La creciente demanda global por energía, en particular por fuentes de generación limpia y diversificada, así como también la inestabilidad en la producción hidroeléctrica, producto del cambio climático, está obligando a los países de la región a explorar nuevas estrategias para cumplir con los nuevos desafíos de consumo. A nivel regional, el comercio internacional de electricidad consta sólo de un 2% de su producción total. Lo que ha derivado en que la inversión en energías renovables se encuentre en aumento con la energía solar y eólica liderando la carga en países como Brasil, Uruguay y Chile. Las proyecciones de la OCDE indican que, de mantenerse las tendencias actuales, como la dependencia de los combustibles fósiles, se anticipa un aumento del 60% en las emisiones de gases de efecto invernadero para 2050.
Una investigación, liderada por el economista Claudio Agostini, junto a Shahriyar Nasirov y Carlos Silva, todos investigadores del Solar Energy Research Center (SERC Chile) y académicos de la Universidad Adolfo Ibáñez, junto con especialistas del Coordinador Eléctrico Nacional, analizaron los distintos escenarios que permitirían a Chile y a naciones vecinas beneficiarse de un intercambio comercial transfronterizo de electricidad, destacando el potencial no sólo para satisfacer la creciente demanda regional, sino también para convertir a Sudamérica en un referente en exportación de energía limpia.
Para Claudio Agostini, investigador principal SERC Chile, el análisis técnico resalta la importancia de generar un marco de colaboración transfronteriza sólido y eficiente. “La energía solar ofrece la oportunidad de unirnos en la búsqueda de un futuro sostenible. Chile, con su vasto potencial solar, tiene la posibilidad de liderar el comercio de electricidad en Sudamérica, minimizando los costos marginales y generando beneficios estimados en 5,2 millones de dólares anuales. Esto requiere de cooperación transfronteriza e inversión en energías renovables», afirma.
Un acuerdo transnacional de energía ¿Cómo funcionaría?
En el informe, los académicos simularon múltiples escenarios para evaluar los efectos de la exportación e importación de energía solar entre Chile, Argentina y Perú, en base a datos reales de operación y considerando un “excedente energético” para exportación, es decir, la capacidad de generación no utilizada o en exceso de cada país.
El investigador de SERC Chile, Carlos Silva, precisa que la metodología consta de un análisis detallado de los patrones de demanda y oferta energética en Sudamérica, así como simulaciones de escenarios de intercambio energético. “Con esta investigación, quisimos recrear escenarios de intercambio reales, teniendo en cuenta factores como la capacidad de generación existente, la infraestructura de transmisión y las variaciones estacionales. Esto nos ayudó a evaluar tanto las oportunidades como los desafíos del comercio de energía, proporcionando una visión detallada sobre cómo optimizar el uso de los recursos energéticos renovables en la región”, explica Silva.
Además, enfatiza en que los resultados son concluyentes respecto al potencial de la energía solar. “La exportación e importación de energía solar son viables, y ampliamente ventajosas para Chile y nuestros vecinos. Esto abre oportunidades de intercambio que no comprometen la seguridad o eficiencia del sistema eléctrico local”, aclaró el investigador SERC Chile, Carlos Silva.
Los principales escenarios que darían vida a esta propuesta constan de tres situaciones. Por un lado, la importación de 150 MW desde Perú cuando el país vecino experimenta un excedente de generación, especialmente en momentos de baja demanda en Chile. Esto se simula en franjas horarias de 0:00 a 7:59 horas, y de 17:00 a 23:59 horas. Esto permitiría a Chile sustituir fuentes de energía costosas y contaminantes, tales como las plantas diésel, por alternativas más limpias y económicas provenientes de Perú. Obteniendo ambos países un beneficio total de 10,37 millones de dólares anuales, de los cuales 5,2 serían para nuestro país.
“Esta transición podría traducirse en una reducción de un 43,8% de los costos marginales. Mientras que los costos operativos diarios en Chile disminuyen de 1,8 a 1,64 millones de dólares, generando una operación más barata”, puntualizó Claudio Agostini.
En segundo lugar, se evalúa el escenario de exportar 150 MW de energía solar a Argentina, durante las horas de mayor demanda de la nación trasandina (entre las 8:00 y las 17:00 horas), donde Chile cuenta con un excedente de generación solar. Acción que no solo mejora la eficiencia de la matriz energética chilena, sino que también brindaría beneficios económicos con una ganancia estimada de 8,4 millones de dólares anuales. Este escenario subraya la viabilidad de vender energía a precios competitivos, beneficiando a ambas naciones.
Finalmente, la integración de ambas dinámicas permitiría importar energía desde Perú y exportarla a Argentina, maximizando los beneficios económicos y operativos para Chile, al tiempo que promueve una integración energética regional más profunda.
Si bien existe evidencia de países como Norteamérica, Canadá y México sobre los beneficios de las interconexiones entre grandes sistemas eléctricos, también las investigaciones precisan que existen múltiples desafíos que se deben superar, tales como la inversión y financiamiento de las líneas de transmisión y la gestión de los sistemas en ambos lados de la interconexión.
“Estas simulaciones evidencian que no solo es viable desde el punto de vista técnico la exportación e importación de energía solar entre estos países, sino que también resulta en ventajas económicas significativas para las partes involucradas. Los hallazgos enfatizan la necesidad de desarrollar marcos regulatorios y políticas públicas enfocadas en fomentar la cooperación energética transfronteriza. Al aprovechar el abundante potencial de las energías renovables en la región”, concluyó Agostini, investigador SERC Chile.
La entrada Chile podría obtener beneficios anuales mayores a 5,2 millones de dólares por comercio transfronterizo de energía solar se publicó primero en Energía Estratégica.