Grecia y Bulgaria inauguraron hoy el gasoducto IGB, que suministrará hasta 3.000 millones de metros cúbicos de gas natural desde Azerbaiyán hasta Europa, pudiendo aumentar la cantidad hasta los 5.000 millones.
Durante la ceremonia de fin de la obra el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, subrayó la importancia de un proyecto que servirá de “puente energético decisivo” entre el sur y el norte de Europa.
El gasoducto, de 182 kilómetros de longitud, comenzará su funcionamiento a finales de mes y conectará Komotini con la ciudad búlgara de Satara Zagora.
La puesta en marcha de este proyecto es especialmente importante en un momento en que Europa intenta independizarse del gas ruso, y el interconector permitirá suministrar a Europa gas azerí a través del Gasoducto Transadriático TAP, lo que permitirá triplicar la capacidad actual.
Mitsotakis afirmó que la puesta en marcha de IGB dará un “fuerte impulso” hacia la consecución del objetivo común europeo de lograr autonomía energética.
Este proyecto coloca a Grecia como un actor geopolítico importante en el sector energético del sureste de Europa, que aspira a aumentar su peso internacional mediante otros planes de interconexión con Israel, Chipre y Egipto.
En mayo comenzó la construcción de una planta flotante de almacenamiento de gas natural licuado en el puerto septentrional griego de Alejandrópolis, proyecto apoyado por la Unión Europea y al que también pretenden unirse Serbia y Macedonia del Norte.
Esta nueva planta se suma a la ya existente en Revithousa, una pequeña isla junto a Atenas, y podrá conectarse al gasoducto IGB.