Las energías renovables existen desde siempre, pero empezaron a cobrar protagonismo en las últimas décadas, a raíz de la preocupación que rige en la agenda mundial por hacerle frente al cambio climático. Con esta premisa a la cabeza de las urgencias internacionales, son cada vez más los países y empresas que reformulan sus objetivos, plantean nuevas estrategias y adoptan programas y políticas para promover su uso y participación.

En el camino hacia la transición energética y en pos de construir un futuro más sostenible y netzero (sin impacto neto en la emisiones), “como industria tenemos el compromiso de entregarle al mundo y a la Argentina la energía que necesita, y eso quiere decir que debe ser una energía accesible, limpia y eficiente”, señaló Matías Weissel, gerente de Operaciones de la compañía Vista, durante un encuentro organizado por LA NACION, que llevó por lema “Energía. La oportunidad latente”. Y ello implica dar una vuelta de página.

“Desde hace tres años tenemos una agenda enfocada en la sustentabilidad. En 2020 trazamos una línea base desde el punto de vista de cuáles son las emisiones de gases de efecto invernadero y desplegamos un portfolio relacionado con la descarbonización upstream”, puntualizó el ejecutivo . Y agregó: “Como toda actividad industrial y humana, también hay un footprint residual que vamos a compensar con soluciones basadas en la naturaleza”.

En este escenario de plena transformación, el gas natural toma protagonismo y es entendido como “un complemento, un aliado y una necesidad”, consideró Ricardo Ferreiro, presidente de Gas & Power, desarrollo de Negocios y Comercial de Tecpetrol. En palabras del ejecutivo, la turbulencia por los distintos eventos del último tiempo demostró “que no hay una competencia en lo inmediato entre un tipo de energía y el otro, sino que la transición requiere de las dos. La seguridad energética se ha mostrado como un tema relevante y el gas es un vehículo para lograrla”.

Del encuentro, que se desarrolló en la redacción de la nacion, participaron, tal como se informó el domingo último, la secretaria de Energía de la Nación Flavia Royon; el exministro de Energía y actual director de Energy Consilium, Juan José Aranguren; el economista Ricardo Arriazu; los consultores Daniel Gerold y Daniel Montamat; el economista de la Fundación Pensar Nicolás Gadano; la investigadora del Centro de Estudios de la Actividad Regulatoria Energética de la UBA, Griselda Lambertini, y el titular de la consultora Paspartú, Juan José Carbajales.

1. Los objetivos y la realidad que tiene el país

Hoy, en la Argentina, las energías renovables representan el 12% de la matriz energética. De acuerdo con la Ley de Energías Renovables, promulgada en 2015, el objetivo es que alcancen el 20% en 2025 y, tal como establece el Plan Energético presentado por el Gobierno, la cifra de la meta se elevaría al 30% para 2030. Respecto del ADN energético del país, Roberto Carnicer, director del Instituto de Energía de la Universidad Austral, puntualizó: “La Argentina tiene que apuntar a una matriz de oferta con una gran participación de los hidrocarburos y el gas como transición energética”.

Para solventar esta necesidad y en pos de la transición, Vaca Muerta se suma como un importante recurso que tiene el país en términos de producción de gas natural, un proyecto que es mirado como una oportunidad que puede aportar las divisas que necesita. Sin embargo, “se trata de un plan complejo y largo, pero no tengo dudas de que la Argentina puede estar presente en ese mercado”, opinó Rodolfo Freyre, vicepresidente de Gas, Energía y Desarrollo de Negocios de Pan American Energy (PAE), empresa que está sumando 200 megas en producción de energía renovable en el sur del país.

“El tamaño de los recursos en la Argentina es tan grande, que creo que la única salida para monetizar las reservas de gas de Vaca Muerta está en las plantas GNL”, sostuvo Horacio Turri, director ejecutivo de Exploración y Producción de Pampa Energía y vicepresidente de TGS, en referencia a que la licuefacción permite ampliar las exportaciones. En ese sentido, dijo que el mercado regional es importante y a la vez chico, en relación con la cantidad de producción que podría ir al exterior. Respecto de Pampa, afirmó que la firma tiene inversiones por más de US$1000 millones desde 2020 y puntualizó que se llegaría a una producción de 17 millones de metros cúbicos de gas en este invierno.

El proyecto de ley para la Promoción de Gas Natural Licuado (GNL) que está en el Congreso prevé que la Argentina tendría la oportunidad de exportar 460 barcos de GNL al año. Eso significaría un ingreso de entre US$15.000 y US$20.000 millones anuales. Según Pablo González, presidente de YPF, la aprobación del marco regulatorio es fundamental para “monetizar recursos”. Para el ejecutivo, “el marco regulatorio tiene que salir este año, no podemos perder más tiempo. Tiene que haber una política energética de Estado. En este proyecto se necesita un volumen igual al 80% de gas que hoy produce la Argentina; todas las compañías de gas aportarían a este proyecto, y el país podrá exportar en un nivel parecido a lo que hoy exporta el campo”.

2. El gran desafío del segmento renovable

Instalar una agenda de energías renovables a largo plazo en un contexto local signado por una crisis económica, la falta de reservas, una inflación que no da tregua y un fuerte cepo cambiario, es complejo. Aun cuando la Argentina convive con una situación privilegiada al contar con una enorme cantidad de recursos en materia energética, la situación macroeconómica hostil limita la posibilidad de explotarlos de la mejor manera para abastecer al mercado local e internacional.

