El gas argentino está volviendo a jugar un rol central en el suministro de gas de Chile. Pero la consolidación de la participación argentina en el mercado trasandino dependerá de la posibilidad de firmar contratos a largo plazo, según la mirada de distintos actores de la industria de ese país.

La embajada argentina en Chile y la Asociación Gas Natural de Chile (AGN) organizaron hace tres semanas un seminario sobre el gas natural en Chile y las oportunidades de articulación con la Argentina, que contó con la participación de funcionarios, representantes de empresas y consultores de los dos países.

El ministro de Energía de Chile, Diego Pardow, planteó en la apertura de la jornada dos temas que sobrevolaron los paneles del evento: la capacidad de Argentina de equilibrar la oferta de LNG y el potencial de demanda residencial de gas.

«Este verano, mientras veíamos cómo varios de nuestros barcos a firme se desviaban a otros países de Europa debido al aumento de precios, nuestra capacidad de ver el invierno desde la perspectiva de nuestra seguridad energética hubiese sido muy distinta si nuestras relaciones bilaterales no estuvieran en el buen pie que están», destacó Pardow.

Gas argentino y LNG

El gas argentino comenzó a fluir nuevamente al mercado chileno en 2018 y ya ocupa un rol protagónico en el suministro de gas: representó la mitad de sus importaciones totales de gas en 2022. No obstante, los actores de la industria chilena de gas coinciden en que la infraestructura de importación de LNG seguirá teniendo un rol relevante en el esquema de seguridad de suministro.

El director ejecutivo de la AGN, Carlos Cortés Simon, recordó en el evento las consecuencias de la interrupción de las exportaciones argentinas. «Con el final de la crisis del suministro, que fue entre el 2008 y 2010, cuando Chile tuvo que salir a buscar una alternativa al suministro de gas argentino, desarrolló una infraestructura que hoy en día nos da seguridad, estabilidad, y nos ha permitido retomar la senda de crecimiento que se había visto interrumpida en los años 2000. Me refiero a las terminales de Quinteros y Mejillones. También a los contratos que se firmaron en ese momento para garantizar el suministro de Chile por los siguientes años», dijo en referencia al LNG.

A su turno, el Gerente general de GNL Mejillones, Gustavo Schettini, coincidió en la importancia del LNG. «El desafío es cómo restablecemos el gas desde argentina siendo que el GNL se estableció como la herramienta de seguridad y seguirá así. Tiene sus contratos y sus rigideces», dijo.

Contratos de largo plazo y flexibilidad

Los panelistas coincidieron en la necesidad de ampliar los horizontes de contractualización del gas argentino. «El gas argentino es hoy un gas que se mira a un horizonte de siete meses. Si queremos buscar un equilibrio que optimice el suministro en términos de garantía y de costo, lo que debiese ocurrir es que el gas argentino pase de ser un gas que se mira a tan a corto plazo a brindar una posibilidad de integrarlo de mejor manera en la programación del GNL«, explicó Mario Camacho, gerente general de GNL Chile.

Desde el lado argentino hubo coincidencias sobre la importancia de firmar contratos de largo término. María Luz Tremoli, líder de Estrategia de Mercado de YPF, señaló que «tanto el gas argentino como el LNG tienen que ser productos complementarios». «Lo importante es poder sentar precedentes que permitan tener exportaciones 365 que contemplen largos plazos», añadió.

Por otro lado, el vicepresidente comercial de Compañía General de Combustible (CGC), Emilio Nadra, remarcó que la posibilidad de importar LNG en Chile «obliga a que el gas argentino tenga que tener tanta flexibilidad como seamos capaces de desarrollar para atender las necesidades de una demanda mucho más oscilante».

«Tenemos que tener productos competitivos, flexibles y que acompañen esta cada mayor intermitencia y los desafíos que le plantea al suministro de gas natural la irrupción de las renovables», añadió Nadra.

La mirada de la AGN

El presidente ejecutivo de la Asociación Gas Natural de Chile también considera que la relación entre gas argentino y LNG será de complementariedad. «La importancia de los contratos con Argentina es relativa, ya que el sistema chileno funciona desde hace más de 10 años con un abastecimiento de GNL que ha sido confiable y lo seguirá siendo, con contratos sólidos a largo plazo«, explicó Cortés Simon ante una consulta por mail de EconoJournal.

Para que el gas argentino se consolide en el mercado chileno se necesitarían contratos en firme y por plazos más largos. «Los contratos en firme desde Argentina deben ofrecer condiciones que permitan un suministro seguro y a largo plazo. El hecho de que Argentina haya retomado los envíos de gas natural a Chile y que estos hayan aumentado rápidamente es un paso en la dirección correcta. Sin embargo, los esquemas contractuales ofrecidos son aún de corto plazo y estacionales», respondió Cortés.

«La posible relevancia del gas argentino radica en las condiciones con que esos contratos pudieran darse en términos de estabilidad, confiabilidad y competitividad. Si se dieran las condiciones apropiadas en estos aspectos, Chile podría disfrutar de un nivel de seguridad energética más elevado y precios más competitivos en comparación con otras tecnologías energéticas, como lo son los combustibles fósiles sólidos y líquidos y la leña», sintetizó.

Hasta mayo de 2023, un 46% del suministro de gas vino de Argentina y un 39% a través de GNL en lo que va del año, según la AGN.

Demanda

En materia de envíos de gas en firme, un primer test se produjo el año pasado con el acuerdo entre Argentina y Chile para exportar 300.000 m3 diarios a la región del BioBio.

Una arista relevante del acuerdo es la evaluación positiva que las autoridades chilenas hacen del impacto del gas como sustituto de la leña, el principal combustible para calefacción en el centro-sur de Chile. El consumo de leña húmeda es particularmente problemático en materia de polución aérea y emisiones, lo que abre una oportunidad para el gas argentino.

Pardow destacó los beneficios concretos del acuerdo. «Las ciudades de Chillán, Los Ángeles y Temuco reciben un precio por sus energéticos significativamente mejor que el que no existiría de no mediar esta buena relación. El precio es fundamental para ir desplazando otros combustibles muchísimo más contaminantes. Son de las ciudades más contaminadas de Chile en términos de material particulado durante el invierno», dijo el ministro de Energía en el evento.

La industria chilena comparte que existe un potencial grande en consumo residencial de gas. «Tenemos en Chile una posibilidad de incrementar el consumo de gas no solo en generación eléctrica sino en los hogares. Hay una oportunidad de incrementar la penetración del gas», dijo Schettini.

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, Nicolás Deza