De lo contrario, «existe el riesgo de que el cambio climático, el aumento de los fenómenos meteorológicos extremos y el estrés hídrico socaven nuestra seguridad energética», advierte el informe presentado en rueda de prensa por Petteri Taalas, secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), una de las agencias de la ONU.

«El tiempo no juega a nuestro favor, y estamos presenciando cambios en nuestro clima, por lo que necesitamos una transformación completa del sistema energético mundial», subrayó Taalas durante la presentación en Ginebra, Suiza.

«El sector de la energía es la fuente de alrededor de tres cuartos de las emisiones de los gases de efecto invernadero. Cambiar a las energías alternativas y mejorar la eficiencia energética es vital para llegar al objetivo de cero emisiones en 2050».

Para poder duplicar el suministro de energías alternativas como la hidráulica, la solar o la eólica, sería necesario triplicar las actuales inversiones mundiales en este tipo de fuentes. Actualmente, subraya el informe, esas fuentes de energía alternativas se concentran en gran medida en Asia Oriental y Pacífico (con China y Japón como principales líderes), seguidas de lejos por Europa Occidental y Norteamérica.

Para alcanzar el objetivo mundial a largo plazo del Acuerdo de París (evitar que la temperatura media global suba por encima de los 1,5 grados este siglo) se calcula que es necesario instalar 7,1 teravatios adicionales de energías limpias en esta década.

Uno de los objetivos de desarrollo sostenible para 2030 es el de conseguir «acceso universal a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna», aunque la OMM reconoce que no se logrará esa meta «por un amplio margen».

El sector energético genera alrededor de las tres cuartas partes de las emisiones de gases de efecto invernadero, y «la transición a formas limpias de generación de electricidad y el aumento de la eficiencia energética son esenciales si queremos prosperar en el siglo XXI», subrayó hoy el secretario general de la OMM.

El informe advierte además que las olas de calor y las sequías (más frecuentes por el cambio climático) están poniendo ya a prueba la generación de electricidad existente, lo que supone un riesgo para la seguridad energética mundial en un momento en el que ésta también se ve desafiada por conflictos como el de Ucrania.

El informe cita casos como el de los apagones masivos que sufrió Argentina en enero de este año, a causa de una ola de calor con máximos de temperatura históricos, o los millares de hogares que quedaron sin suministro en Rusia por la congelación de las redes en una ola de frío en noviembre de 2020.