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“Las energías renovables no convencionales representarán el 40% de la matriz al 2030”. Con esta frase, el Ministro de Energía, Juan Carlos Jobet, anunció que en las próximas semanas presentarán un proyecto de Ley que contenga esta meta, duplicando la obligación actual fijada en 20% a finales de esta década.
Cabe destacar que, de acuerdo a un relevamiento de la Comisión Nacional de Energía (CNE), al mes de mayo de este año las renovables no convencionales representan un 27,8% de la matriz eléctrica chilena, alcanzando los 7.173 MW en operación. Y para este año se esperan que ingresen cerca de 6.000 MW más de estas fuentes de energía.
Jobet anticipó además que se apuntará a alcanzar un 100% de energías limpias al 2050. “Dejamos atrás la era del carbón y entramos de lleno a la era de las energías limpias y así avanzar hacia la carbono neutralidad al 2050”, enfatizó.
Asimismo, el ministro adelantó que el proyecto de Ley también buscará incentivar el desarrollo del hidrógeno verde y el avance de la electromovilidad.
Para conocer las expectativas de estos anuncios sobre el sector de las renovables en Chile, Energía Estratégica dialogó con Carlos Finat, director ejecutivo de la Asociación Chilena de Energías Renovables y Almacenamiento (ACERA AG).
El Gobierno apunta a cambiar la meta de renovables no convencionales: 40% al 2030. ¿Cuál es su impresión sobre ese objetivo?
Como gremio nos parece muy positivo que el país se imponga una nueva meta para la penetración de las ERNC en la generación eléctrica.
¿Es una meta ambiciosa?
Dada la velocidad en que está avanzado la inclusión de las estas tecnologías, pensamos que un 40% al año 2030 es conservador y nos gustaría una meta más exigente, pero claramente alcanzable, del 60%.
Carlos Finat, director ejecutivo de ACERA AG
¿Cree que la ley debería anticipar el cierre definitivo de las centrales a carbón establecidas para el 2040, quizá para el 2030?
Pensamos que el proceso de cierre se va a efectuar por efecto de los acuerdos existentes entre el gobierno y las empresas propietarias de esas centrales y que, en la práctica, eso va a ocurrir bastante antes de la fecha límite de 2040 que se definió en dichos acuerdos.
También pensamos que el año 2030 es una fecha factible, aunque se debe tener muy claro que el retiro de las centrales a carbón no solamente pasa por la desconexión de estas centrales, sino que el sistema eléctrico debe contar con todos los recursos necesarios para reemplazarlas y que, para ello, se requiere la normativa necesaria y que se acelere la expansión del sistema de transmisión.
Sin esto último, aunque exista la capacidad de generación suficiente, si su energía no puede ser inyectada, las inversiones en generación resultarían inútiles.
Se adelantó que el proyecto de Ley también buscará incentivar el desarrollo del hidrógeno verde y el avance de la electromovilidad. A grosso modo, ¿qué aspectos cree que debería contemplar la iniciativa legar respecto a ambas actividades?
Se debe resolver cuál es la forma más eficiente económicamente para que las unidades de producción de hidrógeno reciban el suministro eléctrico necesario para poder operar.
La normativa actual, por ejemplo, le impondría a ese suministro algunos costos que harían inviable económicamente la producción de hidrógeno verde competitivo en el mercado nacional.
Como una posible solución a este problema, se podría evaluar la opción de permitir la interconexión de centrales generadoras energías renovables no convencionales y las unidades productoras de H2 mediante sistemas de transmisión especiales, que no exijan o dependan de los sistemas de transmisión que suministran a los demás consumidores.