TCI GECOMP, empresa creada en España y dedicada al diseño y construcción de plantas de energías renovables en varios países de Europa y América Latina, realizará una importante inversión en el sector de las energías limpias en Chile. 

Mario Gómez, quien es CEO de la entidad, además de Director de H2 Chile, la Asociación Chilena del Hidrógeno y miembro de la Asociación Española del Hidrógeno, brindó información sobre el rol del hidrógeno en dicho país, los proyectos a futuro y la fuerte apuesta que plantea TCI GECOMP. 

¿Cuál es el rol del hidrógeno en Chile?

Hay un tremendo interés en la economía del hidrógeno, soportado por varios factores que confluyen en un clima de optimismo y esperanza para convertir al país en líder mundial en la producción de hidrógeno verde. 

El principal factor es el trabajo de personas que llevan años apostando por esta tecnología. La Asociación Chilena del Hidrógeno, H2 Chile, a la cabeza, junto al Club de Innovación y el apoyo decidido del Gobierno, por convertir el hidrógeno en el nuevo cobre del país. 

Ello transforma a Chile en caso de estudio y ejemplo para muchos países que quieran aprovechar el nuevo modelo energético basado en el hidrógeno.

En el país hay proyectos de diferente rol, desde la producción de hidrógeno para fertilizantes, movilidad, explosivos, amoniaco, como combustible en diferentes procesos térmicos y químicos hasta la utilización del hidrógeno verde para almacenamiento de energía eléctrica.

¿Qué proyectos tienen en carpeta o en desarrollo desde TCI?

Queremos implantarnos como una de las mayores empresas de desarrollo y generación de hidrógeno verde en el mundo, intentado estar en toda la cadena de valor. Como ingeniería y consultoría tenemos contratados proyectos en Europa, África, Latinoamérica y abriendo el mercado en Japón. 

En España promovemos diez proyectos de generación de hidrógeno verde para movilidad mediante energías renovables, uno para fabricación de amoniaco. 

En Argentina estamos estudiando las posibilidades de la Patagonia y su potencial eólico para la obtención de hidrógeno. Y como consultoría nos encontramos en el diseño de la estrategia de hidrógeno verde para la compañía uruguaya-argentina Buquebus.

En Chile, por su parte, existe un proyecto de investigación, financiado por la Unión Europea, para el uso de electrolizadores con desalación de agua directa. 

Es un emprendimiento de generación de energía renovable e hidrógeno para la movilidad de cargas pesadas. Mientras que como consultoría contamos con tres proyectos de generación de hidrógeno asociadas a plantas fotovoltaicas menores de 3 MW para diferentes usos.

¿Cuál es su proyecto más ambicioso en este momento?

En Antofagasta, zona norte de Chile, desarrollamos un proyecto ambicioso de generación de hidrógeno verde llamado HOASIS. Se enmarca dentro de las necesidades futuras de consumo de hidrógeno verde para la zona donde se ubica, insertando un nuevo concepto de economía circular y creación de sinergias laterales.

HOASIS proyecta la mayor planta fotovoltaica del mundo en el lugar de mayor radiación solar del planeta, con una potencia instalada de 3 GW, asociada a una instalación de electrolizadores de 2,1 GW capaces de producir 102.000 toneladas de hidrógeno al año para dar servicio a los diferentes clientes de la región.

HOASIS podría suministrar el 100% del consumo de hidrógeno de la minería de Antofagasta en su proceso de descarbonización, estimado en más de 50.000 toneladas de H2 al año solo en el consumo de los grandes camiones CAEX. 

También tiene capacidad para la producción de 250.000 t/año de amoniaco mediante la instalación de una planta industrial y 440.000 t/año de Urea, que podría abastecer el 82% del consumo de Chile de este producto, actualmente 100% importado.

Proyecto HOASIS

Proyecto HOASIS – TCI prepara una de las mayores inversiones en las energías renovables

Otros clientes serían las hidrogeneras destinadas a la movilidad de cargas pesadas y de pasajeros, las industrias cementeras y químicas de la zona, además de tener capacidad para inyectar un porcentaje de H2 en las redes de gas existentes en la zona.

Pero HOASIS es mucho más. Para acelerar la confluencia con los precios competitivos, el proyecto propone crear una industria paralela que reciba servicios de la actividad principal, que en otros proyectos serían desechados. 

Hablamos del oxígeno, calor y energía eléctrica residual. Con estos ingredientes TCI diseñó un complejo sistema de Simbiosis Industrial, en el que se incluye la construcción de piscifactorías integradas en el sistema de Acuaponía asociadas a la creación de un área de cultivo en invernadero de 2.000 hectáreas. 

Siguiendo la traza de los productos, se creará una industria de manipulado y conservación de productos de invernadero y una planta de reciclaje de residuos agrícolas para generar energía eléctrica y calorífica además de compostaje para utilizar en otra área de cultivo de pistacho.

Este proyecto nació para demostrar que las previsiones de bajada de precios del hidrógeno estaban erradas y que, al igual que sucedió con las energías renovables, la exponencialidad del avance tecnológico y de la escalada industrial hará posible una economía basada en el hidrógeno varias décadas antes de lo previsto, hace tan solo unos meses.

¿Se puede pensar en una industria del hidrógeno para comercio internacional hacia 2030?

Ese objetivo puede llegar mucho antes, nos lo dice la evolución de los índices de precios objetivos del hidrógeno verde, que en tan solo doce meses han recortado su objetivo para el 2050 en quince años.

La industria marítima incluso o de transporte aéreo ya tienen proyectos de uso del hidrógeno en sustitución de los combustibles fósiles.

Chile tiene una previsión de negocio en hidrógeno de cinco billones de dólares para el 2025. Y para el 2030 ya tener una cifra de negocio en exportación de hidrógeno de dos billones y medio de dólares.

Por ejemplo, con la capacidad de producción de amoníaco de HOASIS a precios proyectados en su puesta en marcha, supondría un valor de exportación de unos cien millones de dólares anuales derivados del hidrógeno. 

A esto, por el valor añadido del proyecto, hay que considerar una producción agrícola de aproximadamente sesenta millones de dólares anuales más la producción de salmón por determinar.