Si bien los marcos regulatorios no avanzan al ritmo de las tecnologías en Latinoamérica, la apuesta por sistemas de energía solar a través de proyectos a gran escala y generación distribuida ha llegado a la región para quedarse por la competitividad de los precios y la necesidad de cada país de cumplir con las metas de descarbonización.

Para dar respuesta a la creciente demanda, Solis, fabricante líder de soluciones de energía fotovoltaica sigue capturando mercados en todo el mundo con profesionalismo e innovación tecnológica como punta de lanza.

En una nueva edición del ciclo Protagonistas de Energía Estratégica, Sergio Rodríguez, Service Manager para México y Latam de Solis Inverters analizó el mercado fotovoltaico y destacó las nuevas tendencias solares que ofrece la compañía.

¿De los mercados en los que trabajan cuales son los más atractivos de Latam y porque?

México seguirá siendo uno de los mercados más atractivos por la cantidad de recursos solar y la demanda de energía que tiene. A pesar de la coyuntura política sigue siendo un mercado atractivo, ya que están llegando al país muchas empresas que requieren que su producto final sea producido por energía limpia. 

El segundo mercado es Colombia: aunque sigue habiendo retos regulatorios en reactivas y restricciones, tiene mucho potencial y ha hecho mucho avance en proyectos de gran escala.  

En el tercer puesto está República Dominicana que está viviendo un boom en las energías renovables, aunado a sus recursos naturales y su alta dependencia energética.

¿Cuáles son las expectativas y objetivos de venta para 2023 en dichos mercados?

En México buscamos mantener la cuota de mercado que tenemos actualmente que es de entre un 50 y 60% del total de la generación distribuida. Por otro lado, para Colombia buscamos saltar de un 10 a un 30%. 

En el resto de Latinoamérica empezamos a tener presencia de marca y todavía nos falta mucho por hacer. Tenemos especial apetito por Sudamérica y el Caribe en lo que respecta proyectos híbridos para comercial e industrial.

¿En México, la tendencia del mercado se inclina más por el autoconsumo o utility? 

Un punto intermedio. El sector residencial seguirá siendo obviamente la tendencia porque las restricciones regulatorias se van volviendo cada vez más flexibles. La gente empieza a tomar más en cuenta a las energías renovables como una solución palpable, económica y fácil de aplicar en su día a día.

En México, en efecto, los proyectos utility están un poco frenados por temas ideológicos, pero esperemos que en 2024 con el cambio de gobierno haya un boom en proyectos energéticos de gran escala. 

A pesar de todo el ambiente hostil y complicado por parte de las autoridades con esas amenazas de cambios en las regulaciones, la generación distribuida sigue creciendo a un ritmo de un 20 y 30% anual y esperamos que esa tendencia continúe. 

Ojalá que con el nuevo gobierno se quite ese tope que tenemos de 500 kW en límite de capacidad instalada y que se aumente a 1 MW o 5 MW. Eso sería radical para detonar la generación distribuida en México. Como especialistas consideramos que 5 MW sería el límite ideal porque para el sector comercial e industrial medio MW no le hace ni cosquillas a la demanda de una empresa.

¿Cómo se encuentra el mercado del almacenamiento respecto a la venta de inversores en México y en Latam?

Actualmente, uno de los mercados con mayor interés en sistemas de almacenamiento es Chile. Es como el Brasil pero de almacenamiento principalmente por los costos de electricidad al momento de su inyección. Cuando estás generando la mayor cantidad de energía a partir de fuentes renovables al momento de inyectarla a la red tienes un costo negativo incluso cero. De esta forma, el almacenamiento se vuelve muy atractivo para proyectos PMGD con una capacidad de 1 MW hasta 9.9 MW. 

En México aún es un nicho de mercado, tiene un alto costo de inversión inicial pero en el sector residencial se está empezando a mover.  Aún persisten limitaciones por los costos de las baterías, pero se nota el interés por migrar hacia ese tipo de tecnologías.

Por otro lado, queremos enfocarnos en el almacenamiento en el Caribe porque existen muchas islas que siguen dependiendo de generadores diesel y la tecnología solar ya dio un paso agigantado para poder reemplazar esas tecnologías. No obstante, esa transición toma mucho tiempo pero vamos en ese camino. 

Por ejemplo, República Dominicana, a pesar de que está pegado a Haití, sigue siendo una isla energética también muy dependiente de los altos costos de importación de los combustibles. Ellos están haciendo un gran esfuerzo para impulsar las energías renovables. En efecto, ya hay resoluciones para que los proyectos de gran escala requieran cierto porcentaje de almacenamiento.

En conclusión, cada país va caminando a su forma y a su velocidad pero estamos encaminados.

¿Cuáles son las últimas novedades en materia de inversores?

Uno de los modelos más demandados, son las versiones de equipos trifásicos de bajo voltaje que operan a 208, 220 y 240. Antes las capacidades máximas eran hasta 20 o 30 kW. Actualmente tenemos de 50 kW y de 60 kW los cuales se han movido muy bien en México, Colombia y Centroamérica. Además, estamos por lanzar una versión de 75 kW con mayor entrada de corriente, lo cual permite la compatibilidad con los nuevos paneles que están en el mercado.

Esos modelos y los inversores híbridos para configuraciones de fase dividida son los productos más vendidos en toda Latinoamérica. Todos tienen una eficiencia del 98 o 99%

Para disminuir el LCOE fotovoltaico, hacemos equipos cada vez más pequeños, compactos y eficientes para que aprovechen más corriente y voltaje en sus entradas. También en el sector residencial, hay nuevas gamas que reducen mucho su peso lo cual es mucho más sencillo al momento de instalar y los costos han ido bajando.

¿Cuáles son los grandes desafíos y retos que presenta la industria?

La profesionalización del sector porque el mercado se mueve por el precio: el usuario final quiere el servicio más barato y eso trae consigo un alto costo. 

Hay muchos instaladores que no tienen la preparación técnica, eléctrica y fotovoltaica necesaria para instalar este tipo de sistemas.

Como el inversor depende de que el panel esté bien instalado para funcionar, tenemos muchos problemas con instaladores cuando no están preparados y no respetan los procesos de servicio ni las garantías. Muchos hacen muy malos trabajos y abandonan a los clientes finales.

También a nivel macro se presentan desafíos en cuanto a los marcos regulatorios de cada país. Necesitamos claridad en las reglas del juego para que sea un ganar-ganar para todos. 

Muchas veces las reglas no están hechas con criterios técnicos y no son claras. Para lograr esa transición energética la regulación requiere de la participación de todos los actores: del gobierno, los entes que producen energía, las asociaciones, los profesionales y la sociedad en general . 

Un ejemplo de ellos son las restricciones en las importaciones y exportaciones que existen en países como Argentina

 

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