El avance del Covid-19 como pandemia y los impactos del cambio climático pusieron en jaque a la estabilidad del mundo. Impulsar la recuperación de las economías se volvió una prioridad alrededor del globo y la sostenibilidad social, económica y ambiental empezó a exigirse dentro de la respuesta.

El sector energético no fue ajeno a esto. Acceso universal, precios competitivos y soluciones no contaminantes son los valores que se pregonan desde el rubro de las energías renovables. Y, en tal sentido, la energía solar distribuida fue ganando terreno.

Ahora bien, ¿cuánto ha crecido este año la energía solar distribuida? ¿Qué retos de financiamiento existen? Para obtener algunas respuestas a estas preguntas, Energía Estratégica contactó a Naciones Unidas, a través de su Oficina para América Latina y el Caribe del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA) y, desde el proyecto “Generación SOLE”, brindaron su lectura respecto al avance de esta alternativa de generación para impulsar la recuperación de las economías en Latinoamérica.

Puntualmente, compartieron los pronósticos para Colombia y Panamá los especialistas: Mercedes Garcia Fariña, oficial de Programa del PNUMA, e Ignacio Romero, coordinador de Proyecto y especialista Senior de Recursos Energéticos Distribuidos.

“Están dadas todas las condiciones para que la generación distribuida sostenga e incluso acelere su crecimiento en ambos países. Existe una gran expectativa tanto en Panamá como en Colombia. Ambos países han establecido estrategias específicas para fomentar la generación distribuida”, introdujeron a este medio.

Y es que, las expectativas que existen en estos países van de la mano con el gran potencial de mercado que han detectado durante el análisis que realizaron desde el programa Generación SOLE del PNUMA, el cual supera ampliamente la capacidad instalada actual en ambos casos.

En el caso de Panamá, estimaron un potencial de inversiones por más de 2.000 Millones USD, correspondientes a 1.450 MWp, a partir de la instalación de 137.800 sistemas.

En tanto que en Colombia, identificaron un potencial de negocio que supera los 9.500 M USD, por un total de 7.424 MWp correspondientes a 471.000 instalaciones. Para tomar dimensión de su impacto, el desarrollo de este potencial representaría la generación de aproximadamente 16.000 y 80.000 nuevos puestos de trabajo, respectivamente.

De todo lo relevado y analizado, los especialistas estimaron: “el año 2021 va a culminar con un aumento interanual de la capacidad instalada solar distribuida de un 60% en Colombia (AGPE) y de un 25-30% en Panamá”.

“Son resultados sumamente interesantes, sobre todo en el contexto actual, y se espera que el crecimiento se acelere en los próximos años”, valoraron.

Sin embargo, para que pueda lograrse una masividad de este tipo de instalaciones, es necesario eliminar las barreras de acceso; entre ellas, los referentes de Generación SOLE basaron parte importante de sus estudios en el financiamiento:

“La disponibilidad de productos financieros adecuados para este tipo de inversiones permitirá reducir la principal barrera de entrada para los usuarios que es la disponibilidad del capital para realizar inversión inicial. El acceso al financiamiento permitirá multiplicar rápidamente la instalación de estos sistemas. En Brasil, uno de los mercados más desarrollados de la región, se estima que un 50% de las instalaciones se realizan con algún tipo de financiamiento”.

“Durante nuestro relevamiento del sector financiero en Panamá y Colombia, verificamos un gran interés por parte de la banca para financiar este tipo de sistemas. Sin embargo, existen desafíos por resolver para desarrollar productos que mejoren el acceso al crédito”, valoraron.

En tal sentido, las principales recomendaciones que desarrollaron en su reporte fueron las siguientes:

Optimizar el proceso de evaluación de riesgo técnico de los proyectos para facilitar el proceso de análisis y otorgamiento de créditos, disminuyendo el riesgo percibido para la banca;
Crear nuevos canales de venta y optimizar canales existentes que aumenten llegada a clientes finales, disminuyendo riesgo y costos de transacción de los proyectos;
Aprovechar las sinergias con productos financieros existentes mejorando las condiciones crediticias, y manteniendo al mismo tiempo una sólida estructura de garantías;
Disminuir la exposición al riesgo de la banca mediante implementación de herramientas probadas, incorporando mecanismos utilizados en otros mercados; y
Colaborar con el proceso de concientización y educación de los usuarios acerca de los beneficios económicos, ambientales y sociales de estos sistemas.

Adicionalmente, advirtieron que impulsar alianzas entre participantes del mercado para financiar proyectos indirectamente y absorber parte del riesgo de la instalación podría dar ventajas competitivas.

“Este tipo de alianzas pueden presentar importantes ventajas tanto para las empresas instaladoras como para la banca”, señalaron.

Y explicaron: “En el caso de las empresas instaladoras, el contar con una línea de crédito amplia disponible para el desarrollo de su portafolio de proyectos les permitirá ofrecer condiciones de financiamiento atractivas a sus clientes, evitando la necesidad de obtener financiamiento por su propia cuenta y simplificando significativamente el acceso al crédito.

Para la banca, asociarse con un aliado en el sector que tenga un buen track-record en cuanto a la calidad de sus productos e instalaciones permite trasladar el análisis de los proyectos a financiar, posibilitando una mejor gestión y asignación del riesgo técnico, lo cual redundaría en mejores tasas y facilidad de gestión del portafolio crediticio”.

Este tipo de esquemas ya se encontrarían actualmente en fase de desarrollo en ambos países. Según precisaron los referentes de Generación SOLE, existen conversaciones entre las empresas del sector y la banca sobre los mismos.

Sumado a las recomendaciones mencionadas anteriormente, también destacaron como importante a los fondos de garantía e inversión. Estos -desde la óptica de García Fariña y Romero- deberían contemplar en su diseño no sólo el perfil crediticio del tomador, sino también las condiciones específicas de este tipo de productos e instalaciones.

“La duración de los créditos debería ser acorde a los plazos de repago de estas inversiones, permitiendo en condiciones ideales que el pago de las cuotas de interés y capital sean iguales o inferiores al ahorro obtenido por el usuario final en cada caso. Es decir, que el usuario ahorre dinero desde la misma instalación del sistema, siendo el ahorro generado superior a la cuota del crédito”, aclararon.

Otro punto central consistiría en incorporar las garantías ofrecidas actualmente por los fabricantes e instaladores para reducir la garantía solicitada al tomador. Y, al respecto, concluyeron:

“En el caso de paneles solares, fabricantes de primer nivel garantizan su rendimiento por hasta 25 años. Desde el punto de vista de la instalación, se pueden establecer mecanismos de calificación para las empresas del sector que disipen los riesgos asociados.

A partir de incorporar estos aspectos, se podrían diseñar incluso seguros de rendimiento de la inversión que ofrezcan a su vez un atractivo adicional para el usuario final”.