La Dra. Mirta Gariglio, Directora Ejecutiva del Centro de Estudios de la Actividad Regulatoria Argentina y Andrea Heins, Presidente del Comité Argentino del Consejo Mundial de Energía, hablan del Hidrógeno e impulsan desde la Plataforma H2 Argentina, —una coalición de instituciones académicas especializadas en energía integrada por Globe Legislators, CACME (Comité Argentino del Consejo Mundial de la Energía), CEARE (Centro de Estudios de la Actividad Regulatoria Energética – UBA), AAEE (Asociación Argentina de Energía Eólica) y la UTN Buenos Aires— una propuesta normativa que instala el debate en torno a un régimen de promoción del hidrógeno como fuente energética para contribuir a la descarbonización de la Matriz energética.
¿Qué es el hidrógeno y qué significan sus colores?
Andrea Heins: El hidrógeno (H2) es utilizado desde hace muchísimos años en las industrias petroquímica y de refinación, pero a partir del gas natural y es lo que se conoce como “hidrógeno gris” porque durante su proceso de producción se generan gases de efecto invernadero y justamente por el uso de combustibles fósiles como materia prima.
Desde hace varios años se viene trabajando en H2 denominado verde, sin emisiones, porque se produce a partir de energías renovables, es decir que la producción de energía eléctrica para el proceso electrolítico por el que se separar el hidrógeno contenido en el agua es de fuente renovables: energía solar o eólica.
Al H2 se le pueden dar los distintos usos que ya se conocen, además de un número importante de otros usos que comienzan a darle importancia al H2. No solamente por el el consumo de hoy, sino que podría satisfacer algunos otras necesidades energéticas como el transporte o algunos otras aplicaciones industriales, sobre todo en aquellos procesos mediante altas temperaturas que no se pueden reemplazar por energía eléctrica a partir de fuentes renovables.
Por eso la importancia del H2 a partir de fuentes renovables. El H2 viene a complementar a aquellos usos donde las renovables no van a poder llegar nunca, como algunos procesos industriales y el transporte de larga distancia. El transporte eléctrico está muy bien para las ciudades y en este casos se trata del H2 verde.
También está el H2 azul que es similar al gris: se produce a partir de gas natural, pero la diferencia del proceso es que el CO2 que se produce se captura, se almacena o se le da otro uso. De esa manera las emisiones netas de todo el proceso serían cero o extremadamente bajas. Como no alcanzan al cero se lo conoce como el H2 de bajas emisiones.
Otro color en la paleta del H2, con la misma lógica del H2 a partir de las energías renovables es de fuente nuclear. Ésta, que no tiene emisiones de gases de efecto invernadero genera electricidad, con esa electricidad se produce H2 verde.
¿Por qué diferenciar el H2 verde del rosa de fuentes renovables o de nuclear? Como sabemos la energía nuclear tiene otros condimentos y otras cuestiones en debate. Si lo miramos del lado de la producción de H2 sería similar al H2 verde porque no genera gases de efecto invernadero.
En nuestro caso las nucleares son centrales de base, están despachando permanentemente al sistema ¿podría producir hidrógeno? y con las grandes hidráulicas ¿eso podría ser posible?
A.H: En electricidad tanto como las grandes hidro como las nucleares van al MEM y luego habría que hacer un trackeo de la energía que se consume y cuál es su fuente. De hecho en la propuesta que incorporamos hay una instancia de certificación, porque el H2 que se produce es renovable, es verde, rosa, azul, pero de alguna manera, hay que demostrarlo en el mercado, a los accionistas y a la promoción.
En el caso de una ley de promoción para dirigir los recursos –sobretodo del Estado– o un privado que le interesa invertir en ese hidrógeno verde, azul o rosa, hay que realizar un “tracking” y efectuar una certificación técnicamente homogénea en los distintos proyectos y con transparencia. Las nucleares son de base porque no podrían estar entrando y saliendo del despacho, con lo cual hoy necesitaríamos más energía para producir H2 a gran escala, esa energía adicional podría ser de fuentes renovables (eólica y solar principalmente) o, esas renovables despacharlas al mercado eléctrico y la nuclear usarla para el H2. Habría que hacer un escenario completo del mercado eléctrico.
