YPF, el mayor jugador del mercado de combustibles, terminará definir en las próximas horas la magnitud del aumento de los combustibles que pretende instrumentar para cubrirse por el encarecimiento de los costos que implicó la devaluación del 22% del peso autorizada este lunes por el gobierno. El porcentaje de incremento no está definido y se terminará de acordar hoy o mañana con el ministro de Economía, Sergio Massa, que el domingo sufrió un duro golpe por la derrota en las PASO. La propuesta de YPF y el resto de las refinadoras —Raízen, Axion Energy y Puma— es trasladar lo más rápido posible al surtidor el alza del petróleo aparejado por el encarecimiento del dólar, que trepó a 356,5 pesos. En esa clave, EconoJournal pudo reconstruir que directivos del sector solicitaron autorización al ala política del gobierno para actualizar hasta un 15% el precio de las naftas y gasoil. «La suba es inminente», indicaron desde una empresa.

El presidente de YPF, Pablo González, hombre que responde a la vicepresidenta Cristina Kirchner, es quien lleva adelante la agenda con la líder del cristinismo y con el propio Massa, que tendrá la última palabra para precisar cuánto se moverán las pizarras en las estaciones de servicio. El objetivo de máxima de las empresas incluye una recomposición del 15% esta semana y un 10% adicional en septiembre.

La apuesta, ambiciosa ya de por sí y mucho más por estar en plena campaña electoral, se explica por el atraso que ya acumulaban los combustibles antes de la devaluación (desde diciembre de 2022 Massa sólo autoriza subas inferiores a la depreciación del tipo de cambio) y también por el aumento del precio internacional del crudo, que volvió a cotizar sobre los 85 dólares y elevó el importe de los combustibles importados.

Parece difícil que el gobierno autorice una cifra como la que piden las empresas. Una fuente del área energética del gobierno se mostró escéptico y anticipó que la suba final sólo se expresaría en un dígito. Como sea, la definición final se conocerá en las próximas horas. Si el Ejecutivo no permite que los precios sigan la tendencia del dólar, el riesgo en las próximas semanas es que empiece a faltar combustibles porque las refinadoras ralentizarán todo lo que puedan la importación a pérdida de naftas y gasoil para el mercado interno.

Para YPF la situación es especialmente sensible porque tiene fuera de servicio la refinería de Luján de Cujo en Mendoza por una para programada. Y en septiembre tiene previsto parar la destilería de Ensenada, en La Plata, para optimizar una de las unidades de la planta. No es sencillo reprogramar ese tipo de mantenimientos mayores porque involucran a decenas de proveedores y tecnólogos (muchos internacionales).

Razones

Luego de la fuerte devaluación de este lunes, los precios de los combustibles en el país acentuaron el atraso con respecto a la paridad de importación (import parity) de naftas y gasoil, que ya supera el 40%. En el sector analizan que los precios del petróleo tienen un descalce de 23%, porque el barril de crudo tipo Brent (que es de referencia para la Argentina) se ubicó este martes en 85,63 dólares. Descontando retenciones (8%), fletes y otras variables, el precio de importación de crudo se ubica en torno a los 75 dólares. El barril de crudo Medanito, que se produce en Vaca Muerta, se vendió a 61 dólares en el mercado local durante julio. A esta altura, parece inevitable que la brecha entre ambos indicadores se seguirá ampliando en los próximos meses.

Según cálculos del sector, el complejo refinador pierde a razón de 95 dólares por cada metro cúbico procesado. En tanto que por cada metro cúbico importado de crudo las refinadoras pierden 400 dólares.

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, Roberto Bellato