El Instituto de Recursos Mundiales México (WRI México, por sus siglas en inglés), en conjunto con las organizaciones aliadas Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la Embajada Británica en México, la Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable en México (GIZ), la Iniciativa Climática de México (ICM), The Climate Reality Project América Latina, la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), hicieron pública este martes la Hoja de ruta para la adopción de un nuevo contrato social y modelo de desarrollo verdes en los planes de recuperación de México y América Latina tras la pandemia de COVID-19 de la iniciativa Revolución Sostenible.
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La Hoja de ruta recoge 52 líneas de solución basadas en evidencia, datos y experiencias provenientes de expertos, ONG locales e internacionales, autoridades gubernamentales de los tres niveles de gobierno de México y América Latina, el sector empresarial, el sector financiero, la sociedad civil organizada, los jóvenes y agencias de cooperación internacionales, las cuales se busca que sean integradas a los planes de recuperación postpandémicos de México y la región, y que permitan no sólo atender las crisis desatadas por la pandemia de COVID-19, sino que también conduzcan a la transición hacia sociedades más resilientes a desastres y enfermedades, más justas y equitativas y cuidadosas del medio ambiente.
Adriana Lobo, directora ejecutiva de WRI México, inició la presentación del documento, y explicó que atravesamos la peor crisis económica y humanitaria en 100 años, por lo que es crucial una respuesta conjunta.
“Es indispensable que busquemos soluciones que atiendan de manera simultánea los desafíos a los que nos enfrentamos como humanidad, bajo el entendimiento que estas crisis están interconectadas, y que todas ellas afectan de manera desproporcionada a los más pobres y a los más vulnerables”, dijo.
Lobo añadió que la coalición de 10 organizaciones que encabezan la iniciativa están convencidas creemos que a través de políticas e inversiones inteligentes, respaldadas e impulsadas por un liderazgo audaz, las naciones del mundo pueden, en el corto plazo, reconstruirse de mejor manera, y, en el lago plazo, reactivar y reconfigurar sus economías para que sean más fuertes, resilientes, justas, seguras y sostenibles.
Joseluis Samaniego Leyva, director de la División de Desarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos de la CEPAL, dijo que si bien muchos de los problemas de América Latina y el Caribe no iniciaron con la pandemia de COVID-19, el nuevo coronavirus hizo evidente la importancia de la inversión en bienes públicos para la región y la necesidad de revisar el modelo de desarrollo imperante. En este sentido, afirmó que para resolver las brechas sociales, ambientales y económicas no cabe cualquier política pública ni cualquier inversión, sino que se debe ser selectivo.
“La Revolución Sostenible tiene que ser ambiciosa, y va más allá del lema #BuildBackBetter, acá proponemos una transformación. El documento que tienen en la mano es el primer paso para un futuro mejor, es un documento que exhorta a darle su lugar a la ciencia, a apostar por ciertos sectores, entre otras cosas”, dijo.
Dominic Curran, jefe de Finanzas Climáticas Internacionales de la Embajada Británica en México, afirmó que, como anfitrión de la cumbre climática COP26, para Reino Unido la noción de reconstruirse y reinventarse es una guía, y resaltó tres aportaciones de la Hoja de ruta de Revolución Sostenible.
La primera, explicó, es la identificación del papel de cada actor y sector de la sociedad en la recuperación postpandémica.
“Segundo, que no se pueden separar las dimensiones del medio ambiente de la igualdad y la inclusión y de la recuperación económica, esto es el hilo conductor de la RS, y es un principio imprescindible. Y tercero, que las recomendaciones de la hoja de ruta no son sueños, es un plan práctico y que se puede implementar desde hoy”, dijo.
Natalia Lever, directora regional para México y Latinoamérica en The Climate Reality Project resaltó la participación de la sociedad en la implementación de las soluciones esbozadas en el documento.
“Es suficiente con que el 3% de una población tome postura para garantizar un cambio, lo que se conoce como un movimiento de masas, es necesario que sólo una porción tome acciones articuladas”, dijo.
Por su parte, Jorge Rickards, director Ejecutivo de WWF México recordó que la pandemia es una consecuencia directa de la degradación ambiental, y llamó a repensar el concepto de salud global.
