El secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, está decidido a concretar una reforma sustancial en Cammesa, la empresa que administra el mercado eléctrico mayorista. La idea es eliminar el rol de la compañía como contratante (offtaker) de nuevos proyectos de generación y también como intermediaria en la compra de combustible para las centrales termoeléctricas. Como parte de esa avanzada, este martes le pidió la renuncia a los integrantes de la Gerencia de Contratos de la firma. En los próximos días podría hacer lo propio con el área de Combustibles de la empresa, según pudo saber EconoJournal cuatro fuentes del sector sin contacto entre sí.

La decisión del secretario de Energía llama la atención por el contenido, pero también por las formas. Decidió desprenderse de cuadros técnicos de probada capacidad y en algunos casos con más de 20 años de experiencia en el sector cuando aún no logró nombrar a un profesional al frente de la Subsecretaría de Energía Eléctrica. Es realmente llamativo, sobre todo porque lo hizo sin el aval del Directorio de Cammesa, integrado también por directivos de empresas generadoras, transportistas y distirbuidoras de electricidad.

El contexto tampoco es el mejor, dado que en las últimas semanas se acentuó el conflicto entre el gobierno y las empresas eléctricas por la decisión del Ministerio de Economía de pisar los pagos a Cammesa, como publicó este medio. La semana pasada Rodríguez Chirillo había decidido avanzar con su propuesta de reforma de Cammesa en la asamblea de accionistas de la compañía, tal como publicó Letra P. El secretario de Energía introdujo el tema en el orden del día pero fue eliminado poco antes de comenzar la reunión.

De todas formas, Chirillo avanzó en los hechos y esta semana le pidió a Jorge Garavaglia, gerente general de Cammesa, que responde políticamente al secretario, que le pida la renuncia a los gerentes de Contratos y también al titular de Legales. En total, son unas 10 personas. Lo verdaderamente preocupante es que, por una visión principista o en algún punto ideológica del gobierno, una empresa mixta que es controlada por el Estado se desprenda de cuadros técnicos especializados que provocan una pérdida de valor para el sector público en su conjunto.

La decisión de Rodríguez Chirillo se asemeja, en ese punto, con la del ex subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo, referente energético de La Cámpora, que en 2022 relevó a Nicolás García, por ese entonces gerente de Combustibles de Cammesa y uno de los mejores profesionales con los que contaba el Estado sólo porque el directivo de Cammesa había colaborado con el ex ministro Matías Kulfas, ex ministro de Desarrollo Productivo. La historia terminó con García contratado por una de las principales empresas de energía del país, probablemente con un mejor salario, y el sector público sin un cuadro que podía diseñar políticas públicas desde el conocimiento y la solvencia práctica. Lo mismo sucederá probablemente ahora, con los ejecutivos del área de Contratos captados por empresas privadas que, desde el sentido común, aprovechen sus capacidades en lugar de despreciarlas.

Pauperización

Lamentablemente, una de las constantes en los últimos 20 años en el área energética del sector público es la pauperización de sus líneas técnicas. El Estado público fue incapaz de sostener, reemplazar y capacitar a nuevos cuadros técnicos, tanto en electricidad como en hidrocarburos, frente a la salida de profesionales que muchas veces dejaron sus cargos por decisiones políticas más que por su performance laboral.

Una de las últimas áreas o reservas que había logrado escapar a esa tendencia era Cammesa. Tal vez por ser una empresa de capital mixto con presencia en el directorio de generadores, transportistas y distribuidores de electricidad, la compañía que administra el mercado mayorista había logrado sostener un alto nivel técnico. Al menos hasta ahora, dado que Rodriguez Chirillo tiene la firme decisión de que la empresa acote fuertemente su campo de acción y retrotraerlo a las funciones originales de la década de los ’90.

, Nicolás Deza