Medios internacionales escritos en español, han informado que Rusia habría encontrado las mayores reservas de petróleo en el mundo en un lugar “prohibido” por el Tratado Antártico. Los buques de exploración rusos habrían hallado enormes cantidades de crudo y gas en la Antártida, una zona en la que está terminantemente prohibido la explotación de recursos, mientras que las prospecciones y actividad permitidas solo pueden estar relacionadas con la ciencia y el mundo científico.

Además, justo donde Rusia habría encontrado hidrocarburos, es una zona reclamada por el Reino Unido y Argentina, lo que añade mayor tensión al hallazgo. No obstante, los medios anglófonos coinciden en que se trató de prospección y no de hallazgos.

El Comité de Auditoría Ambiental (EAC) del Parlamento del Reino Unido está investigando la exploración petrolera rusa en la Antártida, centrándose en las actividades del buque de investigación ruso Akademik Alexander Karpinsky.

En una sesión especial, la semana pasada, tres ministros fueron interrogados sobre estas actividades, que se cree que se llevan a cabo en territorio reclamado por el Reino Unido en la región polar.

Según informes de la empresa rusa de exploración mineral Rosgeo, el buque Alexander Karpinsky ha completado un estudio geológico exhaustivo del subsuelo antártico, incluyendo mapeo de posibles reservas de petróleo y gas. Aunque inicialmente se centró en la parte sureste del mar de Riiser-Larsen, cerca de la Tierra de la Reina Maud reclamada por Noruega, se ha revelado que desde 2011 se han realizado estudios sísmicos rusos en el Mar de Weddell, un área reclamada por el Reino Unido y también por la Argentina. Estos estudios han llevado a la estimación de aproximadamente 500 mil millones de barriles de potencial de hidrocarburos en las cuencas del Océano Austral, según Rosgeo.

Sin embargo, el Reino Unido defiende que Rusia está comprometida a respetar el Tratado Antártico, que impuso una moratoria a la exploración y explotación de minerales antárticos en 1976. El contexto geopolítico actual, marcado por tensiones entre Rusia y Occidente desde la invasión de Ucrania en 2022, plantea preocupaciones sobre la conservación de la integridad de la Antártida. Expertos advierten que esta tensión podría llevar a una competencia en lugar de una colaboración para proteger la región. Klaus Dodds, profesor de Geopolítica de la Universidad de Londres, señala que la recopilación de datos sísmicos en la Antártida por parte de Rusia podría amenazar la prohibición permanente de la minería en la región, con implicaciones para la integridad del protocolo antártico en su totalidad.

MAS SANCIONES

Por su parte, Los Estados Unidos ha impuesto sanciones al buque sísmico estatal ruso Akademik Alexander Karpinsky, que ha estado llevando a cabo extensos estudios de petróleo y gas en el Océano Austral de la Antártida. Este desierto marino, amenazado por el clima extremo, ha sido objeto de investigación por parte del Karpinsky desde que se prohibió la minería internacional en 1998. La sanción se produce en el contexto de dos años desde la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022.

El Karpinsky, propiedad de la Polar Marine Geosurvey Expedition (PMGE), ha producido datos sísmicos que abarcan un área significativa en el Océano Austral. Tanto Rosgeo, la empresa minera del Kremlin, como su filial PMGE, han sido incluidos en la lista de entidades sancionadas por Estados Unidos, que abarca más de 500 personas y organizaciones. Las nuevas restricciones, que entrarán en vigor a partir del 23 de mayo, prohíben a ciudadanos y empresas estadounidenses realizar transacciones comerciales con los propietarios del Karpinsky y evitan que el barco haga escala en puertos estadounidenses.

El Departamento de Estado de Estados Unidos vincula estas sanciones con el autoritarismo de Rusia, su represión interna y su agresión exterior. Además, identifica a Rosgeo y su filial como dedicadas a la exploración y prospección de minerales, lo que las hace objeto de las sanciones. Aunque estas restricciones pueden tener implicaciones en los puertos estadounidenses, no afectarán inmediatamente la capacidad del Karpinsky de navegar hacia y desde la Antártida. Sin embargo, pueden surgir desafíos logísticos en otros países, como Sudáfrica, donde el barco ha hecho escala en el pasado. Las sanciones también coinciden con los debates sobre si Australia debería adoptar una postura más independiente respecto de las sanciones internacionales. Además, plantean interrogantes sobre el futuro de las operaciones antárticas del Karpinsky y su impacto en la región, donde se han realizado importantes estudios geológicos y geofísicos.

A pesar de las sanciones, el Karpinsky continúa navegando bajo la bandera de la Expedición Antártica Rusa, dedicada a actividades pacíficas como el turismo y la ciencia. La RAE ha defendido sus proyectos de estudio geológico y geofísico como parte de la investigación científica, aunque estas actividades han sido objeto de controversia debido a su potencial para la prospección de recursos minerales en la región antártica.