernos hicieron lo mismo”, dice Julián Rojo, director del departamento técnico del Instituto Argentino de la Energía General Mosconi. “Es importante no usar los dólares para importar gas, pero el problema es ¿a qué costo lo hacés? Porque si te sale 10.000 millones de dólares no ahorras tanto”, añade.

En sintonía con las denuncias de ONG ambientalistas como Greenpeace, Federico Ponce, exgerente general de la empresa de tratamiento de residuos Comarsa, denuncia que una de las formas de reducir costos en Vaca Muerta ha sido relajar las normas medioambientales, en especial “evitar el tratamiento de residuos peligrosos depositándolos sin tratamiento directamente en rellenos de seguridad.“ “Vaca Muerta es un espejismo. Estratégicamente quedó fuera de tiempo y lugar”, sentencia Ponce.

Estas voces, aún minoritarias, son desautorizadas por la industria y las autoridades argentinas, en busca de divisas. “Llegó la hora de empezar a poner en orden todo en medio de una crisis mundial que la pandemia ha generado”, sostuvo el presidente Fernández en Vaca Muerta. La empresa estatal YPF, líder en Argentina, ha subido siete equipos desde el anuncio, según el secretario Martínez, quien se muestra confiado en el éxito del programa de estímulos: “Si YPF invierte es probable que los demás jugadores también inviertan. YPF es el que marca el rumbo”.

 

Fuente: https://elpais.com/economia/2020-10-27/vaca-muerta-la-joya-petrolera-argentina-que-no-termina-de-despegar.html