O sea que se plantea la constitución de un nuevo marco institucional…
Mirta Gariglio: Ya en el año 2006 teníamos una ley de H2 aprobada pero que nunca se reglamentó, porque no entró en el debate como sí lo hicieron las renovables que desarrollaron un sistema de promoción.
La actividad está debajo de un paraguas que es el cambio climático y las exigencias del mercado global de la descarbonización. Ya en el año 2015 presentamos una propuesta que se aprobó en la COP del 2016 y el mundo avanza sobre estas ideas.
El H2 se presenta como un insumo nuevo una solución a la descarbonización en distintas etapas como plantea el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) para el 2050 porque resuelve algunas cuestiones que las energías renovables no resolvían.
Por eso este nuevo debate en el mundo y exigencias porque el cambio climático ya no se discute como antes y se inicia un proceso de transición energética en el mundo para ir cambiando los criterios de descarbonización; y es por eso que estamos instando con urgencia a poner en el debate una propuesta que tiene que ser de toda la sociedad, es decir, no exclusivamente desde un sector político, porque son planes a largo plazo y porque son grandes inversiones.
Tenemos una matriz relativamente “limpia” con abundante gas y a precios competitivos ¿Cómo será la introducción del H2 en la matriz energética Argentina?
M.G: Es fundamental que el Estado tome cartas en el asunto porque debe ser una política de Estado. Por eso nuestra primera iniciativa es enviar un proyecto que sea parte de este debate. Los proyectos se enriquecen y se perfeccionan con los consensos políticos dentro de las comisiones por nosotros apuntamos a través de esta alianza y este comité ejecutivo que integran estas cinco organizaciones y además tenemos experiencia con Escenarios Energéticos y Transición Energética. Y esto no es muy distinto. Comenzamos con las instituciones y después se incorpora el Estado.
La idea es que trabajemos todos juntos. Aportaremos desde la Academia, Andrea desde el CACME donde están las empresas y los que ya producen H2. Nos parece que es un diálogo enriquecedor y entendemos que tiene que ser una política de largo plazo y armar una hoja de ruta de aquí al 2030.
No es que vamos a tener H2 en dos años. El gas en la transición sigue siendo el combustible más importante. Además contemplamos al H2 producido desde combustibles fósiles y creemos que la transición con el gas natural va a ser muy importante y necesaria. Lo que tenemos que tener en cuenta son los compromisos que asume Argentina en el marco de la COP26 que se realizará este año. Pensamos que estos debates se tienen que dar porque al 2030 falta muy poco.
Hay un elemento nuevo que se está incorporando al mercado energético y es el GNL. ¿Cómo jugaría el GNL con el H2?
A.H: El GNL no deja de ser gas natural y jugaría un rol en la transición en algunos sectores, principalmente en el sector del transporte donde ya tuvo una participación en los vehículos livianos. Desde hace algunos años a esta parte está más presente en los vehículos pesados. De hecho ya hay algunos camiones que vienen de fábrica con motores preparados para GNL. Está la experiencia de Galileo con los gasoductos virtuales para que el GNL o el caso de Buquebús que tuvo el primer buque a GNL y también está trabajando para tener el primer buque a hidrógeno.
Lo que hay que tener en cuenta es que cuando hablamos de la transición energética que es el camino para cumplir los objetivos del Acuerdo de Paris no hay una sola respuesta, no hay una sola tecnología que nos vaya a dar la solución a todo. Necesitamos avanzar por distintos caminos. Necesitamos seguir desarrollando las energías renovables para incrementar el porcentaje en la matriz eléctrica, necesitamos seguir migrando de combustibles líquidos a gas natural tanto en la generación térmica, en las industrias, en el transporte y también necesitamos impulsar el uso del H2.
Ninguna fuente energética es excluyente. El H2 no va a dejar el gas que ya está y tiene toda su cadena desarrollada. Incluso el GNL si bien está migrando a otros usos ya está más adelantado en su infraestructura y desarrollo respecto del H2. Necesitamos de todos los vectores limpios, que tendrán evoluciones diferentes.
El gas natural se profundizará y en algún momento empezará a declinar su uso de aquí a tal vez 20 años y se irá autorregulando. El H2 recién se está incorporando a la matriz.
Todas las tecnologías y todos los vectores energéticos van conviviendo en este camino de la transición energética. Además depende de cada país. No es lo mismo Alemania con 30% de carbón en su matriz que la Argentina que casi no tiene carbón.
