Según el Plan Nacional de Transición Energética de Argentina, elaborado en junio de 2023, el país se propone alcanzar una participación renovable del 57% en la matriz energética para el final de la década. La meta para 2050, en tanto, es elevar esta cifra a un 85 por ciento.

En diálogo con EconoJournal, el presidente de la Asociación Argentina de Energía Eólica (AAEE), Horacio Pagani, destaca la participación de la aerogeneración en este proceso de transición, con la idea de cubrir un 25% de la oferta en 2030 y un 36% en 2050.

Para cumplir esas proyecciones tendría que aumentarse la potencia instalada a unos 11.000 megawatts (Mw) en 2030. Esto es más del doble de los números actuales, que según el último informe de la International Renewable Energy Agency (IRENA) se sitúan en 3.706 Mw, aparte de los 1.900 Mw que están en construcción. Para 2050, por su parte, esta tecnología deberá aspirar a alrededor de 29.000 Mw de capacidad, ocho veces más que hoy.

A decir de Pagani, el ritmo de instalación en la Argentina podría ser mayor. “La posibilidad de crecimiento para la energía eólica está latente, pero tenemos que crear mejores condiciones para el traslado de esa energía”, advierte.

Cuellos de botella

En este sentido, el directivo identifica algunos de los principales obstáculos a los que se enfrenta el sector, los cuales generan una fuerte incertidumbre entre los inversores, haciendo especial hincapié en la saturación presente en las líneas de transmisión eléctrica. “En zonas donde tenemos un viento propicio, prácticamente no contamos con capacidad de transporte. Para tomar dimensión, en una reciente adjudicación en el Mercado a Término de Energía Eléctrica de Fuente Renovable (MATER), de los 3.700 Mw de potencia previstos sólo se otorgaron 1.300 Mw, al tiempo que la energía eólica representó cerca de 700 Mw”, señala el titular de la AAEE.

Otro aspecto que comenta Pagani es la poca claridad en el panorama regulatorio, ya que en 2025 vencerá la Ley 27.191 que brindaba estabilidad fiscal y jurídica a los proyectos. Para este punto, indica que la norma debería prorrogarse a partir de 2026.

Asimismo, expresa que hay otra barrera que casi nadie tiene en cuenta: el costo de capital. “La Argentina está pagando en 13,8% en dólares, en tanto que ese valor en Brasil -por ejemplo- es de un 4,9% y en Alemania, de un 1,3 por ciento. Si nosotros bajamos estos porcentajes, podemos hacerlo también con los precios de la energía eléctrica”, explica el ejecutivo.

Una medida que propone para apoyar las inversiones y a su vez combatir la saturación en las líneas de transmisión es fomentar el desarrollo de pequeños parques eólicos distribuidos en distintos puntos del país, de entre 10 a 12 Mw, los cuales no requieren inversión en línea. “Pero hacer estas instalaciones es más caro que llevar a cabo un complejo de 50 ó 100 Mw debido al traslado de materiales y de grúas, sin omitir la operación y mantenimiento de las instalaciones. Estas cuestiones se tendrían que ir trabajando, además, para no centralizar la generación de energía en un sólo lugar, sino distribuirla en distintas zonas del país, apoyando la creación de trabajo correspondiente”, argumenta.

Por último, Pagani hace mención al desarrollo del hidrógeno verde en la Argentina y subraya el papel preponderante que tendrá la energía eólica en el proceso de producción de este vector, con instalaciones construidas específicamente para ese trabajo. “No obstante, en aras de hacer realidad ese trabajo conjunto tenemos que empezar a desarrollar una Ley de Producción del Hidrógeno que posibilite su desarrollo a nivel nacional. Si no, los inversores no van a venir al país, al preferir apostar por otros mercados vecinos, como Chile o Brasil, donde tienen beneficios concretos”, completa.

, Julián García