Cautela. Es la palabra que define a Liliana Alemán, una experimentada del sector renovable colombiano. Actualmente, su principal actividad pasa por el asesoramiento a promotores de proyectos solares fotovoltaicos y pequeñas centrales hidroeléctricas (PCH), área que conoce desde hace más de una década.

Pero la especialista también tiene un gran conocimiento del sector eólico. Años atrás se desempeñó como Country Manager de la portuguesa EDP Renováveis, donde bajo su gestión la empresa se hizo de dos grandes proyectos: Alpha, de 212 MW, y Beta, de 280 MW, ambos ubicados en La Guajira.

Tras su salida de EDPR, Alemán comenzó a dedicarse a la consultoría. Hace unos años asesoró a un fondo de inversión privado interesado en parques eólicos marinos en Colombia. Pero tensiones políticas generaron incertidumbres que disuadieron las pretensiones del grupo europeo.

El domingo pasado, la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, anunció el lanzamiento de una subasta eólica marina para el segundo semestre, cuyos pliegos licitatorios se darían a conocer en agosto.

¿La convocatoria despertará un gran interés por Colombia en la eólica marina? La especialista elige la prudencia y advierte sobre tres elementos clave a los que el Gobierno deberá darles respuestas si es que pretende una subasta exitosa.

Por un lado, Alemán advierte sobre el diseño de los pliegos licitatorios para que las ofertas sean realmente competitivas. Básicamente se centra en plazo y divisa con la que se retribuirá el precio de la energía que generen los parques eólicos marinos.

En diálogo con Energía Estratégica, la especialista indica que, en lo que respecta a la divisa, debería instrumentarse un esquema similar al de la subasta de Cargo por Confiabilidad: un pago de la energía indexado al dólar estadounidense.

“Estos tipos de proyectos requieren tarifas en dólares. Es tan grande la inversión en capital que difícilmente un inversionista acepte una tarifa en pesos”, tal como se remuneran las subastas a largo plazo de energías renovables.

En cuanto a plazo, para la consultora no alcanzarán los acuerdos de venta de energía (PPA) a 20 años, como ocurre en las convocatorias de Cargo por Confiabilidad, sino que deberían ser por 30 años, “para lograr el retorno de la inversión y precios de ofertas competitivos”.

El segundo factor por el que deberá velar el Gobierno es el licenciamiento de los proyectos.

“Si uno se pone a ver la experiencia internacional: como lo hicieron en algunos  países  europeos que desarrollaron la eólica marina, en muchos casos es el mismo Estado quien asume el licenciamiento de los proyectos absorbiendo los riesgos asociados a obtener todos los permisos que se requieren”, indica Alemán.

En esa línea, la experta aboga por “comenzar por conocer el suelo marino en Colombia, ya que hay muy poca información que pueda realmente servir para hacer un licenciamiento como corresponde”.

Otro punto crítico pasa por las consultas previas. En este caso, la ministra Vélez indicó que la subasta se realizaría en el departamento del Atlántico, disminuyéndose así la complejidad de procesos de consultas previas con comunidades.

De acuerdo a un análisis elaborado por Energía Estratégica, existen más de 3 GW presentados en la zona. No obstante, todo dependerá de cuál sea el ratio considerado por el Gobierno colombiano.

Más allá de esta estrategia, para Alemán una acción favorable será que “el Gobierno conceda un certificado de no presencia de comunidades y no necesidad de consultas previas en los pliegos”, considera y remata: “Eso sería un gran alivio para el proceso de licenciamiento”.

El tercer eje remarcado por la experta para que el Gobierno pueda desarrollar su primera subasta eólica marina de manera exitosa es que se desarrolle infraestructura portuaria.

“Se tienen que acondicionar los puertos porque este tipo de tecnología requiere de turbinas que son de mayores dimensiones que las de onshore (potencias de 15 MW por aerogenerador), son extra sobre dimensionadas. Hoy Colombia no tiene ningún puerto que te pueda recibir esas turbinas para el desarrollo de al menos 1GW de capacidad”, advierte la consultora.

Según la hoja de ruta eólica costa afuera (ver), Colombia debe llegar al 2030 con 1 GW operativo; y alcanzar los 3 GW al 2040.

Luego, para 2050, el objetivo que fija el documento, que contempla 280 recomendaciones y fue elaborado con el apoyo del Banco Mundial y del Gobierno británico a través de la consultora británica Renewables Consulting Group, aumenta a entre 6 GW y 9 GW en total.

Contemplado estas metas, para Alemán el 2030 “incluso podría parecer corto” ante los desafíos que se proyectan hacia adelante.

“Tenemos que capitalizar las lecciones aprendidas de los proyectos eólicos onshore en La Guajira porque no se pueden repartir errores en la planeación y factibilidad del desarrollo y construcción de proyectos, los riesgos para los inversionistas deben estar claramente definidos”, cierra la consultora.

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