OPINION

A medida que se expande el objetivo de neutralidad de carbono tanto para los sectores públicos como los privados, se buscan y encuentran nuevas maneras para alcanzarlo. Una de ellas es la compra y venta de bonos de carbono.

La neutralidad de carbono a nivel mundial es un objetivo crucial para conseguir la mitigación del cambio climático. Por eso, en la última COP26 cientos de países ratificaron sus compromisos medioambientales poniendo como fecha límite el año 2050 para cumplirlo. Pero para esto resulta necesario que las empresas, instituciones gubernamentales y organizaciones de cada país contribuyan reduciendo su huella ecológica intentando llevar la neutralidad de carbono a sus respectivas actividades económicas. Una de las opciones para cumplir con este objetivo es a través de la adquisición de los bonos de carbono.

¿Qué implica la neutralidad en carbono?

Una empresa, país, provincia u organización neutral en carbono es aquella que obtiene un balance neto de emisiones igual a cero, es decir, que emite la misma cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) de los que compensa. La huella de carbono se puede producir de muchas maneras, ya sea en la misma actividad productiva por el manejo de máquinas contaminantes o en actividades diarias como movilizarse en transportes que llevan combustibles fósiles, la realización de un evento laboral o el mero uso de energías no renovables en sus instalaciones.

El camino hacia la neutralidad consiste en cumplir ciertos pasos concretos que se traducen en la fórmula medir, reducir y compensar. El último de esos pasos es el que involucra los mencionados bonos de carbono, un mecanismo de compensación de emisión de gases reconocido y utilizado en todo el mundo.

¿Cómo funciona la compensación a través de bonos de carbono?

Los bonos de carbono surgen luego de que en el año 1997 se celebrara el Protocolo de Kioto en el marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), un acuerdo internacional que tiene por objetivo reducir las emisiones de GEIs.

La compensación se genera cuando se desarrolla un proyecto de reducción de emisiones de dióxido de carbono: por cada tonelada de emisiones reducidas se crea un bono de carbono que se plasma en un certificado comercializable representando la evitación o eliminación de una tonelada de emisiones de dióxido de carbono equivalente (TnCO2eq).

Por ejemplo, si una empresa u organización mide su huella de carbono y conoce que emite 100 TnCO2eq, tendrá que adquirir 100 bonos para lograr neutralizar sus actividades. Hoy en día existen dos tipos de bonos: los de cumplimiento regulado (obligatorios por ley) que están controlados por regímenes obligatorios de reducción de carbono, ya sean nacionales, regionales o internacionales, y los voluntarios en donde el comercio de créditos se produce sobre una base de elección propia de las instituciones.

En Argentina, por ejemplo, todavía no existen leyes que obliguen a las empresas a ser neutrales en carbono pero un gran porcentaje adquiere bonos en el mercado voluntario de todas formas para llegar a la neutralidad de carbono y así mitigar sus emisiones de GEI.

Los bonos de carbono también clasificados como Certificados de Reducción de Emisiones (CERs), Montos Asignados Anualmente (AAUs), Unidades de Reducción de Emisiones (ERUs) o Unidades de Remoción de Emisiones (RMUs, según como fueron formados, se adhieren a un estricto conjunto de estándares. Las empresas, de este modo, pueden asegurarse de que los proyectos en los que invierten estén registrados con un estándar de verificación independiente reconocido a nivel internacional, como pueden ser el Gold Standard, el Verified Carbon Standard (VCS) de Verra, o ante estándares verificados por la ONU.

Bonos de carbono y energías renovables

Como se mencionó anteriormente los bonos de carbono se consiguen a través de la reducción de carbono lograda por diferentes proyectos y no hay dudas de que una de las industrias que logra con creces reducir la emisión de gases es la de las energías renovables donde se destaca la energía eólica.

En un informe realizado por la CEA este 2021 se reveló que la generación de energía renovable explica el 87% de la reducción en las emisiones de GEI del sector, que descendieron un 18% por GWh generado. Además, el aumento de la participación renovable desde niveles insignificantes a más de 10% de la generación, del cual 75% corresponde a la industria eólica, cambió todas las variables relevantes de forma positiva.

Algunos asociados a la CEA, además de proveer energía renovable para la reducción de emisiones de GEI de diferentes empresas, compensan la huella de carbono de grandes eventos y de empresas a través de los bonos emitidos en sus parques eólicos. Esto demuestra que la eólica es una de las industrias que más logra emitir y ofrecer bonos o certificados de reducción de emisiones para que otras empresas también logren reducir su huella de carbono y llegar a la neutralidad para colaborar con la lucha contra el calentamiento global.