Se llevó a cabo una Reunión Ministerial en Latinoamérica para abordar el papel de la energía hidroeléctrica en la transición energética. Allí, encargados de la formulación de políticas en la región advirtieron el potencial de instalar entre 7000 a 69000 MW de capacidad hidroeléctrica en los distintos países latinoamericanos.

Referentes de Brasil, Bolivia y Guatemala reforzaron la idea de que aquel norte a seguir esté puesto en la sostenibilidad, de modo que la hidroenergía se conciba como facilitadora de la flexibilidad de sistemas pensados en una matriz energética cada vez más predominantemente renovable.

En la actualidad, sólo el 8% de la matriz de energía primaria de América Latina y el Caribe corresponde a energía hidroeléctrica, de acuerdo con reportes de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE). El porcentaje se elevaría hasta el 29% al sumar a todas las energías renovables en conjunto dentro de nuestra región.

Pero OLADE puso la vara más alto a futuro para que podamos cumplir con los compromisos internacionales en torno al Acuerdo de París. De allí, propuso que al menos el 70% de la electricidad en Latinoamérica y el Caribe logre ser a partir de energías renovables al 2030. Quedaría aún mucho por avanzar en pos de la sostenibilidad de aquella diversificación de la matriz y la hidroelectricidad podría adquirir un rol clave en la expansión de las renovables.

Entre las proyecciones de OLADE, los países latinoamericanos tendrían un potencial de instalar entre 7000 a 69000 MW de capacidad hidroeléctrica, dependiendo la disponibilidad del recurso en las distintas localizaciones.

“Lo importante es cuánto representa la capacidad instalada a nivel de oferta total primaria de energía de Latinoamérica”, consideró Alfonso Blanco Bonilla, secretario ejecutivo de la OLADE.

En su disertación destacada en el evento ministerial, Blanco Bonilla indicó que nuestra región tiene un diferencial muy importante, no solamente en la renovabilidad, sino también en la hidrología en comparación con el resto del mundo.

Ese aprovechamiento de los recursos renovables también estaría justificado en la competitividad de la tecnología y en el gran horizonte de negocios que se abriría al considerar la repotenciación de infraestructura existente para ampliar el parque de generación.

“La hidroelectricidad es parte del ADN de América Latina y el Caribe. Desde el punto de vista de la competitividad de la tecnología frente a otras fuentes, la hidroelectricidad en nuestra región siguen teniendo este competitividad en costos respecto a otras fuentes de energía en la región y hay un espacio realmente fértil para el desarrollo de la generación a partir de el recurso hídrico de pequeño porte así como del aprovechamiento de la infraestructura ya existente para ampliar nuestra generación”, aseguró Blanco Bonilla.