Ahí es donde cada país deberá adecuar a su matriz energética, a sus condiciones macroeconómicas, de acceso al financiamiento y a las tecnologías. Por eso es que hablamos de las transiciones energéticas en plural porque no hay una única receta o transición que sirva para todos por igual. Cada país tiene que adecuarlo a su propia realidad y contexto. En el contexto argentino tenemos potencial para desarrollar el H2 verde. Tenemos energías renovables para que sea parte de la cadena de producción del H2. Por otro lado, gracias a las industrias que vienen trabajando con el H2 gris hace muchas décadas, también tenemos conocimiento, tecnologías, empresas que suministran esas tecnologías instaladas en el país. Esto también es un valor importante para tener en cuenta. No estamos arrancando de cero en varios aspectos sino que lo hacemos en esta nueva visión de incluir el H2 para varios usos y bajo en emisiones.
Desde el punto de vista del marco institucional ¿qué es lo que haría falta hoy?
M.G: Necesitamos crear un mercado nuevo que hoy no existe. Si bien hace muchos años que se dan en el país no hay una industria del H2 como fue cuando no había una industria de renovables e incluso minera. Tenemos esas dos experiencias pero con la participación del Estado, los privados y el conocimiento es posible armar un marco regulatorio que le permita a esta propuesta avanzar, dar seguridad y crecimiento en acuerdos que no se limiten a los cuatro años de un mandato presidencial.
Tenemos que promover inversiones y elaborar regulaciones que equilibren lo que nosotros conocemos como el mercado del gas. No son cosas que funcionan por sí solas. Estamos hablando de insumos estratégicos que mirados con cierto optimismo pueden generar muchísimos recursos a este país. Porque además, este país está mirando el Atlántico, los mercados son importantes, como Japón y Europa que nos consultan. Y si no miran a la Argentina lo van a hacer hacia otros países. Uruguay es uno de ellos y Paraguay por su enorme capacidad de turbinar agua, captó la atención de los australianos.
Es preciso establecer una hoja de ruta que pueda fijar hitos y esa ruta, entre sus primeros puntos, tiene esa vieja ley que fue hecha en el 2006 cuando no teníamos los compromisos ni la tecnología desarrollada que tenemos en estos momentos. Se requiere de un marco regulatorio nuevo, donde el Estado garantice la promoción en aquellos sectores que, por nuestra matriz energética, conviene desarrollar, donde poner los recursos y también los acompañe seguridad fiscal.
Las inversiones serán muy importantes. Estamos haciendo un ejercicio en la ley de darle promoción por veinte años porque en 2030 recién vamos a estar comenzando y tenemos que ser parte de la mesa global del H2.
Impulsamos estas ideas englobando a lo público y a lo privado. De este modo se generaron los marcos regulatorio de los Entes. Me tocó trabajar en los marcos regulatorio de la minería y de las renovables. Tenemos conciencia de que estos proyectos son de largo plazo que requieren de una agenda y un debate que quede consolidado porque sino no van a venir las inversiones.
A:H: Y no hay duda de que se necesita inversión privada porque el Estado juega un rol de generar marcos, establecer promociones e incentivos, pero sobretodo para la investigación y la inversión dura se necesita al sector privado. Es muy importante dar esta perspectiva de largo plazo y dar seguridad de que no van a cambiar las reglas de juego.
En la mayoría de los “papers” que circulan sobre H2 se subraya que son necesarios los subsidios por parte del Estado …
M.G:. Nosotros sabemos que el mundo decidió impulsar el H2 y hay una ventana de oportunidad, el Estado debe ser el impulso inicial, instalarlo. Estamos a tiempo de sumarnos. Sería una pena no aprovecharlo y consolidarlo como política de estado. Una manera de hacer bien las cosas es unir a toda nuestra capacidad intelectual en los temas que tienden a mejorar nuestro balance ambiental. Hay grandes probabilidades de de producir H2 azul e inyectarlo a la red. Debemos aprovechar la infraestructura que tenemos para acoplar el H2. Otro tema son los costos de la generación de energía, hay que bajar los costos porque no estamos siendo competitivos.
A.H: Por otra parte, es una necesidad que la eólica se siga desarrollando, pero hay que bajar los costos porque si no no se va a poder avanzar. La eólica está quedando estancada.