La petrolera estatal boliviana YPFB importó desde la Argentina un cargamento de petróleo bajo el paraguas de una operación que incluye en total la compra de ocho cargamentos por un total de 1,6 millones de barriles durante este año. Se trataría de un buque cargado con crudo Hidra, un hidrocarburo de tipo de crudo liviano que se produce en la cuenca Austral. La importación se concretó a través de una terminal en Arica, al norte de Chile, que es administrada por YPFB. La operación se produce en el contexto del declive de la producción boliviana de hidrocarburos y cambios en la política energética del país para facilitar las importaciones de crudo y liberar las exportaciones para atraer inversiones.
El cargamento de 150.000 barriles zarpó desde Argentina y arribó a la terminal el siete de marzo. El petróleo será alojado en tanques de almacenamiento en Arica y luego se transportará a las refinerías de YPFB en Bolivia.
Es el primero de ocho buques que llegarán este año por un total de 1,6 millones de barriles, afirmó el presidente de la petrolera boliviana, Armin Dorgathen Tapia. Un segundo buque entregará crudo en abril y los seis restantes llegarán a finales de año. La operación se concretó a través de Botrading S.A., un trader regional con asiento en Paraguay.
La estrategia boliviana consiste en importar menos combustibles. Dorgathen afirmó que la operación por los ocho cargamentos implicará «un ahorro para el Estado porque gastaremos US$240 millones menos en la importación de combustibles y le permitirá a YPFB refinar una mayor producción de diesel, gasolina, GLP y otros subproductos».
Facilidades para importar
El gobierno del presidente Luis Arce viene ejecutando una política para facilitar las importaciones de crudo para atender a la demanda interna. Al mismo tiempo anunció la liberación de las exportaciones de hidrocarburos con el fin de incrementar el ingreso de dólares y dar una señal a las petroleras extranjeras a que inviertan en exploración. Pese a esta intención, Arce ratificó que no levantará el subsidio a los combustibles, el principal factor que limita la inversión extranjera.
En materia de importaciones, el Ministerio de Hidrocarburos y Energías tiene en carpeta un proyecto para revertir un tramo del oleoducto Santa Cruz (Bolivia) – Arica (Chile) con el objetivo de enviar más crudo desde la terminal en Chile hasta las refinerías en Bolivia. El ministro de Hidrocarburos, Franklin Molina, aseguró recientemente que “ya está todo listo” en lo que respecta al proyecto.
Pese a la estrategia oficial, el gobierno habilitó recientemente a los grandes consumidores de gasoil a participar de subastas para importar el combustible, convalidando un precio interno mayor al gasoil a precio subsidiado. Lo hizo a raíz de problemas coyunturales para garantizar el abastecimiento interno con producción propia.
Divisas y subsidios
La escasez de divisas en la economía boliviana preocupa al gobierno. Bolivia exportó por US$ 10.797 millones en 2023, una caída anual del 20,6%, según datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior. La caída se debió en parte a la moderación en los precios internacionales de los hidrocarburos, especialmente del gas. No obstante, la tendencia a la baja en los volúmenes de gas exportados a la Argentina y Brasil es el principal factor de preocupación y es irreversible en el corto plazo: los volúmenes exportados cayeron un 50% en 2023 en comparación con 2021, según datos de la consultora especializada Gas Energy Latin America (GELA).
La caída del ingreso de dólares aumenta la presión para el recorte del subsidio a los combustibles. Bolivia mantiene prácticamente congelados los precios de las naftas y el gasoil desde el 2005. Para mantenerlos congelados el Estado gasta entre 1500 y 2000 millones de dólares por año en subsidios. Pese a que el presidente Arce ratificó recientemente que el gobierno no eliminará el subsidio, lo concreto es que proyecta una baja en los recursos fiscales destinados a ese fin para este año: bajarán de 12.678 millones de pesos bolivianos (US$ 1834 millones) en 2023 a 9803 millones en 2024 (US$ 1418 millones).
, Nicolás Deza