España, sumándose a esta iniciativa, prohíbe a partir de 2026 la instalación de nuevas calderas de gas en viviendas, marcando así un hito en la transición hacia fuentes de energía más limpias y eficientes.
La Directiva, publicada en septiembre, destaca por su enfoque claro en la sostenibilidad ambiental y la reducción de emisiones. La novedad más relevante es la obligatoriedad de que las viviendas acrediten la instalación de bombas de calor para obtener el certificado energético, excluyendo así a las calderas de gas natural.
Este cambio hacia las bombas de calor, con especial énfasis en la aerotermia, no solo promete una mayor eficiencia energética sino también considerables ahorros en las facturas mensuales.
Datos de la Asociación Europea de Bombas de Calor revelan que estas tecnologías pueden consumir hasta un 75% menos de energía que las calderas de gas, además de ser una fuente de energía renovable.
¿Cuáles son las alternativas a las calderas de gas?
En el contexto español, la normativa establece que las calderas de gas existentes podrán seguir operando hasta que alcancen el final de su vida útil. Sin embargo, a partir de 2026, la instalación de nuevas calderas de gas estará terminantemente prohibida.
Alternativas a estas tradicionales calderas incluyen:
Las bombas de calor,
Las calderas de biomasa que utilizan materiales como madera o pellets, y
Las calderas de hidrógeno verde, basadas en una fuente de energía renovable.
Para facilitar la transición, el Gobierno de España ha implementado un ambicioso plan de ayudas destinadas a la sustitución de calderas de gas por sistemas más eficientes.
Estas subvenciones, que pueden alcanzar hasta los 3.000 euros, tienen como objetivo incentivar a los propietarios a adoptar tecnologías más amigables con el medio ambiente, fomentando así la adopción masiva de alternativas energéticas limpias.
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