Los asesores incluirían funcionarios de la ONU, organizaciones no gubernamentales, inversores privados e incluso agencias de calificación con experiencia en la obtención de inversiones, incluidas subvenciones, préstamos con intereses bajos o sin intereses y alivio de la deuda condicional, dice el documento.

La iniciativa refleja un creciente reconocimiento de que la agitación económica provocada por la pandemia de COVID-19 ha exacerbado las restricciones presupuestarias y los desafíos de la deuda que obstaculizan la capacidad de algunos países para hacer la transición a la energía limpia, proteger la vida silvestre o realizar cambios de infraestructura para prepararse para los impactos climáticos.

«A diferencia de otras iniciativas que se enfocan en un proyecto a la vez, esta se enfocará en cambiar sistemáticamente economías enteras», dijo una fuente familiarizada con la iniciativa, agregando que la plataforma apunta a un enfoque más holístico de «la triple crisis de deuda, cambio climático y pérdida de biodiversidad».

En una entrevista en febrero, el presidente del Banco Mundial, David Malpass, planteó la posibilidad de vincular el alivio de la deuda con inversiones para combatir el cambio climático y reducir las emisiones de combustibles fósiles, pero no entregó mayores detalles.

Las discusiones de las instituciones hacia ese objetivo se detallan en un documento del Banco Mundial sobre la deuda publicado el lunes en el sitio web del organismo para sus reuniones anuales de primavera boreal.

El documento dice que están desarrollando un «marco organizativo» para conectar el alivio de la deuda con los planes de los países para invertir en «desarrollo verde, resiliente e inclusivo», o GRID por su acrónimo en inglés.

«Para los países que están cerca de sus límites de deuda, el financiamiento de GRID requerirá suficientes subvenciones y préstamos en condiciones favorables que podrían aumentarse mediante un alivio de la deuda condicional o un nuevo perfil», dijo el documento conjunto.

El Banco Mundial estima que más de 30 de los países más pobres del mundo tienen un alto riesgo de sobreendeudamiento. Tres de ellos, Chad, Etiopía y Zambia, han solicitado la reestructuración de sus deudas bajo un marco común acordado el año pasado por China, el mayor acreedor bilateral del mundo, y otras economías importantes del G-20 con el Club de París de acreedores oficiales.

El mes pasado, un grupo técnico independiente comenzó a trabajar en la nueva Plataforma Deuda/Clima/Naturaleza. Permitirá que los expertos de los sectores público y privado brinden asistencia técnica y datos a los países sobre posibles inversiones y los ayudarán a encontrar financiamiento público y privado, según el documento.

Una segunda fuente dijo que la planificación aún se encontraba en las primeras etapas, pero que el objetivo era lanzar la plataforma a fines de 2021, con una secretaría organizada en el Banco Mundial.