Como ya había anticipado Energía Estratégica, la Asociación Mexicana de Energía Eólica (AMDEE) destaca que si bien México tiene un gran potencial eólico de 50 GW, únicamente se han instalado 7.3 GW en 2022.
Está generación se logró con la operación de 70 parques en 15 estados con 3,247 turbinas o aerogeneradores instalados y representaron el 8,16% de la capacidad instalada en 2022.
De esta forma, aunque los desarrollos eólicos han evolucionado a lo largo de los años, no han crecido al ritmo que esperaba el sector.
En efecto, la asociación argumenta en conversaciones con este medio que “aún queda mucho espacio para que crezca el sector y continúe aportando al cumplimiento de las metas de reducción de emisiones de gas de efecto invernadero (GEI)”.
No obstante, identifica los principales desafíos que obstaculizan la ejecución de nuevos proyectos eólicos, necesarios para contribuir a la descarbonización de la economía mexicana.
Certidumbre jurídica y respeto a la ley
De acuerdo a portavoces de AMDEE, la economía en general y el sector eléctrico necesitan un ambiente de certidumbre jurídica que permita la toma de decisiones de largo plazo.
“Procurar la estabilidad, claridad y respeto de la regulación establece las señales necesarias para el adecuado desarrollo del sector”, afirman.
Visibilidad de largo plazo
Bajo la premisa anterior, teniendo en cuenta que los proyectos eólicos tienen una vida útil de más de 20 años, su planeación operativa y financiera depende fuertemente de proyecciones a largo plazo, basadas en la certidumbre jurídica y el ambiente económico del país.
De esta forma, para la Asociación la estabilidad económica con reglas claras y estables se convierte en un factor esencial para promover las inversiones en el sector. El Gobierno debe garantizar que las reglas y fundamentos económicos y contractuales del proyecto se mantendrán durante la vida del mismo.
Fortalecimiento y expansión de la red eléctrica
Según AMDEE, la Red Nacional de Transmisión (RNT) es la columna vertebral del Sistema Eléctrico Nacional. Su funcionamiento tiene efectos importantes en todos los eslabones y variables del sector incluyendo la calidad y continuidad del suministro eléctrico, precios, estabilidad y confiabilidad.
“Una RNT adecuadamente dimensionada y resiliente permite el efectivo transporte de la energía producida por las diferentes tecnologías presentes en la matriz energética hacia las diferentes regiones y centros de consumo”, explican portavoces de la Asociación.
“Es necesario que la red eléctrica crezca al ritmo de las necesidades del sector y el aumento de la demanda eléctrica del país. Si esto ocurre, tendrá la capacidad suficiente para permitir la interconexión de nuevas centrales eléctricas renovables y ayudará a reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero”, agregan.
De esta forma, expertos de la entidad explican que la consolidación y robustecimiento de las redes nacionales de transmisión y distribución, son requerimientos esenciales, no sólo para habilitar el desarrollo de nuevos proyectos que permiten generar a muy bajo costo, sino también para llevar esa energía barata a casi cualquier región del país.
“Maximiza la confiabilidad y complementa los perfiles de generación entre tecnologías y entre regiones, minimizando los requerimientos de respaldo y gestión de la intermitencia de algunas fuentes de generación renovable”, advierten.
Actualización de las reglas de mercado.
La asociación sugiere que el marco regulatorio debe evolucionar oportunamente a través del involucramiento de los participantes del mercado, para corregir fallas e incorporar instrumentos nuevos que se adapten a las nuevas tecnologías y requerimientos del sector.
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