“(Hay que pensar) en la conexión entre la salud humana, la salud de los ecosistemas y de las economías, y creo que (la Hoja de ruta) de Revolución Sostenible es un primer paso que nos lleva hacia allá”, dijo, y llamó a fortalecer también los mecanismos de gobernanza de los sistemas ambientales.
La iniciativa Revolución Sostenible: diálogos para la recuperación, la resiliencia y la equidad inició el 9 de junio con el lanzamiento de una serie de diálogos multisectoriales que tuvieron lugar durante siete semanas y en los que se identificaron las líneas de solución rescatadas en la Hoja de ruta. La oferta digital se conformó de 30 sesiones repartidas entre 8 paneles de alto nivel, 14 conversatorios y 8 sesiones aliadas, y contó con la participación de casi 200 panelistas.
Revolución Sostenible se dividió en 5 grandes ejes temáticos: Ciudades, Movilidad, Bosques, Energía y Financiamiento, y en tres ejes transversales: el rol de los gobiernos subnacionales, el sector empresarial, y la calidad del aire. El documento también recopila una docena de propuestas de jóvenes de preparatoria y secundaria que participaron en las sesiones aliadas de la iniciativa.
Las líneas de solución
Pablo Lazo, director de desarrollo urbano y accesibilidad de WRI México, presentó las líneas de solución correspondientes al apartado de Ciudades, el cual plantea la transición hacia un nuevo modelo de desarrollo urbano para tener ciudades más equitativas y resilientes a las crisis económica, climática y de salud globales.
Entre otras soluciones, el documento menciona la reducción de las brechas de inequidad en el acceso de las personas a los bienes, servicios y oportunidades de las ciudades y la relocalización de las estrategias de recuperación a la escala de barrio.
Dennis Quennet, director de los Programas de Ciudades, Transporte e Industria Sustentable de GIZ México, presentó las líneas de solución del apartado de Movilidad, el cual expone el papel del sector como medio para proteger la vida y lograr la equidad y justicia social.
“No puede haber una recuperación sostenible sin un cambio en la forma en que nos movemos, la movilidad también es un reto de justicia social y se puede organizar de otra manera”, dijo.
Quennet señaló que la reorganización de la movilidad está estrechamente ligada con el desarrollo urbano, el cual debe ser organizado y con visión a largo plazo, y destacó que entre las líneas de solución sobre este tema el documento cubre la movilidad de personas y mercancías, la reducción de emisiones para la mejora de la calidad del aire, y la incorporación a los planes de las personas más vulnerables y las que tienen que hacer trabajos de cuidado y los trabajos esenciales.
Teresa Tattersfield, gerente del programa de bosques de WRI México, abordó las líneas de solución del apartado de Bosques del documento, y resaltó que la particularidad y gran aporte de esa sección es que rescata las soluciones planteadas por las mismas comunidades forestales.
Entre las soluciones planteadas por la Hoja de ruta para Bosques destacan potenciar el capital humano comunitario y detonar el desarrollo agrícola y silvícola mediante la educación y capacitaciones técnicas, con un enfoque en la conservación de los recursos naturales, y reconocer a la actividad forestal como prioritaria para incluirla en los planes de reactivación económica y de respuesta a la pandemia.
Adrián Fernández, director Ejecutivo de la ICM, expuso las líneas de solución del apartado de Energía, el cual aborda el desafío de impulsar un sistema energético eficiente y justo.
Fernández destacó que el sector energía es uno de los que ofrece mayores oportunidades, pues puede ayudar a incentivar la economía a la vez que aborda problemas ambientales y climáticos.
Roberto Manrique, representante en México del BID, habló de las líneas de solución del apartado de Financiamiento, el cual habla del rol facilitador del sector para lograr una recuperación equitativa y alineada con las metas climáticas nacionales.
Manrique habló de las oportunidades que tienen por delante y del rol de la banca multilateral para lograr una recuperación sostenible, y añadió que dicha recuperación debe ser también socialmente inclusiva, que genere mayor bienestar y más y mejores empleos. Dijo que en el caso concreto del BID, todo lo que harán en el futuro estará guiado por los compromisos que han adoptado en términos ambientales y climáticos.