En línea con su rol de ayudar a la formulación de las políticas públicas y estrategias empresariales que contribuyan a la transición energética, la Organización Latinoamericana de Energía (Olade),  presentó el nuevo Indicador de Inflación Energética para América Latina y el Caribe (IE-LAC) (ver transmisión),  herramienta que mide mensualmente la variación de los índices de precios al consumidor (IPC) de la canasta energética a nivel regional.

Este índice contó con la colaboración de Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y tiene como objetivo proporcionar datos analíticos efectivos para comprender y abordar los desafíos relacionados con los precios de la energía en la región.

Durante la presentación, el secretario ejecutivo de OLADE, Andrés Robolledo, compartió que en marzo de este año la inflación fue de 1,96% con respecto al mismo mes del año anterior y de 0,58% respecto a febrero del 2024. Esto refleja una etapa de estabilización de precios de la energía en la mayoría de las economías regionales, luego de la tendencia ascendente producida entre 2021 y principios de 2022.

De acuerdo al experto, hasta junio del 2022 la inflación energética fue en alza como consecuencia del i) conflicto Rusia – Ucrania, ii) a que varias economía comienzan a desmantelar los subsidios aplicados previamente durante la Pandemia, y iii) a la recuperación económica post pandemia.

El crecimiento moderado que presenta el indicador durante el segundo semestre de 2023 e inicios del 2024, responde a la vinculación que tienen los precios de los combustibles en muchos países con el precio internacional del petróleo, el cual ha sido volátil, pero ascendente en la mayor parte de dicho período.

De acuerdo al reporte, el periodo de recuperación de la pandemia significó un incremento de la inflación energética alcanzando valores máximos durante el primer semestre del año 2022, a partir del cual dicho indicador mantuvo una tendencia a la baja, por aproximadamente un año, reflejando una estabilidad relativa de precios de la canasta básica.

Al analizar cómo se comportaron los precios de la energía en los últimos dos años y Robledo compartió elementos claves que explican el aumento de inflación en este periodo: «El alza de la IELAC en los últimos dos años tienen que ver con la eliminación de muchos subsidios que se aplicaron durante la pandemia y la guerra de Ucrania y Rusia que trajo problemas en la cadena de suministro».

Por otro lado, el peak de la inflación energética en los países OCDE se alcanzó en junio de 2022, cuando se registró una variación anual de 40.48% en el índice de precios. De hecho, el porcentaje del PIB que se gastó en el consumo final de energía en el año 2022, se incrementó 2 veces respecto al 2021.

Luego, desde junio 2022, es llamativa la pronunciada caída de la inflación energética de los países de la OCDE. Esto se debe a la menor demanda de un 15% por la desaceleración económica de este grupo de países y por el esfuerzo en eliminar gradualmente la dependencia de la UE a los combustibles fósiles y así limitar la volatilidad de los precios de gas y electricidad. De hecho, luego de esta persistente caída, recién en marzo de 2024, la inflación energética de la OCDE fue positiva con un 0,61%.

De esta forma, señaló que los países de América Latina y el Caribe en estos dos años que han sido tan complicados a nivel internacional, ha sido más resiliente al impacto de los precios al consumidor final que los países de la OCDE.

Y argumentó: «La inflación energética en América Latina es menos sensible a la coyuntura internacional que en los países de la OCDE y más dependiente a las políticas internas de cada país. Uno de los elementos que nos da una cobertura natural o blindaje tiene que ver con la presencia de la incorporación de renovables en la matriz energética (65% de la generación eléctrica) y la producción propia de gas, petróleo y biocombustibles. Esta es una oportunidad que nos obliga a ser coherentes a la hora de crear regulaciones».

En este contexto, durante la conferencia de prensa llevada a cabo al final de la presentación, Robolledo brindó recomendaciones para mantener estabilidad de precios en América Latina y la Región.

«Es clave que como región continuemos en la senda de diversificar muestra matriz a través de las energías renovables. También se deben aumentar los tipos de contrato en materia de suministro eléctrico que son a largo plazo para generar estabilidad en el tiempo en los precios», destacó.

«Si bien sigue habiendo incertidumbre, además de apostar a la diversificación de la matriz al reducir la dependencia hidroeléctrica en esos periodos de convulsión, también es clave la integración de nuestros países. Como región estamos en una posición mejorada respecto a otros países del mundo, hay que aprovechar esas oportunidades», agregó.

De acuerdo al experto, Centroamérica tiene un atributo muy interesante que es la integración eléctrica por 30 años. Esto le ha permitido generar una institucionalidad económica que hace mas independiente a la región en intercambios eléctricos, los cuales le han brindado la posibilidad de evitar racionamientos de energía en muchos casos.

No obstante, concluyó: «América Latina esta transformando sus sectores eléctricos por consideraciones climáticas de mediano y largo plazo pero que tienen un impacto permanente y diario. No solo está invirtiendo en energía solar sino que también hay muchos proyectos de eólica en países como Brasil. Los países de nuestra región están haciendo un esfuerzo por incorporar energía renovable y hacia ese camino debemos seguir».

 

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