El evento fue un momento para comprender el estado actual y el futuro de la energía solar fotovoltaica en América Latina y presentar casos de éxito de aplicaciones solares fotovoltaicas en ciudades de la región.

En 10 años, la capacidad instalada en la región de LATAM ha crecido de sólo 60 MW a 20 GW. Sin embargo, más del 85% de esa capacidad se concentra en cuatro países: Brasil, México, Chile y Argentina.

Para que el mercado regional crezca más rápido y de forma más uniforme, algunos países deben ultimar sus hojas de ruta y objetivos de descarbonización para que los inversores extranjeros comprendan lo que ocurrirá en la próxima década.

«Como el mundo necesita que el promedio de emisiones de CO2 per cápita baje a 2,4 toneladas desde las 4,8 actuales, las ciudades de C40 LATAM son las únicas que ya están por debajo del umbral, pero será un desafío mantener ese nivel mientras se persigue el crecimiento económico», dijo Ilan Cuperstein, Director Regional Adjunto para América Latina de C40 Cities.

«Por lo tanto, el sector energético es clave para que América Latina se mantenga dentro de ese rango. La acción más importante para las ciudades es la descarbonización a través de la energía renovable distribuida en los edificios y la energía solar fotovoltaica es el activo más prometedor en este sentido.»

Un elemento de homogeneidad en toda la región es la importancia de desarrollar la energía solar fotovoltaica distribuida. En Brasil, que alberga el mayor mercado solar de la región, donde dos tercios de la capacidad solar instalada son distribuidos, se han creado más de 360.000 puestos de trabajo en el sector solar durante la última década, dijo Rodrigo Sauaia, director general de la Asociación Brasileña de Energía Solar Fotovoltaica (ABSOLAR) y copresidente del GSC.

En Argentina, algunos nichos de mercado están creciendo rápidamente, como las aplicaciones fotovoltaicas para el bombeo de agua, los parques industriales, el final de las líneas de distribución y el almacenamiento de energía. La agrivoltaica, en particular, parece muy prometedora en Argentina debido a la disponibilidad de terrenos, señala Marcelo Alvarez, Directivo de la Cámara Argentina de Energia Renovable (CADER) y Secretario del GSC.

Ana Paula Matos, vicealcaldesa de la ciudad de Salvador (Brasil), compartió su experiencia de un exitoso programa que empodera a la gente a través de la energía solar fotovoltaica, para la acción climática y la justicia en las ciudades.

«El Programa Solar de Salvador incluye incentivos fiscales para que los propietarios de viviendas implanten la energía solar fotovoltaica y un mapa del potencial solar de los tejados de la ciudad que ofrece una base de datos pública para que cualquier ciudadano pueda comprobar el potencial de su tejado», explicó Matos.

«También ofrecemos un curso de formación para crear nuevos puestos de trabajo para la instalación de módulos solares. Esto demuestra cómo toda la cadena de valor de la energía solar fotovoltaica puede aportar beneficios a las esferas económica y social.»

Cuperstein, de C40 Cities, informó sobre varios proyectos que emplean instrumentos como incentivos fiscales, subsidios, préstamos favorables, financiación a través de las facturas de energía para acelerar con éxito el despliegue de la energía solar fotovoltaica residencial en ciudades latinoamericanas, entre las que se encuentran Ciudad de México (México), Buenos Aires (Argentina) y San Miguel (Perú).

En el evento también participaron Nelson Delgado, Director General de la Asociación Mexicana de Energía Solar (ASOLMEX), David Rau, Vicepresidente de la Asociación Chilena de Energía Solar (ACESOL), nuevo miembro de GSC, y Paloma Sarria, Directora Ejecutiva de la Asociación Peruana de Energías Renovables (SPR).

«La energía solar fotovoltaica es una de las formas más limpias y baratas de producir electricidad y esto nos da una gran confianza en el futuro de la industria», apunta José Donoso, Director General de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF) y Presidente del Global Solar Council.

«Esperamos que todos los responsables de la toma de decisiones comprendan que la energía solar fotovoltaica es una verdadera puerta de entrada a un futuro caracterizado por un medio ambiente más limpio, un acceso inclusivo a la energía y a precios más baratos. Y América Latina tiene un potencial de energía solar especialmente elevado. Las empresas están dispuestas a poner su granito de arena en la región, pero necesitan que los gobiernos establezcan una mejor planificación y que se eviten absolutamente las medidas retroactivas».