YPF confirmó el lunes por la noche que la localidad rionegrina de Punta Colorada será la sede donde se montará el puerto para la planta de licuefacción de Gas Natural Licuado (GNL) que planea construir junto a la malaya Petronas. Desde la compañía dejaron trascender que será “la inversión más grande de la historia”, con un monto que podría oscilar entre US$ 30.000 y US$ 50.000 millones. El anuncio generó una gran repercusión mediática, pese a que lo que se oficializó fue la relocalización del proyecto desde Bahía Blanca hacia Río Negro y la decisión final de inversión (FID, por sis siglas en inglés) recién está prevista para 2025. De hecho, como publicó ayer este medio, para que la obra se materializa aún resta dilucidar al menos tres interrogantes centrales: las características técnicas del proyecto de ingeniería en sí mismo; el acuerdo con el resto de los productores de gas (dado que por la envergadura del proyecto se necesita que otras petroleras comprometan parte de su producción para justificar la inversión); y quién financiará la construcción de la megaplanta de licuefacción. El nivel de expectativa que genera el proyecto contrasta con la realidad de un país que en los últimos 20 años realizó decenas de anuncios de inversiones millonarias en obras de infraestructura que ni siquiera empezaron a construirse.

La lista de promesas que se desvanecieron en el aire es interminable. EconoJournal decidió recordar solo un puñado, las más relevantes, aquellas que iban a modificar la matriz energética y nunca terminaron de arrancar.

Gran Gasoducto del Sur

“Lo primero que me dijo Néstor cuando bajó del avión fue lo del gasoducto”, aseguró el presidente de Venezuela Hugo Chávez luego de recibir a su par argentino Néstor Kirchner en Puerto Ordaz. En aquella reunión bilateral concretada el 21 de noviembre de 2005 ambos mandatarios firmaron acuerdos comerciales por 500 millones de dólares y anunciaron su intención de construir un gasoducto que uniera a los dos países. La iniciativa se formalizó en la Cumbre del Mercosur que tuvo lugar el 9 de diciembre de ese año en Montevideo. Kirchner, Chávez y el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva firmaron allí un acuerdo para estudiar la viabilidad del proyecto que, según estimaron, demandaría una inversión de 4000 millones de dólares. En abril de 2007 el tema volvió a analizarse en la Primera Cumbre Energética Sudamericana que se llevó adelante en la Isla Margarita. Para ese entonces ya se hablaba que la inversión podía escalar hasta los 20.000 millones de dólares, pero había pocas precisiones oficiales sobre el tema. “Tenemos más de 50 técnicos trabajando, es muy temprano para saber la longitud que tendrá el gasoducto y la inversión que demandará”, aseguró el presidente de la estatal brasileña Petrobras, Sergio Gabrielli. En julio de ese año, Chávez sorprendió al afirmar que la iniciativa se había frenado. “Hay un ataque desde la misma Sudamérica contra el gasoducto y han logrado enfriar el proyecto», afirmó en Caracas. El trazado exacto del gasoducto y la inversión que demandaría nunca se terminó de precisar y la obra quedó en la nada.

Hugo Chávez y Néstor Kirchner analizando el trazado del Gran Gasoducto del Sur en noviembre de 2005 en Puerto Ordaz.

Planta de producción de hidrógeno verde

El 1 de noviembre de 2021, el entonces presidente Alberto Fernández sorprendió al anunciar en la cumbre mundial del clima celebrada en Glasgow que la empresa australiana Fortescue Future Industries iba a invertir 8400 millones de dólares en Argentina. El proyecto preveía la construcción en los alrededores de Sierra Grande de una planta de producción de hidrógeno y un parque eólico. Además, estaba previsto montar un puerto en las cercanías de la localidad rionegrina de Punta Colorada. “El hidrógeno verde es uno de los combustibles del futuro y nos llena de orgullo que sea la Argentina uno de los países que esté a la vanguardia de la transición ecológica”, aseguró Fernández, quien comunicó la novedad 15 días antes de las elecciones legislativas de ese año. El anuncio contemplaba una etapa piloto con una inversión de 1200 millones de dólares para producir 35 mil toneladas de hidrógeno verde entre 2022 y 2024 y una segunda etapa con un desembolso de 7200 millones de dólares que elevaría la producción hasta las 215 mil toneladas de hidrógeno. También se informó que el proyecto preveía la creación de 15.000 puestos de trabajo directos y 50.000 indirectos. Sin embargo, en los años siguientes no se registró ningún avance y finalmente Fortescue anunció que producirá hidrógeno verde en el complejo portuario de Pecém, en la zona metropolitana de Fortaleza, Brasil.

