En el marco del desarrollo de una hoja de ruta para la transición energética en países de Centroamérica, Deloitte estudió la posibilidad de que parte de la inversión necesaria para impulsar medidas de mitigación sea cubierta por Carbon Pricing.

De acuerdo con Damián Grignaffini, gerente de asesoría financiera en Deloitte, cuando llevaron ese análisis a las inversiones totales para poder materializar un escenario de carbono neutralidad en Costa Rica al 2050, concluyeron que de 4.8 mil millones de dólares que resultarían necesarios, un 37% -es decir 1.8 mil millones de dólares- pueden financiarse a través de mecanismos como el de precios del carbono, quedando entonces una necesidad de inversión neta de 3.000 millones de dólares.

¿Porqué Costa Rica debería viabilizar esa inversión? De las conclusiones del estudio de Deloitte se desprende que el país se vería favorecido además de medioambientalmente, social y económicamente de manera muy importante.

“Un aspecto que resulta clave para poder impulsarla es entender que efectivamente esta transición energética esté alineada con la ODS, tenga un impacto en términos de transición justa y genere beneficios para también la población en su conjunto”, observó Damián Grignaffini.

Por un lado, en términos de empleo, calculó que la oportunidad de generación neta de puestos de trabajo derivados de la transición de Costa Rica es de 293 mil puestos de trabajo al 2050 dentro y fuera del país. Y aclaró que, haciendo foco en el desarrollo de las energías renovables, identificaron la posibilidad de generar de manera neta aproximadamente unos 44 mil puestos de trabajo principalmente para mano de obra local, de los cuales el porcentaje de mujeres podría escalar de un 21% actual a un 33% al 2050.

Por otro lado, el referente de Deloitte se refirió al impacto que también puede producir la transición energética en términos de mejora en el nivel de actividad económica nacional. Y, en tal sentido, expresó:

“Hay un impacto positivo también en potencial de incremento en el nivel de PBI generando un adicional de un 1,8% de crecimiento neto hacia el 2050, pero que si le agregamos todos los impactos negativos o daños climáticos evitados producto de esta transición, este incremento llega hasta un 3% de adicionalidad en cuanto a crecimiento de PBI al 2050”.

De allí, que Deloitte haya concluido que en un escenario de carbono neutralidad, el beneficio total neto de la Transición Energética para Costa Rica resultaría de 1.7 mil millones de dólares, número que proviene de la diferencia entre las inversiones necesarias y los ahorros operativos que genera la transición energética, sumados a los beneficios por costo social de carbono.

“Esta transición no resulta solamente factible en términos financieros donde hemos visto que tiene un beneficio neto, sino que además es justa en términos de creación de oportunidades de empleo y a su vez a nivel nacional lleva un mayor nivel de actividad económica con lo cual todos los actores debieran verse beneficiados de su implementación”, concluyó Damián Grignaffini, gerente de asesoría financiera en Deloitte, durante la exposición de resultados finales de la Hoja de Ruta para la Transición Energética de Costa Rica.