Las importaciones de energía podrían caer en más de 2000 millones de dólares en 2024, si Energía Argentina (Enarsa) puede completar las obras de reversión del Gasoducto Norte y las plantas compresoras del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK) de Vaca Muerta, que sumarán capacidad de transporte de gas natural desde la Cuenca Neuquina hasta el Litoral y el Norte de la Argentina.

Según un informe de la consultora Economía & Energía, que dirige Nicolás Arceo, las compras de energía en el exterior cerrarían en 2023 en unos u$s 7642 millones, valor desde el que bajarían a u$s 5563 millones el próximo año por un descenso en gas natural desde Bolivia, Gas Natural Licuado (GNL) y gasoil para las centrales termoeléctricas, principalmente.

En la otra columna, las exportaciones energéticas crecerían de u$s 7039 millones proyectados en 2023 a u$s 7846 millones el año que viene, gracias a mayores envíos de petróleo crudo por unos 190.000 barriles diarios. No obstante, la cifra sería menor que en 2022 por el descenso de los precios internacionales.

 

De esta manera, “el 2023 seguramente se constituirá en un año bisagra, en términos de la balanza comercial del sector”, señala E&E, pues se alcanzará un virtual equilibrio. “La proyección para 2024 arroja un superávit de más de 2000 millones de dólares, valor que no se alcanzaba desde finales de la primera década de este siglo”, observa el reporte.

Las obras energéticas para Vaca Muerta

En cuanto a las obras para la ampliación de la red de gasoductos, Enarsa prevé que la constructora Sacde finalice la planta compresora de Tratayén (en el inicio del gasoducto de Vaca Muerta) para fin de año, lo que aportaría capacidad de evaluación de gas por unos 5 millones de m3 diarios (MMm3/d) extra a los 11 MMm3/d que ya tiene el caño.

Asimismo, recientemente se abrieron las ofertas para la obra civil de una parte la reversión del flujo de gas en el Gasoducto Norte, en la que la Unión Transitoria de Empresas (UTE) conformada por Techint y Sacde presentó la oferta más económica, por u$s 405 millones, que es 60% más cara que lo presupuestado por Enarsa.

 

El Gobierno estimó para toda la obra un gasto de entre u$s 710 millones y u$s 800 millones, que se financian con u$s 540 millones de un crédito internacional del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y fondos que tiene la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa) por exportaciones eléctricas en los últimos dos veranos.

La reversión del Norte podría estar lista para antes del invierno 2024 y permitiría un ahorro por sustitución de importaciones de u$s 1200 millones el año que viene -u$s 1900 millones para un año completo, a partir de 2025, a valores actuales-.

Además, en los últimos días se abrió la licitación para la provisión de los caños de la segunda etapa del GPNK, en la que los oferentes necesitarán encontrar financiamiento propio para presentar sus ofertas hasta el 1 de diciembre.

El grupo Techint tiene asegurado el dinero del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) de Brasil, mientras que el Gobierno también espera ofertas de China, Arabia Saudita y la participación de vuelta de los hermanos Mas, dueños del Inter Miami, que fueron descalificados de la reversión del Norte por no poder cumplir con los plazos de entrega.

Con todo, la vuelta de la Argentina al superávit comercial implicará un alivio en las cuentas externas que en la cabeza de Sergio Massa aparece como vital para ir liberando pagos de importaciones y deuda comercial y financiera del Tesoro y las empresas privadas. Si a eso se le suma el fin de la sequía, en 2024 el próximo presidente -sea Massa o Javier Milei- dispondría de unos 25.000 millones de dólares extra respecto a este año.

En sus reportes técnicos, el Fondo Monetario Internacional (FMI) también considera estratégico la finalización de estas obras para corregir el desbalance externo, bajar el nivel de importaciones y asegurarse el repago de su propia deuda.

Fuente: https://www.cronista.com/economia-politica/importaciones-la-relacion-entre-el-dolar-el-gasoducto-de-vaca-muerta-y-el-fmi/