Según Alejandro Einstoss, jefe del Instituto Argentino de la Energía General Mosconi, la Argentina “tiene un problema con el capital que demanda el sector energético, porque la energía renovable requiere capital intensivo”. Y ahondó: “Hoy los precios están completamente distorsionados. Hay que bajarlos”. Si se quiere ver una expansión masiva, es necesario un cambio de fondo: “Creo que hay que revisar las normas y generar un marco regulatorio que incentive al sector privado a invertir en el sistema de transmisión”, especificó.

Gustavo Anbinder, director de Negocios y Desarrollo de la firma Genneia, expresó que, aunque la intención de desarrollar el campo de las energías renovables está en marcha, el proceso tiene que acelerarse, y consideró que si el sector privado no entra, el avance se frena. Para el ejecutivo, hay proyectos en los que, si bien ya está definido el marco regulatorio, falta concretar la puesta en marcha. “Hay que trabajar en la instrumentación y en la estabilidad del sistema: definir cómo se va a recuperar el dinero de las inversiones y qué prioridad de uso van a tener los que las hagan, entre otras cosas”.

Según el presidente de Globe International, Juan Carlos Villalonga, la participación del sector privado en el desarrollo de las energías renovables es crucial. Y lo ejemplificó: “Pasadas las rondas de licitaciones del programa RenovAr, siguió el movimiento de iniciativas en el campo de las estrategias renovables, a través de contratos privados. Esto demuestra el compromiso de la descarbonización de las empresas”. No obstante, añadió que los recursos tienen un límite y, por ende, “la política tiene que ser clara”. Señaló que como están dadas las condiciones, “necesitamos un Estado con una fuerte convicción” para el desarrollo de las potencialidades.

Los referentes del sector que participaron de un panel durante el encuentro coincidieron en que existe una disonancia entre la infraestructura real con la que cuenta el país, y la que necesita para lograr la meta del 30% de la matriz energética en 2030. “La restricción de la infraestructura es un severo limitante para la expansión de las renovables”, manifestó Villalonga.

Para Anbinder, en tanto, para poder llegar a la meta “necesitamos más puertos, carreteras, grúas, compañías de construcción y recursos humanos calificados en cantidad”.

3. Vaca Muerta, bajo la lupa del real estate

El crecimiento de Vaca Muerta no tiene sus efectos solo en gas y petróleo. La zona está bajo la lupa del sector inmobiliario, cuyos referentes ven una oportunidad para desarrollar unidades habitacionales y complejos de mayor infraestructura, donde se puedan alojar los trabajadores y las muchas personas que visitan el lugar a diario. “Hay una enorme oportunidad en Vaca Muerta desde el punto de vista del real estate”, precisó Matías Botello, director de Emprendimiento y Nuevos Negocios en la firma Soldati.

Según estimó, “se está dando un gran crecimiento demográfico en el área y, justamente, la producción de viviendas, ya sea por los plazos, las inversiones que requieran o la infraestructura que rodea al producto, no alcanza la velocidad necesaria para poder cubrir todas las necesidades”. En Añelo, por ejemplo, el centro urbano más cercano a Vaca Muerta, si bien la cantidad de viviendas se multiplicó, no son suficientes para albergar a los más de 20.000 empleados, “por lo que la demanda está sin ser abastecida y eso tiene impacto en los valores de renta”, subrayó Botello.

Los que inviertan en este mercado, remarcó el ejecutivo de Soldati, recuperarán el dinero en un plazo de aproximadamente siete u ocho años. “Vaca Muerta es una inversión muy segura en el mundo del real estate, porque hacés el cash out del negocio bastante rápido y te quedás performando con el activo el resto de los años”, sostuvo el profesional.

Apostando por el potencial que tiene Vaca Muerta y sus alrededores, el rubro de la logística es otro de los que son claves. Con la mirada en el futuro, desde Andreani se tomó la decisión, hace cuatro años, de desarrollar una división vinculada con la energía, viendo el contexto macro y las oportunidades que iban a llegar desde esta industria. Gonzalo Cicilio, gerente comercial del segmento de Energía del grupo logístico Andreani, contó: “Nos sumamos a esto por la capacidad que creemos que tiene nuestra empresa de agregarle valor a la cadena de abastecimiento de la industria energética”.

Según especificó Cicilio, la empresa se enfocará en generar procesos de logística que estarán activos las 24 horas durante los siete días de la semana, y que implican transportar insumos como repuestos, ropa para el personal que trabaja en el lugar, materiales para las maquinarias y cañerías. El ejecutivo estimó que esta industria va a crecer entre 20 y 30% en los próximos años, por lo que demandará mucha logística: “Creemos que hay bastante margen para mejorar la cadena, por las necesidades que tiene. Vamos a aportar eficiencia para abastecer en menos tiempo, con mejores resultados y menos necesidad de camiones.

Las sociedades demandan cada vez más propuestas y soluciones de valor que garanticen la seguridad del planeta y las personas. Es responsabilidad de los Estados y de las compañías tomar las riendas y nutrirse de herramientas para dar lugar a los cambios. En la Argentina, la industria energética, sobre todo la que se refiere a la de fuentes renovables, tiene una gran potencial para convertirse en referente mundial y para impulsar a nivel local un contexto de prosperidad, inversión y desarrollo. En el país, los recursos naturales abundan, pero, según enfatizaron los directivos consultados, es necesario generar y tener reglas de juego claras y previsibles y también estrategias que permitan materializar los objetivos.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/energia-la-argentina-frente-a-la-gran-oportunidad-que-le-dan-sus-recursos-nid30072023/
Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/energia-la-argentina-frente-a-la-gran-oportunidad-que-le-dan-sus-recursos-nid30072023/