Sin duda el año 2022 fue complejo para las empresas del sector debido a la guerra en Ucrania, que puso presión sobre los combustibles fósiles aumentando los precios, y las comercializadoras no fueron ajenas a sus efectos, enfrentando costos marginales elevados y una menor disponibilidad de oferta de las generadoras.

Las perspectivas para este año, sin embargo, son más auspiciosas, la “mayor parte de los comercializadores está generando contratos para proyectos nuevos para los años que vienen. Estamos teniendo posiciones competitivas”, comentó Vannia Toro, gerente general de Emoac, en el webinar organizado por ACEN y que se emitió este 14 de marzo.

Pese a que aún sigue habiendo resistencia a este nuevo actor que genera eficiencia por parte de los incumbentes tradicionales, lo importante destacaron los panelistas es que los clientes no se pierden, “desde el punto de vista del usuario lo hemos hecho bien. Saben que hay beneficios por optar por empresas comercializadoras, ven ahorros tangibles, ven diferencias en el servicio y en la calidad de atención”, continuó Toro.

Para el despegue, solo se necesita, según Rodrigo Moya, gerente general de Imelsa Energía, avanzar en el marco regulatorio para establecer la figura del comercializador con reglas del juego precisas que permitan mejorar la competencia del mercado, entregar condiciones claras al cliente y avanzar en una liberalización del mercado.

Para Daniel Soto, gerente comercial de Cinergia Chile, este 2023 va a ser un año interesante de crecimiento para las comercializadoras y por cierto de competencia en este segmento, “lo cual siempre es bueno para el cliente final porque es la mejor manera de obtener un buen precio, mejores condiciones y un buen servicio”.

Las empresas de comercialización coincidieron los ejecutivos, han desarrollado propuestas innovadoras como servicios agregados, eficiencia energética, financiamiento para proyectos de baterías, digitalización e información en línea, entre otras, con foco en el usuario final y una flexibilidad distinta. El acceso a la información y la disponibilidad de tecnología permite que los clientes estén empoderados mirando ofertas, precios o puedan conocer sus perfiles de consumo, por ejemplo.

Este empoderamiento tiene también efecto en la descarbonización ya que el usuario final puede seleccionar qué tipo de suministro desea y, en general, está optando por energías renovables. El acceso a la información empodera también a los clientes, de acuerdo con Soto.

Para él, debe existir una separación estructural entre la distribución y comercialización y el papel de las distribuidoras debería concentrarse en digitalizar toda la red de distribución e implementar medidores digitales, almacenar y gestionar los datos de consumo, pero poner a disposición con neutralidad de acceso y de uso de la información, fomentando de esa manera la competencia.

Por su lado, Mauricio Jiliberto, director ejecutivo de Safira Chile, indicó que “los mercados de derivados financieros son un punto interesante que los comercializadores pueden agregar (a su oferta) dándole mayor valor a un electrón. Si le damos también el poder a los clientes libres para que ellos puedan vender sus excedentes hace que este mercado sea mucho más líquido”.

Ese límite de 500 kW obedece a un pasado

Una aspiración para las comercializadoras es la baja paulatina de la potencia conectada para acceder a ser cliente libre, que ACEN lleva patrocinando a través de la campaña #bajemosellimitedelapotencia desde 2021. Según Toro, la regulación chilena se hizo hace 40 años en un mercado y con un diseño totalmente distinto al de hoy, donde primaban los combustibles fósiles con un mercado centralizado, con pocos actores, y con grandes costos de inversión y operación.

En la actualidad, “estamos en una era de las energías renovables con costos de inversión e instalación que son mucho más bajos, y cambios regulatorios que han incentivado la aparición de nuevos generadores y nuevas inversiones. Por lo tanto, hoy en día ese límite de 500 kilos obedece a un pasado. El acceso puede ser para clientes mucho más pequeños. Hay pymes que se están perdiendo la oportunidad de acceder a estos beneficios por estas limitaciones que deberían ser revisadas en el corto plazo. Se habla de la reforma de la distribución, pero cambios de este tipo se pueden hacer por otra vía”.

Al respecto, Jiliberto complementó que “como actores del mercado eléctrico debemos acelerar este proceso. Hoy un cliente libre minero puede optar a mejores tarifas, a condiciones especiales, y por qué no lo puede hacer el dueño de una panadería o una multitienda que están ubicados en las redes de distribución”.

En tanto, Moya agregó que cuando se observa el mercado de los clientes libres existe un total de 2.500, donde 50 clientes consumen 2/3 de la energía y 2.450 el resto. En la actualidad, existen 13 TWh/año en clientes libres de distribución y hay 10 TWh/año entre los usuarios finales de 500 kW y hasta 11 kW. “Eso casi podría duplicar el tamaño del mercado. Pasar de un universo de 2.500 a 32.500 es más de 10 veces lo que supone un desafío”. Los ejecutivos de estas empresas comercializadoras coincidieron sí en que están preparados para este importante crecimiento.

Desde ACEN, acentuó el secretario ejecutivo de la gremial, Eduardo Andrade, “estamos promoviendo una disminución de 100 kW por año. Si se logra bajar de 500 kW a 400 kW tenemos cerca de 2 TWh/año de energía que se incorporarían al mercado, del orden de 30.000 empresas. Eso permitiría que los contratos entre las distribuidoras y las generadoras no tuvieran prácticamente ninguna disrupción y también que las futuras licitaciones de la CNE se vayan acomodando a los traspasos que se realicen desde cliente regulado a cliente libre. La historia a nivel internacional demuestra que no es una estampida, que es algo pausado”.

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