Belén Ennis: El 2020 fue un año inédito. Todavía estamos atravesados por el impacto de la pandemia y se estima que los impactos económicos continuarán durante el 2021. Lo importante es centrarse en la cuestión energética nacional, que facilite el desarrollo y que sea un puntapié de la recuperación económica. Necesitamos energía en función del desarrollo del país, y nada mejor que tener tarifas justas, razonables y asequibles, que sean pagables para la ciudadanía, la industria, que nadie se tenga que endeudar para pagar una tarifa de luz. Esto es fundamental para que la economía se dinamice. Necesitamos energía para poder vivir mejor como sociedad, pero también para que el aparato se desarrolle y crezca, y en ese sentido el rol de YPF es fundamental.
P.: ¿Y cuál debería ser ese rol?
B.E.: Una YPF repotenciada desde la producción, con miras a las necesidades energéticas del país. Debe ser una YPF decidida, que busque el establecimiento de alianzas que la ayuden a superar la pesada herencia que trae del macrismo, y retome las alianzas estratégicas que ha sabido tener como por ejemplo con Chevron o Petronas en 2013 o 2014, donde no se requieren grandes inversiones, sino que aporta el personal, el know-how y el conocimiento. YPF puede llegar a acuerdos muy importantes, y el rol que tenga en términos productivos será fundamental para la producción de petróleo y gas. Las provincias fueron muy golpeadas con la política hidrocarburífera de Macri, se descuidó a las cuencas, y los aportes que debieron hacer. Cuando YPF levante, van a levantar las provincias. YPF debe recuperar las inversiones más allá de Vaca Muerta. YPF debe tener un perfil productivista.
P.: ¿Vaca Muerta es la salvación?
B.E.: En el Observatorio no creemos que sea la salvación, no la concebimos de esa manera. Sabemos que tiene un potencial enorme, que es única, pero no creemos que debe ser una nueva pampa húmeda, con una mirada netamente exportadora. Es importante apuntalar las exportaciones de shale oil para generar divisas y nuevas inversiones, pero en el caso del shale gas, es una pieza fundamental de la industrialización, la petroquímica, y de la mejora de la calidad de vida de los argentinos. Durante el gobierno de Macri la producción no se correspondió con el consumo de los hogares e industrias, que cada vez accedían menos al recurso. En este sentido, el rol de Vaca Muerta debe estar alineado al interés energético de los argentinos.
P.: Pero la exportación es indispensable…
B.E.: Lo ideal es orientarlas. Se puede energizar el Mercosur. Si hay que exportar ese gas, que primero vaya al Mercosur, igualmente antes hay que cubrir la demanda insatisfecha de los argentinos y gasificar completamente el país. Adoptar una política hidrocarburífera distinta a la de Macri, que fue con una producción sesgada en Vaca Muerta, lo mejor es que todas las áreas se desarrollen de una manera federal y equitativa.
P.: ¿Cómo se pueden atraer más inversiones?
B.E.: El boom de inversiones en Vaca Muerta no existió con Macri porque no pudo superar el nivel de inversiones hecho con Cristina de Kirchner. La mejor forma de incentivar las inversiones es que la Argentina encare un proyecto de industrialización y expansión, de alto consumo doméstico, generando estabilidad en la macroeconomía. La mejor fórmula para garantizar inversiones es tener una Argentina que se esté expandiendo, tanto en producción como en términos de consumo y mercado interno.
P.: ¿Por qué es necesaria una revisión de tarifas de luz y gas?
B.E.: Con el Decreto 1020 se inicia una etapa en la Argentina donde las tarifas van a ser delineadas bajo criterios de justicia, razonabilidad y asequibilidad, y no bajo los criterios del mercantilismo como hizo Mauricio Macri. Por eso es necesaria una revisión de las tarifas. Hasta el día de hoy los argentinos no sabemos lo que pagamos de tarifas. Las inversiones que las empresas aparentemente iban a hacer con el tarifazo, que nos venía a salvar de la supuesta crisis energética que se vivió con el kirchnerismo, todavía no aparecieron. Del resultado de las auditorías aguardamos que se llegue un nuevo proceso de revisión de tarifas.
P.: ¿En qué perjudicó la política tarifaria del gobierno anterior?
B.E.: El escenario que dejó Macri fue de exorbitantes ganancias para las empresas, libre giro de utilidades, una desregulación completa por parte de los entes reguladores Enargas y ENRE. Fue un combo, que sumado a un tarifazo sin precedentes en la historia nacional, hizo que la salud del aparato productivo y la salud energética de las familias cayera pique, se destruyera, se devastara. La renegociación de las tarifas está pensada en función de eso, con un criterio de justicia, razonabilidad y asequibilidad, entendiendo que el acceso a la energía da cumplimiento a un derecho humano fundamental, y que las empresas debe desarrollar las inversiones que no se hicieron durante el gobierno de Macri, y que no sólo sean ellas las que ganan, sino que ganemos todos con las tarifas. No decimos que no ganen dinero, sino que lo hagan dentro de la ley.
P.: ¿Y cómo debería hacerse?
B.E.: A través del Decreto 1020 se abre una proceso de revisión tarifaria, que echa por tierra los cuadros tarifarios de Macri, que no fueron justos, razonable, asequibles, ni transparentes, y va a haber una extensión de congelamiento de tarifas hasta marzo, un régimen tarifario de transición, como una solución de coyuntura, y desde diciembre a dos años más se renegocia con las empresas. El nuevo proceso deberá estar atado a los marcos regulatorios. Como dijo la Vicepresidenta hay que reconstruir una Argentina que viene de una pandemia sin virus, y hay que empezar a organizar la vida de los argentinos, dar cierta previsibilidad, de eso se trata la política.
P.: Pero sin otro tarizafo…
B.E.: El tarifazo macrista vino a desorganizar la vida de los argentinos y a subsumirlos en la pobreza energética, como nunca antes en la historia. Desde ese momento, si se lo piensa, lo que pasó es que el grueso de los argentinos tuvo que empezar a debatirse entre comer y pagar las tarifas. En el caso de los jubilados, entre comer, pagar las tarifas y comprar medicamentos. El saldo fue millones de argentinos empobrecidos energéticamente, de familias y jubilados endeudados para pagar tarifas, esa es la herencia tarifaria, y lógicamente hay que revisarla. El costo de las tarifas con Macri, la carga que representó para los hogares, los comercios y las industrias, no se corresponde con un modelo de país sustentable, en vías de desarrollo. Todo país que pretende desarrollarse tiene que tener une energía barata, subsidiada, al alcance del desarrollo humano, económico y productivo. No hay ningún país del mundo que se haya desarrollado sin un acceso cabal a la energía.