El mundo se ha puesto la meta de que la temperatura de la Tierra suba por encima de 1,5°C hacia al año 2050, por lo que se acordó la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y acelerar el uso de las energías renovables para descarbonizar las economías.
De tal manera, se abrió un escenario para acompañar el proceso de transición energética. Y bajo ese contexto, Ramón Fiestas, presidente para Latinoamérica del Global Wind Energy Council (GWEC), brindó una entrevista exclusiva a Energía Estratégica en la que analizó las barreras y perspectivas de la energía eólica a nivel mundial y el papel que podría tener la región.
“Tenemos que multiplicar por cuatro la capacidad eólica instalada de aquí al año 2030, a efectos de que en 2050 aseguremos el control del incremento de la temperatura global”, señaló desde las instalaciones de la Cámara Eólica Argentina durante una visita al país.
“Es un desafío enorme, tanto desde el punto de vista financiero con la atracción de capitales, como logístico para la creación de cadenas de suministro y definición de lugares y formas en las que se harán. Pero si hoy no se hace más eólica no es porque no se quiera, sino porque no se puede”, subrayó.
Las barreras identificadas abarcan desde la capacidad de transporte en las redes de transmisión o la toma de decisiones políticas para fomentar un entorno competitivo para las inversiones, como también retrasos administrativos y de permisología para la construcción y puesta en marcha de nuevos parques o ampliaciones de los ya existentes.
“No hay transición sin transmisión y es algo que muchos políticos e instituciones se olvidan. Estamos construyendo la red del presente, basada en renovables, sobre un sistema eléctrico del pasado que estaba basado en energías fósiles y potencia firme, mientras que las renovables son variables, lo que implica diferentes necesidades de infraestructura y modos de gestionar el sistema eléctrico”, apuntó Ramón Fiestas.
“Se critica que debemos acompañar renovables con grandes líneas de transmisión, pero parece que la humanidad se olvidó que hace 40-50 años, se hicieron miles de instalaciones para traer el agua de los saltos hidroeléctricos para llevar el kWh hasta los puntos de consumo. Es decir, ahora debemos reconstruir un sistema eléctrico, con el hándicap de que nos acusa o reprocha la necesidad de tener que hacer inversiones en transmisión, como si no fueran necesarias”, agregó.
Con ello se refirió a la importancia de afrontar el desarrollo de los sistemas eléctricos como parte de la visión de transición energética y de buscar buscar los mecanismos que consigan hacerlo de la manera más eficiente y rápida posible, principalmente en Latinoamérica.
“Por otro lado, encontramos que desarrollar proyectos de generación renovable on-grid y/o líneas de transmisión se convierte en un problema desde el punto de vista administrativo, de licenciamiento, de la permisología para la autorización de la construcción y entrada en operación”, complementó el presidente para LATAM del GWEC.
Incluso, en algunos países de la región es una de las principales dificultades para el sector renovable, como el caso de México donde la Comisión Reguladora de Energía (CRE) denegó más de 2 GW eólicos y solares denegados durante el 2022 (hecho que se repitió a lo largo de los últimos meses) o en Colombia donde, hasta finales del año pasado, había más de 59000 MW en solicitudes de punto de conexión ante la UPME.
“Estamos en una situación de emergencia climática que requiere una serie de procedimientos administrativos diseñados para la misma. La emergencia climática implica urgencia administrativa, lo que significa reducir plazos y simplificar los trámites”, concluyó Ramón Fiestas.
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