Una de las principales barreras que enfrentó el sector fotovoltaico en los últimos años estuvo ligada a la importación de elementos necesarios para la construcción de paneles a raíz de la inestabilidad en la administración y de los constantes cambios en la tramitación.

En su momento, la Cámara Argentina de Energías Renovables (CADER) presentó una carta al por entonces ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, cuestionando el hecho de que los paneles solares no fueran considerados como bienes capitales.

Hoy en día, algunas voces del sector privado reconocen que parte de esas trabas se han ido eliminando con el nuevo Gobierno de Javier Milei. Sin embargo, también advierten que muchos actores aún se muestran reticentes a traer elementos fotovoltaicos al país.

En diálogo con EconoJournal, el socio gerente de Argenware SRL, Gonzalo Rodríguez, confirmó este diagnóstico. “Si bien parece que se están destrabando algunas barreras, todavía hay actores que no se atreven a hacer importaciones de equipamiento”, señaló.

Este posicionamiento del sector, explicó, se debe a la falta de estabilidad en los términos para ingresar al medio local los elementos fotovoltaicos, una situación habitual durante el pasado gobierno de Alberto Fernández. No obstante, precisó el directivo, con Milei el Impuesto País subió desde un 7,5% a un 17,5 por ciento. “El sector está esperando que se logre una estabilidad en ese sentido, que se sepa cuánto tiempo durarán los actuales valores”, sostuvo.

Inseguridad cambiaria

Otro aspecto donde se percibe inestabilidad entre las empresas y constructores locales pasa por el valor del dólar a la hora de importar, ya que las firmas no saben si tienen acceso al mercado libre de divisas.

Según Rodríguez, este obstáculo afecta principalmente a los pequeños y medianos actores, que son quienes necesitan realizar pedidos puntuales, no como las empresas distribuidoras que han continuado con las importaciones en pos de tener un stock constante. “Todos mis clientes que están con proyectos de mediana potencia me comentaron que, al menos hasta el segundo semestre de este año, no tienen planeada ninguna importación”, reveló. 

La decisión de no importar hasta la segunda parte de 2024, expresó, también estará sujeta a la situación del país, a la espera de que la misma se estabilice. “Nadie sabe realmente qué puede suceder con el correr de los meses, porque el nuevo gobierno entró con un discurso, pero hoy en día se desconoce el futuro del escenario económico”, comentó.

Hasta no estar seguros de los números finales con los que van a hacer una importación, indicó, los dueños de los proyectos no quieren ejecutar negocio alguno. “El fabricante o el distribuidor extranjero prefiere esperar a qué se tenga esta certidumbre para accionar. Cotizarle a alguien de la Argentina no tiene sentido. El mercado local es muy pequeño todavía y las reglas del juego no son claras”, se lamentó.

Desde su óptica, los inversores en el sector también se encuentran a la espera de la decisión que tomará el Gobierno nacional con respecto al valor de las tarifas energéticas.

Cabe recordar que a comienzos de este año el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, anticipó un “sinceramiento” de dichos valores, que actualmente representan un 45% del costo mayorista real. “Sin embargo, para que esta tecnología despegue totalmente en la Argentina hacen falta meses y meses de estabilidad, tanto en lo político como en lo económico”, concluyó el directivo.

, Julián García