La actividad humana, basada en la extracción de carbono fósil, ha generado graves consecuencias ambientales. La dependencia de combustibles
fósiles alimenta el cambio climático. El hidrógeno verde y productos Power to X (PtX) emergen como alternativas ecológicas clave, marcando una transición hacia la sostenibilidad. Aunque los retos son notables, Latinoamérica, con recursos renovables destacados, puede liderar esta transformación. La colaboración entre sectores público y privado, junto con políticas sólidas, es esencial. El H2 verde se presenta como la única opción rápida y efectiva para cambiar la trayectoria actual.

A lo largo de los últimos 160 años, la actividad humana ha estado ininterrumpidamente vinculada a la extracción de carbono fósil del subsuelo. Desde la inauguración del primer pozo de petróleo, este proceso se ha convertido en una parte fundamental de nuestra actividad industrial y económica, alimentando el desarrollo global pero también generando consecuencias ambientales considerables.

La extracción y quema de combustibles fósiles han liberado enormes cantidades de dióxido de carbono (CO2) y otros gases de efecto invernadero en la atmósfera. Este fenómeno ha contribuido significativamente al cambio climático y sus consecuencias asociadas, como el aumento de las temperaturas globales, eventos climáticos extremos y el desequilibrio en los patrones meteorológicos.

La magnitud de esta actividad y sus impactos medioambientales han llevado a una creciente conciencia sobre la necesidad de transitar hacia fuentes de energía más sostenibles. La dependencia continua de los combustibles fósiles plantea desafíos importantes para la mitigación del cambio climático y la preservación del medio ambiente. En este contexto, la investigación y el desarrollo de tecnologías limpias y renovables se han vuelto imperativos para reducir nuestra huella de carbono y avanzar hacia un futuro más sostenible.

No es necesario puntualizar los perjuicios que esto nos ha traído, pero vale la pena al menos mostrar un efecto por demás elocuente. Si observamos la figura siguiente (Fuente: NASA), veremos como las anomalías térmicas del planeta se han disparado (para mal) en las últimas décadas.

Hasta hace poco, no se vislumbraba en el horizonte una solución que pudiera cambiar radicalmente el rumbo, más allá de mejoras marginales. Ahora, los derivados del hidrógeno verde y los productos Power to X (PtX) se perfilan como la respuesta. El hidrógeno verde, generado con energía renovable, y los PtX ofrecen alternativas ecológicas a los combustibles fósiles, con flexibilidad en el almacenamiento y aplicaciones industriales. Este enfoque innovador señala un cambio de paradigma, indicando una transición hacia un futuro energético más sostenible y resistente.

¿Por qué digo ¨mejoras marginales¨? El ser humano ha aumentado la participación de las energías renovables en la matriz eléctrica mundial entre 2011 y 2021, de 20,4 % a 28,3%, sin embargo, el aumento de consumo eléctrico ha sido aún superior y por tanto el valor absoluto de la utilización de combustibles fósiles es mayor que en el año de partida. A la velocidad que vamos incorporando las renovables tan solo en la conversión de la matriz eléctrica, es muy lento. Y todavía quedan las actividades llamadas ¨difíciles de abatir¨ como el transporte (especialmente el marítimo y aéreo), la industria, el agro, etc que siguen la misma tendencia, pero con valores absolutos aún mayores.

Según algunos especialistas, para el año 2027 se sobrepasará la marca crítica de 1.5 °C. ¡Esto está a la vuelta de la esquina! No se requiere ser un experto para apreciar los eventos ocurridos este último verano, donde se registraron temperaturas históricamente elevadas en diversas regiones del mundo. Este fenómeno subraya la urgencia de abordar el cambio climático de manera inmediata y eficaz.

Nos guste o no nos guste, el H2 verde representa hoy la única opción (al menos hasta ahora) de cambiar esta tendencia y sobre todo de hacerlo rápido.

¿Que se necesita para eso? Básicamente mucha energía renovable, una mínima cantidad de agua (realmente muy poca) e inversionistas con capacidad para invertir billones de dólares.

Ampliando el tema del agua, que en muchas ocasiones se ve como un escollo a superar, es FUNDAMENTAL dejar en claro que las cantidades necesarias son ridículamente bajas. Incluso para proyectos de escala GW.

Para ello usaré el ejemplo de Uruguay: Si se construyeran todos los proyectos de PtX que se ponen como objetivo para el 2040 en la Hoja de Ruta del H2 verde, la cantidad de agua necesaria sería equivalente al 0,8% del agua ya utilizada hoy en riego y el 4% del total de agua utilizada en la industria.

Es necesario entonces tomar en serio estos temas y dejar de tomar el tema agua para generar fantasmas sin sentido.

La energía renovable ya es una herramienta para descarbonizar las matrices eléctricas y lo será más aún para descarbonizar y sobre todo, desfosilizar los segmentos con las emisiones de carbono más difíciles de abatir que mencionamos antes.

