La semana pasada Chile fue noticia mundial a causa del último reporte del “Renewable Energy Country Attractiveness Index” (RECAI), elaborado EY (Ernst & Young). Es que el país fue calificado como el número 11 entre los más atractivos para generar inversiones en energías renovables.
El ranking observa a 40 países y, para nominarlos, la consultora EY analiza variables del tipo macroeconómica, la prioridad que tienen estas fuentes dentro del mercado energético y la facilidad de financiación de proyectos.
Para Carlos Finat, director ejecutivo de la Asociación Chilena de Energías Renovables y Almacenamiento ACERA, el onceavo puesto “es un lugar muy meritorio” debido al tamaño del mercado chileno, que comparativamente con los otros del ranking es bastante pequeño.
En diálogo con el programa radial Estación Central, el dirigente destacó que Chile debe “cuidar” esta calificación preservando el ambiente de inversiones, las reglas de juego y el compromiso de las autoridades para el desarrollo de estas fuentes de energía limpia.
Pero, en ese marco, Finat consideró que un desacierto de la política chilena, en este caso del Congreso de la Nación, es el avance del proyecto de Ley que obliga el retiro de las centrales a carbón para finales del 2025. Calificó esa medida como “una señal de preocupación”.
El proyecto de Ley, que obtuvo amplia adhesión en la Cámara de Diputados y espera la media sanción, anticipa al programa de Gobierno que fijó una salida para estas plantas antes del año 2040. Para el director ejecutivo de ACERA, el problema de este adelanto es que no contempla un respaldo técnico que asegure su éxito.
Explicó que “el sistema eléctrico, sin las plantas a carbón al año 2025, vaya a poder operar y entregar energía a un precio competitivo y de forma segura y permanente a la ciudadanía”.
En su línea argumentativa, Finat indicó que probablemente al año 2025 el 50% del aporte energético total en Chile sea con energías renovables no convencionales, y que esa potencia requerirá de tecnologías que le den estabilidad al sistema a precios bajos, como hoy lo hacen las centrales a carbón.
No obstante a ello, el representante chileno del gremio de las renovables dejó en claro que él cree en que la salida de estas fuentes contaminantes deberá ser antes del 2040, como lo considera el Gobierno. Pero se opone a la rigidez del proyecto de Ley sin estudios rigurosos que den respuestas a interrogantes de confiabilidad y precios del sistema.
“Ahí hay que ser más prudentes y determinar efectivamente que eso (el retiro de plantas a carbón) se puede hacer en el año 2025, 2026 o 2027, o el año que sea, de acuerdo a lo que los estudios técnicos digan”, concluyó Finat.
Hidrógeno verde, la mayor oportunidad
Por otra parte, el director ejecutivo de ACERA hablo de la importancia de que los últimos gobiernos hayan tomado políticas complementarias hacia la transición energética y, en ese sentido, de cómo se está encarando la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde.
“En términos de una política energética, (el hidrógeno verde) es probablemente la mayor oportunidad industrial que ha tenido Chile durante el presente siglo, tal vez comparable solamente a lo que fue en su momento el boom del salitre”, resaltó Finat.
Observó que los sucesivos Gobiernos deberán reafirmar año tras año esta política de Estado porque si bien recién en 2025 se estarían poniendo en marcha las primeras pruebas piloto de proyectos de hidrógeno a partir de renovables, en una etapa avanzando esta actividad “podría demandar energía eléctrica por 2,5 veces todo el consumo actual de Chile” sólo para producir este fluido a base de agua.