El Gobierno de México publicó el Programa para el Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (PRODESEN) 2020-2034, que detalla la planificación anual y con un horizonte a quince años, alineado a la política energética en materia de electricidad.

En el mismo no se observa que estén contempladas nuevas licitaciones de energías renovables, pero sí ratifica el ingreso de generación limpia. 

Esto se debe a que se buscará cumplir con la meta establecida del 35% de participación mínima de energías limpias en la generación de energía eléctrica para el 2024, con metas intermedias para el 2018 de 25%, y para el 2021 de 30%.

Incluso a lo largo del documento se hace la separación de energías limpias renovables y limpias no renovables, como en el caso del cuadro que detalla la capacidad instalada de la CFE y del resto de los permisionarios a octubre de 2020, donde también se incluyen centrales en pruebas, dentro del Mercado Eléctrico Mayorista.

Ahora bien. ¿A qué se considera energía limpia? El PRODESEN las define como “aquellas fuentes y procesos de generación de electricidad cuyas emisiones o residuos, cuando los haya, no rebasen los umbrales establecidos en las disposiciones reglamentarias que para tal efecto se expidan”. Es decir, se basará en una tasa de emisiones no mayor a 100 kg/MWh.

Y ante lo mencionado previamente se plantean nuevos interrogantes: ¿De dónde vendrá nueva energía? ¿Qué tecnologías se utilizarán? Todo indica que apunta a la repotenciación de hidroeléctricas, gas flexible y energía nuclear.

“Para la integración de Centrales Eléctricas con Energía Limpia, se están estudiando el potencial en unidades hidroeléctricas con capacidad menor o igual a 30 MW, las cuales pueden ser clasificadas como de “filo de agua” o de poca superficie”, afirma el archivo.

Y no se considera, por ejemplo, los sistemas fotovoltaicos ya que pone el foco en las restricciones que existen en las regiones para su aprovechamiento, y hace la comparativa entre la “vida útil” una central fotovoltaica (20 a 25 años) y de las centrales hidroeléctricas y nucleares (hasta 80 o 100).

“Para el periodo 2020-2024, sólo se consideran los proyectos firmes con contrato de interconexión y los considerados estratégicos de infraestructura, necesarios para cumplir con la política energética nacional del Plan Nacional de Desarrollo”, menciona el PRODESEN.

Producción de energía eléctrica estimada en el PRODESEN por la generación distribuida fotovoltaica de 2020 a 2034

Como consecuencia, el punto de oportunidad de nuevos emprendimientos renovables estaría en generación distribuida, hasta que las redes y la distribuidora lo permitan, y en aquellos proyectos que aún restan instalar, mérito de las primeras tres licitaciones, si es que se permite que los parques se conecten.

“Del periodo noviembre 2020 a diciembre 2024 se estima una incorporación de capacidad a instalar de 13,677 MW en la Red Nacional de Transmisión, si se incluye la GD-FV se estiman 16,697 MW (escenario acelerado). Donde el 56.3% corresponde a Energías Limpias sin contabilizar la GD-FV”, detalla.

Mientras que para el periodo 2025 a 2034 se prevé instalar 29,889 MW en la RNT, pero si se incluye la GD-FV se estiman 38,292 MW.

En este caso el 77.1% corresponderá a Energías Limpias sin contabilizar la GD-FV. Y   si se toma en cuenta el estimado del escenario de mayor crecimiento de la generación distribuida fotovoltaica, el porcentaje aumentaría a 82.1%.