El domingo acusó a las petroleras de especular para forzar una suba del precio de los combustibles y amenazó con cerrar las exportaciones de crudo si el martes a la medianoche no se normalizaba el abastecimiento. El lunes, cuando el suministro mostró signos de mejora, ironizó sobre la situación: “Empezó a aparecer mágicamente”, sostuvo, reafirmando la sospecha de que las petroleras habían estado detrás de una maniobra desestabilizadora. Pese a ello, y cuando todavía se registran numerosos faltantes, sobre todo en las provincias, el ministro de Economía, Sergio Massa, no solo no cerró las exportaciones, sino que autorizó un aumento de precios de hasta 10% en los surtidores.
Tal como anticipó EconoJournal, el viernes los principales referentes de las petroleras conversaron con el gobierno sobre la necesidad de aplicar un aumento de precios. La idea original era hacerlo el fin de semana, pero las declaraciones públicas de Massa le pusieron un freno a ese plan. El lunes hubo otra reunión y, cuando los faltantes todavía eran evidentes y estaba vigente la amenaza de cierre de las exportaciones, se terminó de acordar la suba aplicada este miércoles.
Al igual que hizo luego de las PASO, cuando autorizó un aumento promedio del 12,5%, pero presentó la noticia como como un compromiso de las empresas de no volver a aumentar hasta noviembre, ahora el ministro Massa anunció este miércoles que el impuesto a los combustibles continuará congelado hasta febrero de 2024 y no hizo referencia alguna al aumento con el que se encontraron los automovilistas por la mañana.
El discurso de Massa
El discurso del ministro y candidato a presidente por Unión por la Patria, de apenas unos 4 minutos, podría llevar a pensar que no se autorizó ningún aumento. Massa comienza diciendo allí que “en el día de hoy hemos publicado el decreto que establece el congelamiento del ICL (Impuesto a los Combustibles Líquidos), básicamente es un mecanismo por el cual el Estado no aumenta su participación en los impuestos para que la nafta no aumente más. Quiere decir, resignamos recursos del Estado, dejamos de cobrar impuestos, a los efectos de que la nafta no aumente más de lo debido”. Al principio dice que la medida es para que “la nafta no aumente más” y luego se corrige y dice que en realidad es para que “la nafta no aumente más de lo debido”.
“Como ustedes saben, en las últimas horas escuchamos pedidos de aumentos del 40%, del 20%, del 10%, muy por encima de la realidad que un sector, de los grandes ganadores de la economía, necesitaba a los efectos de seguir invirtiendo”, agregó el ministro. En ningún momento de su intervención, el ministro aclara que este mismo miércoles hubo aumentos que en la Ciudad de Buenos Aires llegaron hasta un 9,6% y en algunas localidades provinciales fueron incluso mayores. YPF, la petrolera controlada por el Estado Nacional, fue la que más subió sus precios en Capital Federal al ajustar ese 9,6%, mientras que la competencia, que ya venía cobrando más, redujo levemente la brecha al incrementar en torno a un 7,6% promedio.
En las YPF de la Ciudad de Buenos Aires, la nafta súper subió de 248 a 272 pesos y la premium, de 318 a 349 pesos. A su vez, el precio del gasoil común subió de 266 a 292 pesos y el Euro diesel, de 363 a 398 pesos.
Del mismo modo que se lo hizo en agosto, todo el dispositivo comunicacional oficial, apunta a instalar la idea de un congelamiento. En este caso, el congelamiento es del impuesto a los combustibles, pero no de los precios de la nafta y el gasoil. “Nosotros vamos a defender el bolsillo de los argentinos”, es el textual de Massa que encabeza las gacetillas de prensa.
, Fernando Krakowiak