Una frase que viene repitiendo el ministro de Energía de Chile, Juan Carlos Jobet, es que al 2050 el hidrógeno producido a través de fuentes de energías renovables (hidrógeno verde) será lo que es hoy el cobre para ese país: uno de sus principales activos de exportación.
Para eso la gestión de Sebastián Piñera está trabajando junto al sector privado, nucleado en la Asociación Chilena de Hidrógeno (H2 Chile). En septiembre la entidad cambió de autoridades. Ahora su Gerente General es la Ingeniera Civil Industrial María Paz de la Cruz.
En una entrevista para Energía Estratégica, la flamante dirigente habla sobre el desafío que se está planteando Chile sobre el hidrógeno verde como recurso estratégico en las próximas décadas y de cómo se está integrando a nivel regional y mundial para lograrlo.
¿Con qué expectativas llega a la Gerencia General de H2 Chile?
En lo personal, es un desafío que sigue completando mi vocación por el desarrollo y promoción de tecnologías limpias; esto luego de haber experimentado un giro en mi carrera profesional volcándome desde la utilización de combustibles fósiles hacia la promoción de energías renovables.
Desde el punto de vista de H2 Chile, lo más relevante es que me permite ser parte de una institución que promueve la colaboración y busca producir un cambio significativo en la manera en que la sociedad ve al hidrógeno.
Estoy feliz de tener la oportunidad de poder contribuir con mi experiencia al posicionamiento de Chile como un líder en la producción y utilización de hidrógeno verde y, sin duda, es uno de los desafíos más bonitos que me ha tocado vivir.
¿Cuáles son los próximos pasos que dará la entidad junto al Gobierno para el desarrollo del hidrógeno verde en Chile?
Naturalmente, el tema central de toda la conversación con el Gobierno y con el sistema político es la Estrategia Nacional del Hidrógeno; ahí está el corazón de nuestro interés puesto que la industria requiere ciertamente señales claras de que el Estado hará todo lo necesario por facilitar un ecosistema favorable a las inversiones, al desarrollo tecnológico, a la colaboración público-privada, al despliegue del I+D+i y a una larga cadena de valor que termine en un aumento de la demanda por hidrógeno verde y sus derivados en distintos sectores económicos.
Estamos potenciando los espacios de networking entre entidades públicas, privadas y académicas para mejorar el desarrollo de proyectos e ideas innovadoras en torno al H2 verde. Nos hemos propuesto incentivar que en la economía del hidrógeno participe la mayor cantidad de actores y no dejar espacios de rezago.
En este proceso es clave la capacitación de la fuerza de trabajo y, en cierto modo, de la ciudadanía para que ésta conozca las ventajas del uso del hidrógeno verde en el sector energético, industrial y de transporte.
Se entiende que el fin último del hidrógeno verde es la exportación… ¿Qué medidas se deben impulsar hasta 2021?
Para exportar primero tenemos que producir a volúmenes que sean comercialmente relevantes, eso es evidente. Como el mercado está creándose, necesitamos construir la infraestructura necesaria para la producción, transporte, almacenamiento, utilización local y exportación de hidrógeno verde. Como sociedad necesitamos trabajar cohesionados y comprometidos para lograrlo.
El construir una Economía del Hidrógeno en Chile no es un asunto de un año para otro, es más bien una política de Estado a largo plazo y requiere de perseverancia. Para ello, la Estrategia Nacional de Hidrógeno deberá ser capaz de crear las condiciones habilitantes para lograr todo aquello.
Australia ya ha enviado embarcaciones de hidrógeno a Japón. ¿En qué momentos cree que Chile podrá hacerlo con hidrógeno verde?
Hay que aclarar dos conceptos respecto a Australia. Kawasaki HI recién botó el primer barco que se está equipando para poder transportar hidrógeno criogénico y el proyecto está en etapa de terminación, por lo que no ha habido embarques todavía.
Es cierto que Australia cerró una interesante cooperación para la exportación de hidrógeno líquido a Japón, pero no se trata todavía de hidrógeno verde, sino que a lo sumo de hidrógeno azul, es decir, hidrógeno negro que se fabrica quemando turba, lo que genera una gran cantidad de CO2; ese CO2 se captura y se deposita en cavernas subterráneas.
Según el estudio reciente de McKinsey & Cia., comparativamente Australia cuenta con menores costos de transporte del hidrógeno por su cercanía a Japón, pero según sus pronósticos, Chile será más competitivo porque los menores costos de producción sobre compensan los mayores costos de transporte. La pregunta es finalmente a qué precio total se llega a los mercados asiáticos.
¿Hay una mirada de Chile para la integración regional en la producción de hidrógeno verde? Por caso, vemos que en Colombia hay intenciones de empezar a producir y en Argentina, si bien no hay una decisión política clara, hay experiencias industriales, como del GNC y GNL, que quizá podrían adaptarse…
Como H2 Chile nos hemos contactados con casi todas las asociaciones de hidrógeno regionales y también hemos firmado convenios con asociaciones en otros continentes.
Creemos en la cooperación para situar al hidrógeno verde como un vector energético fundamental en toda estrategia de descarbonización.
La semana pasada tuvimos una muy fructífera conversación con la Asociación Brasileña de Hidrógeno (ABH2) y durante esta semana firmaremos un acuerdo de cooperación con la Asociación Australiana de Hidrógeno (AHC).
Para llegar a aportar con el 21% de las reducciones de emisiones de GEI en Chile para el 2050 requeriremos de mucha cooperación.