Los alcances del conflicto entre Rusia y Ucrania están generando graves problemas de abastecimiento de energía a Europa. Con vistas al próximo invierno los jefes de Estado, temerosos de una mayor caída del suministro del gas ruso,  estudian alternativas que van a contramano de las metas ambientales comprometidas.

Para contrarrestar la escasez de gas están activando las centrales a carbón y la energía nuclear vuelve a escena con mayor protagonismo.

Hay, por otro lado, acuerdos entre países impensables meses atrás como el coqueteo de los Estados Unidos con Venezuela e incluso Arabia Saudita. 

Aunque el mapa gasífero cambió de direcciones, el gas sigue fluyendo de Rusia.

España, que se abastecía de gas a través del gasoducto Medgaz -vía Marruecos-  proveniente de Argelia, aumentó la demanda de gas ruso debido al conflicto diplomático suscitado entre los países africanos. Argelia le cortó el suministro a España.  

El descenso de los flujos de gas procedentes de Argelia, históricamente el mayor proveedor de España, se produce tras el choque diplomático entre ambos países por la decisión del presidente Pedro Sánchez, de apoyar a Marruecos en el conflicto del Sáhara Occidental. 

El junio pasado, el gas comenzó a fluir desde España hacia Marruecos a través del gasoducto Magreb-Europa, un enlace que habitualmente enviaba el combustible en otra dirección y que Argelia interrumpió en 2021. Argelia ha dejado en claro que el gas que envía a España a través de otro gasoducto no puede ser reexportado a Marruecos.

Las importaciones procedentes de Rusia alcanzaron los 8.752 gigavatios hora en junio, lo que supone más del doble que en mayo y corresponde al 24% de la demanda total de España, según el operador de la red de gas Enagas SA.

Las entregas de Argelia cayeron a 7.763 gigavatios hora desde los 9.094 gigavatios hora de mayo, aproximadamente la mitad de la cifra de junio en 2021 y representando ahora el 22% de la demanda. Mientras que Estados Unidos sigue siendo el mayor proveedor con una cuota del 30%.

España sigue dependiendo más del gas natural licuado que en junio, cuando representó casi el 77% de las importaciones de gas, un aumento de 29 puntos porcentuales respecto al mismo mes del año 2021.

En total, España concentra siete de las 20 plantas regasificadoras con las que cuenta toda la Unión Europea. Por ello, ante una eventual renuncia al gas que llega por las tuberías desde el este, España podría convertirse en el eje de un cambio de paradigma si hace que el gas —tras ser traído en barcos desde otros lugares, lo que implica un aumento de costos— empiece a fluir de sur a norte del continente.