La planta de hidrógeno verde que anunció Alberto Fernández y entusiasmó a varios medios.

El desembarco de China Sonangol

El 6 de noviembre de 2004, pocos días antes de la visita del presidente chino de entonces, Hu Jintao, el gobierno de Néstor Kirchner dejó trascender que China estaba evaluando invertir US$ 20.000 millones en el país. El anuncio generó un gran impacto mediático. El “mega-plan” incluía obras de infraestructura en energía, caminos, viviendas, ferrocarriles, turismo y telecomunicaciones, pero al poco tiempo quedó claro que no había nada demasiado concreto. En lo que refiere a energía, se firmó una carta de intención con la compañía China Sonangol International Holding, vinculada a una firma angoleña, que preveía el desembolso de US$ 5000 millones en un plazo de 5 años para trabajar junto a Enarsa en la prospección, exploración, explotación y producción de áreas marítimas nacionales costa afuera; en la aplicación de tecnología china para la recuperación secundaria de pozos petrolíferos; y en el desarrollo de recursos gasíferos en terceros países en los que ambas partes pudieran participar en forma conjunta. “El Presidente nos ha encomendado que las inversiones se puedan ejecutar”, señaló en aquel momento el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido

El presidente de la República Popular China, Hu Jintao, y su par argentino, Néstor Kirchner en noviembre de 2004.

Tren a Vaca Muerta

El 29 de junio de 2018 el ministro de Transporte del gobierno de Macri, Guillermo Dietrich, anunció en Neuquén la licitación para avanzar con la construcción del Tren Norpatagónico que iba a unir el puerto de Ingeniero White (Buenos Aires) con Añelo (Neuquén). El costo de la obra era de US$570 millones que se financiarían a través de un esquema de Participación Público Privada (PPP). Sin embargo, la crisis financiera frustró ese plan y Dietrich optó por diseñar una convocatoria alternativa para sondear el interés de las petroleras. En diciembre de 2018 se lanzó una convocatoria para que compitieran para garantizarse un cupo de transporte de insumos. Se ofreció una capacidad de 4 millones de toneladas de carga neta por año durante una década con la expectativa de que los pedidos duplicaran ese monto. Sin embargo, en abril de 2019, luego de cinco postergaciones para tratar de sumar interesados, se realizó la apertura de ofertas y hubo solo 11 empresas interesadas, las cuales ofertaron 3,3 millones de toneladas y dentro de ese total el aporte de las petroleras sumó apenas 2,5 millones de toneladas, lo que terminó sellando la suerte de la iniciativa. El gobierno de Alberto Fernández reactivó el proyecto en 2020 y aseguró que iba a financiar la obra con un crédito de China Machinery Engineering Corporation por US$ 784 millones, pero ese plan también quedó en la nada.

El ministro de Transporte Guillermo Dietrich y el anuncio del Tren Norpatagónico.

Atucha III y IV

El 18 de julio de 2014, el entonces ministro de Planificación, Julio de Vido, firmó con el director de la Administración Nacional de Energía de China, Xu Xinxiong, un convenio de cooperación para la construcción de una cuarta y una quinta central nuclear de potencia. El 15 de noviembre de 2015 ambos países le pusieron la firma a los convenios técnicos y comerciales de Atucha III en la ciudad turca de Antalya y acordaron la versión final del contrato marco por la quinta central. El acuerdo inicial contempló financiamiento chino para la construcción de una cuarta central de uranio natural y agua pesada de 760 MW y una quinta de uranio enriquecido y agua liviana de 1000 MW. Las obras debían comenzar en 2016, pero luego de la asunción de Mauricio Macri ese plan quedó frenado. En mayo de 2018 el presidente de Nucleoeléctrica, Rubén Semmoloni, les informó a los gerentes de la empresa que el gobierno había decidido construir solo la central de uranio enriquecido que querían los chinos, pero al mes siguiente el ministro de Energía, Juan José Aranguren, aseguró que no se construiría ninguna de las dos centrales. El gobierno de Alberto Fernández reactivó las negociaciones y en febrero de 2022 firmó un contrato para la construcción de una cuarta central nuclear de uranio enriquecido que demandaría la friolera de US$ 8000 millones, pero ese proyecto también quedó en la nada. 