En efecto, podríamos considerar extraer esa energía renovable de la red. La respuesta es afirmativa, pero con precaución; si la red no cuenta con una matriz eléctrica predominantemente renovable, el hidrógeno producido mediante electrólisis del agua no cumplirá con la categoría de “verde”.

Por este motivo, en algunos mercados, se establecen, entre otros requisitos, la necesidad de que la red eléctrica tenga una proporción superior al 90% de fuentes renovables en su conjunto.

Si miramos con atención la siguiente figura, podemos observar ese ciclo virtuoso que se diferencia del perverso ciclo que mencioné al principio de este artículo, ya que detiene la extracción de Carbono de origen fósil. Por eso, en este caso, estamos hablando de desfosilización.

Este ciclo virtuoso se presenta como una solución de notable simplicidad y eficacia. En esta ocasión, Latinoamérica se encuentra en una posición excepcional, ya que cuenta con recursos renovables de alta calidad, como la energía solar, eólica e hidráulica. Además, dispone de fuentes de carbono biogénico en muchos lugares, aunque en algunos casos no estén ubicadas en las proximidades de zonas con recursos destacados, pero sí en abundancia.

En determinadas instancias, se suma a estas ventajas la presencia de mercados gigantes, ejemplificados por países como México y Brasil. Este escenario regional proporciona una oportunidad única para establecer una sinergia que aproveche eficientemente estos recursos y promueva el desarrollo sostenible, respaldado por la implementación de tecnologías avanzadas y la colaboración entre sectores público y privado.

Entretanto, en diversas regiones globales, se registran progresos notables, marcando hitos significativos en esta carrera hacia la innovación. Un evento destacado tuvo lugar el 13 de septiembre, con la entrada en servicio del primer buque de la compañía Maersk, el “Laura Maersk”, propulsado por metanol.

Este acontecimiento ilustra el avance tecnológico en la adopción de combustibles alternativos en la industria marítima.
Aunque por ahora se trata de un solo buque propulsado por metanol, se anticipa la incorporación de numerosas embarcaciones adicionales en el corto plazo, estableciendo así una tendencia y proporcionando un ejemplo alentador para el futuro.

No obstante, surge la pregunta: ¿a qué costo? Inicialmente, los productos verdes presentan precios aproximadamente dos o tres veces más elevados que sus equivalentes convencionales, lo que destaca la importancia de iniciativas que penalicen o subsidien para reducir la brecha económica entre estos dos ámbitos. Estas iniciativas ya están en marcha. Aunque aún se encuentran en proceso de regulación e implementación, tanto en los Estados Unidos como en Europa, se vislumbra claramente la dirección que tomará este camino.

Por otro lado la empresa alemana H2Fly (originaria de la ciudad de Stuttgart) completó el pasado 7 de setiembre el primer vuelo impulsado con H2 líquido utilizando celdas de combustible. El avión recorrió 1500 km con una sola carga de H2 líquido almacenado en un sistema criogénico. Si bien se trata de un avión pequeño (ver figura), es un hito impensado hasta hace muy poco tiempo y nos abre una nueva posibilidad de uso del H2 verde.

En el contexto de América Latina, se plantea la interrogante de si estamos debidamente preparados para abordar los desafíos asociados a la transición hacia formas más sostenibles de energía. Desde mi perspectiva personal, afirmaría que sí, pero es imperativo que se establezca una visión a largo plazo compartida entre todos los actores políticos y del ecosistema energético. Este proceso no estará exento de obstáculos, y la clave radica en la colaboración estrecha y la alineación estratégica para superarlos.

La necesidad de una transición energética eficaz se convierte en un llamado a la acción para implementar políticas sólidas y estrategias concertadas que impulsen la adopción de tecnologías más limpias y sostenibles. La creación de un marco normativo claro y favorable, así como la promoción de inversiones en infraestructuras y proyectos relacionados con energías renovables, son aspectos cruciales que requieren atención prioritaria.

En este contexto, y dada la diversidad de situaciones políticas, sociales e incluso económicas de los diferentes países de América Latina, la cooperación entre gobiernos, la iniciativa privada y la sociedad civil desempeñará un papel fundamental. La conciencia compartida sobre la importancia de esta transición y el compromiso colectivo con un enfoque a largo plazo son esenciales para enfrentar con éxito los retos que surgen en el camino hacia un sistema energético más sostenible en América Latina.
Confiamos en que durante la conferencia de líderes mundiales sobre el clima (COP 28) en Dubai en estos días, se refuerce aún más el impulso hacia esta transición inaplazable.

La necesidad de avanzar hacia formas más sostenibles y resilientes de desarrollo se presenta como una prioridad innegable en el actual escenario global. Esperamos que los líderes presentes en esta plataforma internacional puedan comprometerse activamente a adoptar medidas concretas y colaborar en la implementación de soluciones innovadoras que aceleren la transición hacia un futuro más sostenible y equitativo.
Lo bueno del H2 verde es que además de sus beneficios ambientales, por ahora es el único camino. Vamos por el!

Hasta la próxima.

* Fundador Seg Ingeniería,
Vicepresidente AHK Uruguay