*Por Pablo Givogri.
En la década de los 90 el concepto de la integración energética en el Cono Sur era un tema tratado en todas las conferencias sobre la materia, a la vez que era promovido y estaba en las agendas de los Estados de los países de la región. El objetivo principal detrás de la integración era que los países se beneficiarían en el uso común de sus recursos energéticos, que apuntalados por los conceptos de complementariedad y competitividad, se alcanzaba un uso eficiente de sus diferentes recursos. Con esa visión regional y en ese contexto, se desarrolló en aquel período una importante infraestructura de interconexión gasífera entre varios países (Argentina, Chile, Bolivia, Brasil, Uruguay). En gasoductos desde Argentina con sus países vecinos se construyeron casi 4.000 km de gasoductos con capacidad de 34 millones de metros cúbicos por día (m3/día), totalizando una inversión de aproximadamente U$S 1.900 millones.
La relevancia de esa infraestructura regional queda de manifiesto comparándola con la extensión total de gasoductos en territorio argentino para el mercado doméstico que ronda en la actualidad los 16.000 kilómetros. Complementariamente también se desarrolló la interconexión gasífera entre Bolivia y Brasil con una extensión de casi 3.000 km que partiendo de San Cruz de la Sierra (con una extensión a Cuiabá en 3 MM m3/día) llega a la región Sudeste de Brasil (hasta Santa Pablo con capacidad de 30 MM m3/día y hasta Porto Alegre con 6 MM m3/día).
Posteriormente en 2004 comenzaron problemas de escasez de oferta de gas desde Argentina (conocidos y sin objetivo de esta nota en profundizar en sus causas) que llevaron a que los países importadores, sumado Argentina como principal proveedor en la integración, tuvieran que implementar acciones de abastecimientos alternativos para satisfacer sus requerimientos energéticos (i.e. construcción de plantas de regasificación on-off shore, importación argentina desde Bolivia).
Hoy, los temas en el mundo energético se enmarcan en un escenario con otros desafíos: países en procesos de transiciones energéticas conforme sus realidades particulares, procura de seguridad de abastecimiento, uso creciente del GNL-con volatilidad de precio, desarrollo de energías renovables -con intermitencia, costos de las diferentes fuentes de energía y cómo se internalizan los precios de los diferentes energéticos dentro de las economías, entre los principales. Ahora bien, y particularmente para la región, actualmente se cuenta con infraestructura existente de gasoductos y electroductos, y otra necesaria a construir; condiciones que constituyen una nueva oportunidad para aquellos países que, por potencialidad en recursos no renovables (petróleo, gas) y en renovables (hidroelectricidad, eólica, solar, biomasa, etc) pueden abastecer de manera competitiva, y con búsqueda de optimización en el uso de los recursos disponibles, la brecha de consumo de los diferentes procesos de transición energética.
Proyecciones
En este escenario, el gas natural puede constituirse en un recurso complementario y beneficioso -por su competitividad- en la transición energética. En concreto, la región puede aprovechar la oportunidad para que el gas sea la energía de la transición hacia la descarbonización, pudiendo los países con potencialidad de desarrollo del gas, aportar las soluciones económicas-ambientales a los países que necesitan matrices energéticas sustentables con menor dependencia de combustibles fósiles (caso del petróleo/derivados con mayor impacto ambiental) que usan en la actualidad. En resumen, la integración energética regional -vía gasoductos, electroductos, incluso mediante aprovisionamiento por GNL- puede convertirse en la fortaleza para potenciar la complementación entre los países en el uso de sus recursos energéticos.
Además de la infraestructura de gasoductos ya construida en los últimos años más las obras previstas en el plan del Gobierno argentino Transport.AR -que puede usarse para apuntalar y fortalecer la integración energética regional-, hay proyectos de infraestructura de gas en carpeta de varios inversores que lucen competitivos – bajo determinadas condiciones macroeconómicas y regulatorias- para alcanzar mercados regionales (i.e Argentina con Chile, Argentina con Bolivia con alcance a Brasil, Argentina con Uruguay/Brasil, GNL en Argentina para su exportación regional y extra-regional). Las inversiones incrementales en las diferentes opciones para llevar gas argentino hasta el mercado brasilero pueden estimarse en un rango de U$S 2.200-2.600 MM; este valor representa aproximadamente un tercio de lo que se prevé en el plan Tranport.AR (GNK Etapa I: U$S 2.700 millones, GNK Etapa II: U$S 3.700 Millones y Reversión Gasoducto Norte U$S 714 Millones). Los fundamentos económicos para que se viabilicen estas transacciones regionales, es que la abundancia de los recursos de gas en Argentina (particularmente desde Vaca Muerta) puede generar ventajas económicas para pensar en un precio competitivo para uso regional, además de ofrecer solución a los temas de seguridad de suministro.
