La crisis energética que tiene como epicentro a Europa llevó el precio del gas ayer a 29 dólares por MMBTU en el Dutch TTF, punto de comercio virtual en Países Bajos y referencia para el resto del continente. El impacto también se siente en Estados Unidos y Asia y repercutirá en Argentina cuando deba cerrar la compra de los cargamentos de GNL para el próximo invierno. En este contexto, los 67,850 MMm3/día que logró contractualizar el gobierno a 3,55 dólares por un período de tres años con el Plan Gas.Ar aparecen como una tabla de salvación que permitirá minimizar el golpe.

La realidad dejó en evidencia que haber contractualizado la compra de gas para el hogares, industrias y centrales de generación eléctrica a principios de 2021, cuando los precios internacionales de la energía todavía estaban en un ciclo de baja por efecto de la pandemia, resultó ser un acierto. La decisión se tradujo en un ahorro millonario para el Estado. Lo paradójico, sin embargo, es que los tres funcionarios que impulsaron el programa de estímulo a la producción de gas fueron despedidos del gobierno por presión del ala cristinista que en todo momento cuestionó, y sigue cuestionando, la dolarización del precio del gas. 

El Plan Gas.Ar fue diseñado el año pasado por el entonces subsecretario de Hidrocarburos, Juan José Carbajales, junto Esteban Kiper, en ese momento gerente general de CAMMESA, y Nicolás García, director de Combustibles de la empresa que administra el Mercado Eléctrico Mayorista. Los tres contaron con el respaldo político del ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, lo que les permitió resistir los embates del Instituto Patria encabezados por el interventor del Enargas, Federico Bernal.

El fuego amigo

El viernes 21 de agosto de 2020, día que Carbajales tenía agendada una presentación del Plan Gas ante empresarios del sector petrolero, el diario El Cronista publicó una entrevista a Bernal donde el interventor cuestionó públicamente la decisión de ofrecer una garantía de precio a las petroleras por medio de un subsidio del Tesoro (en rigor, se buscó un mecanismo para reducir el riesgo de cobro generado por la volatilidad de la macroeconomía argentina). “En 2018 las mismas petroleras reconocieron que para el no convencional ya no se necesitaban más subsidios a la producción, porque ya se había hecho la curva de aprendizaje. (…) Hay que pensar si debemos subsidiar a la oferta o a la demanda. ¿Por qué no les aseguramos a las empresas una demanda para hacerles atractivas las inversiones? Hay que estimular por ese lado”, aseguró.

– ¿No comparte subsidiar la producción de gas? –le preguntaron.

– Hay que impulsar la inversión, por ejemplo, con beneficios impositivos. Y hay que hacerlo fundamentalmente asegurándoles a las productoras una demanda en expansión y diversificada, con contratos a largo plazo y asegurados por el Estado Nacional. Por eso el énfasis con las obras de infraestructura. Vengo trabajando con las distribuidoras y transportistas una serie de proyectos neurálgicos (aún no concretados ni tampoco anunciados públicamente, de hecho, un año después de estas declaraciones no se conocen los detalles de esos proyectos).

Las críticas públicas de Bernal a un programa que se estaba presentando ese mismo día pasaron rápidamente a segundo plano cuando el presidente Alberto Fernández decidió desplazar al fantasmal secretario de Energía, Sergio Lanziani, en el mismo momento en que Carbajales mantenía la reunión con los empresarios petroleros. Además, le quitó a Kulfas el área energética, la cual pasó a depender del Ministerio de Economía. Aquellos cambios retrasaron el lanzamiento del Plan Gas.Ar.

Los despidos

Cuando Darío Martínez asumió en lugar de Lanziani, decidió seguir adelante con el plan de promoción al gas local e intentó mantener a Carbajales en la Subsecretaría de Hidrocarburos, pero el veto del Instituto Patria se lo impidió. Desde entonces, Carbajales permaneció en la Secretaría de Energía como asesor de Martínez y fue clave en el diseño definitivo del Plan Gas que se oficializó recién en diciembre y comenzó a regir en enero. En esa tarea, contó con el respaldo técnico de Sebastián González, director de Regulación de la Secretaría de Energía.

Durante este año, Martínez fue perdiendo peso en el área energética al mismo tiempo que creció la influencia de Bernal, junto con la del subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo, delegado de La Cámpora y verdadero hombre fuerte de la Secretaría, sobre todo luego de que Martín Guzmán quiso echarlo y no pudo. El mayor peso del ala cristinista derivó finalmente este mes en el desplazamiento de Kiper, García e incluso Carbajales, a quien le rescindieron el contrato de asesoramiento con la Secretaría. Esta semana es la última de los tres funcionarios en sus cargos.

Lo insólito es que ahora que la crisis energética global dejó en evidencia lo importante que fue haber contractualizado gas a tres años, a un precio sustancialmente inferior al que pone contra las cuerdas a la economía mundial, los mismos que se opusieron al plan y son los responsables del despido de Carbajales, Kiper y García, en las últimas horas salieron por lo bajo a hacerle publicidad al programa queriendo mostrar una supuesta previsibilidad por parte del gobierno, como si los empresarios y los periodistas no conocieran como fue la historia. De hecho, EconoJournal publicó la semana pasada dos artículos donde fuentes cercanas al kirchnerismo anticiparon sus críticas al proyecto de Ley de Hidrocarburos y la dolarización del precio del gas se mantiene como uno de los principales cuestionamientos, pese a que el costo de oportunidad evidencia la conveniencia de pagarle más a la producción local para no tener que convalidar mayores precios al importar más combustible. 

La entrada La crisis energética global revaloriza el Plan Gas, pero paradójicamente el gobierno despide a sus tres principales impulsores se publicó primero en EconoJournal.

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