El escenario actual exige a las empresas un mayor compromiso con los objetivos globales de mitigación de gases de efecto invernadero. Además de alternativas como la eficiencia energética, las renovables adquieren un papel central como respuesta para reducir la huella de carbono y los costos eléctricos a largo plazo.

La ecuación resultaría para empresas de gran porte. No obstante, no se registra un interés de crecimiento acelerado sino hasta después del 2030. ¿Qué hacer en el interín?

Para referentes de CAMEXA, las transnacionales deberían asumir compromisos que puedan ir cumpliendo progresivamente o merecer penalidades por parte del Gobierno o el mismo mercado. Pero advierten también que de no existir leyes que lo exijan y actores que controlen su cumplimiento, difícilmente se pueda conseguir.

“Por un lado hay que subir la presión, porque lo tenemos que hacer. Pero, por otro lado, hay que ayudar a aplacar la presión dando herramientas para que muchas empresas puedan dar el primer paso que es siempre el más difícil”, señaló Andreas Müller, director adjunto de CAMEXA.

Durante un webinar organizado por CAMEXA, el moderador Emmanuel Winkler consultó al experto sobre los retos adicionales vinculados a sostenibilidad y la industria 4.0.

“El reto más grande que estamos enfrentando es la discusión de hacer una ley de cumplimiento general de los derechos humanos dentro de la cual se contemple la sustentabilidad ya que atraviesa temas sociales, ambientales y económicos”, respondió Andreas Müller.

Para el referente de CAMEXA no debe tratarse de una ambición que vayamos a buscar, debería ser una obligación qué asumir y tomarla en serio o acatar penalidades.

“Para las empresas transnacionales se tiene que mitigar cualquier riesgo de incumplimiento que se pudiera presentar”.

“Si existe una ley así hay que lograr un control fuertísimo dentro de las cadenas de valor, que obviamente se puede hacer no solo desde la legislación sino con contratos y selecciones de empresas específicas en el mercado privado”, consideró Müller.

Un ejemplo de ello sería la marca AUDI que hizo público que todas las empresas interesadas en hacer negocios con ellos deberán cumplir con metas de sustentabilidad para ser elegibles como sus proveedores. Un buen ejemplo de «presión» dentro del mismo mercado.

Pero el referente empresario recordó que “esas no son las únicas formas. No es sólo por presión o amarrar legalmente a las empresas. Hay que facilitarles las herramientas a las empresas para que las tengan a mano con propuestas que no puedan rechazar”.

Por eso, concluyó: “desde CAMEXA nos pusimos como meta brindar nuevas herramientas en todo lo relacionado a sostenibilidad”.