Existen datos concretos que facilitarían alcanzar precios competitivos del gas y de la energía eléctrica en los mercados regionales, a saber:
• Uso de infraestructuras existentes gas natural y electricidad con capacidad excedentes:
• Gasoductos existentes de interconexión gas entre Argentina-Chile (5 gasoductos)
• Exportación / importación de energía eléctrica: Argentina-Chile (norte)
• Intercambios Argentina/Brasil: Electricidad (Garabí) y gas natural (Uruguayana)
• Gasoductos existentes de interconexión entre Argentina-Uruguay (Gasoducto Cruz del Sur y Gasoducto Litoral)
• Competitividad del gas argentino que, usando infraestructura existente y proyectada, y aun desarrollando nuevos sistemas de gasoductos de interconexión, se podría llegar a precios en el mercado de Brasil entre 7.5-8.5 USD/MMBTU (considerando los precios de gas en boca de pozo comparables con los aplicados en el mercado doméstico argentino: 3,5 USD/MMBTU):
• Argentina hacia Brasil (vía Uruguayana/Porto Alegre, vía Río de La Planta/Uruguay).
• Argentina hacia Brasil (vía uso reversión Gasoducto Norte hasta frontera con Bolivia, uso sistema de Bolivia y utilización del Gasoducto Bolivia Brasil)
• Un proyecto de escala de GNL en Argentina (8 MM TPA, para licuar 30 MM m3-día con una inversión aproximada en planta y gasoductos dedicados por USD 6.700 MM) para abastecer el mercado mundial puede ser competitivo para su uso parcial en el sureste del mercado brasilero, alcanzando un valor de gas regasificado puesto en boca de consumo de 10 USD/MMBTU (partiendo de un valor competitivo del gas en VM, más el transporte dedicado y el costo de licuefacción, adicionando el transporte marítimo a Brasil, sumando finalmente la regasificación off shore y el costo de transporte hasta el punto de consumo).
Condiciones
Conforme lo desarrollado hasta aquí, se puede concluir que para viabilizar y dar un salto discreto de la integración energética regional será necesario consolidar condiciones institucionales-regulatorias en los países de la región para la importación – exportación de gas y de energía eléctrica. En particular se debería trabajar, entre otros aspectos: i) en un fortalecimiento institucional regional a través de Acuerdos Marcos entre Gobiernos de la Región (en el marco de nuevas leyes nacionales o nuevos/actualización de Protocolos de integración); ii) en el marco legal-regulatorio del mercado de exportaciones de gas en Argentina (cambiando paradigma de abastecimiento Mercado Interno vs Mercado Externo); iii) en las reglas regulatorias necesarias de aplicación en los países importadores para un campo de juego nivelado de competencia del gas natural/GNL/renovables para la generación de energía eléctrica; iv) en las reglas de intercambios energéticos y en una armonización de los sistemas tarifarios de transporte a nivel de cada país; v) en la alternativa de exportación de gas argentino a Brasil por el Gasoducto Bolivia-Brasil vía tránsito en Bolivia, estudiando: a) el marco legal-contratos para uso del sistema boliviano (condiciones de acceso y tarifas de transporte de tránsito), y b) en los lineamientos de un potencial Acuerdo Marco tripartito Argentina/Bolivia/Brasil.
En esta nota se han expuesto algunos aspectos regulatorios que se entiende inicialmente deberían ser estudiados y debatidos ampliamente entre las autoridades competentes de los países, los que seguramente con su profundización y por dinámica, darán lugar a otros temas para su estudio; todo ello en pos de lograr el objetivo deseado de la integración energética en la región, con los beneficios que ello conlleva en temas centrales: precios competitivos de la energía, asequibilidad al usuario, seguridad de abastecimiento y sustentabilidad ambiental.
*Experto regulatorio en Energía.
La entrada Resiliencia regional en la integración energética del Cono Sur se publicó primero en EconoJournal.
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