Latinoamérica se encuentra en una segunda fase de la transición energética a nivel regional, no sólo porque el camino de la adopción de energías renovables ya lleva varios años, sino también porque el uso de nuevas tecnologías se ha vuelto una finalidad central para descarbonizar la economía y electrificar los consumos energéticos.

De acuerdo a datos compartidos por la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), el 60% de la energía eléctrica producida en América Latina ya proviene de fuentes renovables. Y si bien en esa ecuación las hidroeléctricas juegan un rol preponderante, la innovación tecnológica poco a poco toma mayor lugar.

Andrés Rebolledo, secretario ejecutivo de OLADE, participó del evento Latam Future Energy Southern Cone Renewable Summit (organizado por Future Energy Summit) y analizó el avance del sector y cómo juegan los nuevos sistemas de energía. 

“En muchos países de la región, todo lo que se construye o pide permiso ambiental, es renovable; y en definitiva, la trayectoria y transformación está lanzada”, remarcó durante la cumbre realizada en el Hotel Intercontinental de Santiago, Chile. 

“El almacenamiento ya es crítico para la penetración renovable. Hecho que en Chile ayudaría con los vertimientos, es decir, con la energía que se queda en el norte y el desajuste que se produce en el mercado eléctrico”, agregó. 

Pero el secretario ejecutivo de OLADE y ex ministro de Energía de Chile no sólo se refirió a soluciones con baterías de ion-litio, sino que apuntó a que se requiere considerar todo el abanico tecnológico del almacenamiento, donde incluyó a la incorporación de energía renovable de base, tal como la concentración solar de potencia o los sistemas hidráulicos de bombeo. 

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“Igualmente, se necesita un buen tono regulatorio para generar el incentivo adecuado para producir las inversiones. Debe abordarse con decisión y pragmatismo y generar las señales económicas para que ello suceda”, aclaró Rebolledo. 

Es preciso recordar que Chile es uno de los países de Latinoamérica que más fuentes de este tipo ha incorporado a su matriz eléctrica: la energía solar fotovoltaica es la más representativa, con el 25% de toda la potencia eléctrica instalada, y la eólica integra el 13% (tercera fuente), apenas superada por el carbón que ocupa el segundo lugar, con el 14%.

Y en base a los proyectos que se encuentran en construcción, el Coordinador Eléctrico Nacional proyecta que al 2025 la solar alcance aproximadamente un 30% y la eólica un 15% de la matriz, provocando que estas dos tecnologías lleguen a casi la mitad de toda la potencia eléctrica instalada.

Además, dicho país tiene un compromiso de cerrar todas las centrales a carbón al 2040, y alcanzar un 100% de renovables al 2050; aunque hay esfuerzos por adelantar ambas metas a lustros anteriores.

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Próximos focos: Integración energética y descarbonización. 

Rebolledo también destacó la relevancia de contar con infraestructura que permita abordar el desafío de la variabilidad y de la seguridad energética, a la par de aprovechar todos los recursos naturales con los que cuenta la región en el camino de la transición. 

Del mismo modo, expuso que el financiamiento “se plantea como un desafío importante, ya que Latinoamérica requeriría alrededor de 280 billones de dólares en inversión en renovables para alcanzar la carbono neutralidad”. 

Y cabe recordar que la región posee el objetivo de lograr 73% de renovables hacia el 2030 para la generación de energía eléctrica, sumado a que este mismo año se consolidó la meta del 36% de renovabilidad en la matriz primaria, es decir, en la oferta total de energía. 

“También trabajamos en un objetivo colectivo, regional y equivalente en eficiencia energética, otro aspecto de esta segunda fase de la transición energética en la región. Mientras que durante la Semana de la Energía se acordó comenzar a implementar un sistema de certificación regional de hidrógeno limpio (se comprometieron 12 países)”, complementó Rebolledo. 

“Es un paso determinante que permitirá tener metodologías comunes, una inserción en los mercados globales que estará determinado por una mirada común y, por lo tanto, una concepción regional en el desarrollo de una industria presente en casi todos los países de LATAM”, concluyó.

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