Alberto Fernández prometió la construcción de una central nuclear que demandaría US$ 8000 millones de inversión.

Central Hidroeléctrica Chihuido

El proyecto de la presa Chihuido fue ideado en la década del ´70 por la estatal Agua y Energía Eléctrica con el fin de aprovechar el curso medio del río Neuquén para generar electricidad. A fines de 2007 se retomó el proyecto y se transformó en un “aprovechamiento multipropósito”, cuyos principales objetivos eran brindar mayor seguridad, mejor abastecimiento y más energía. En mayo de 2008 la provincia de Neuquén firma un convenio con Nación para licitar la represa. Luego de algunas demoras, en junio de 2009 cuatro empresas presentan ofertas técnicas y financieras. En diciembre de ese año, la comisión evaluadora determina que la UTE encabezada por Electroingeniería había presentado la mejor oferta y en junio de 2010 se concreta la preadjudicación. Sin embargo, el proyecto naufraga por falta de financiamiento. En diciembre de 2013 el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner lleva adelante un road show por Moscú y Beijing para tratar de conseguir financiamiento para 15 obras estratégicas e incluye a Chihuido en el listado. En diciembre de 2014 se le adjudicó la obra a un consorcio integrado por Helport (Grupo Eurnekian), Chediack, Panedile, Eleprint, Hidroeléctrica Ameghino, la española Isolux Ingeniería y la rusa Inter Rao, que iba a tener a su cargo el usufructo y la financiación del proyecto, a través de un préstamo de la Federación Rusa por 1500 millones de dólares, pero el préstamo ruso nunca llegó. Luego se intentó conseguir financiamiento en China y Alemania, pero esas iniciativas tampoco prosperaron y la obra sigue pendiente.

El ministro de Planificación, Julio De Vido, y el gobernador de Neuquén, Jorge Sapag, en el acto de apertura de sobres de la licitación internacional para la construcción del proyecto multipropósito Chihuido en mayo de 2014.

Planta petroquímica en Tierra del Fuego

El 16 de agosto de 2022 el gobierno de Tierra del Fuego y la empresa china Shaanxi Chemical Group firmaron un memorándum de entendimiento para avanzar con la construcción de una planta petroquímica con una capacidad anual de 600.000 toneladas de amoníaco sintético, 900.000 toneladas de urea y 100.000 toneladas de glifosato. Además, el acuerdo preveía la construcción de una terminal portuaria multipropósito y una central eléctrica de 100 MW. La inversión total estimada era de US$ 1250 millones. En diciembre de ese mismo año el gobernador Gustavo Melella ratificó el memorándum a través del decreto 3312/22 y en mayo de 2023 lo envió a la legislatura provincial para que sea ratificado, pero al mes siguiente, en medio de las críticas opositoras por su alineamiento con China, retiró la iniciativa con el argumento de que el convenio no necesitaba la aprobación parlamentaria ya que se trata de un acuerdo entre la provincia y una empresa privada, y no entre entes públicos.

El acuerdo firmado entre el gobierno de Tierra del Fuego y la empresa china Shaanxi Chemical Group

Estados Unidos manifestó en ese momento su preocupación por el avance de China en la región y el gobierno de Alberto Fernández tomó distancia del anuncio provincial en momentos en que estaba negociando con el Fondo Monetario Internacional. El presidente Javier Milei se alineó todavía más con Estados Unidos y en abril se reunió en Ushuaia con la máxima autoridad del Comando Sur estadounidense, la general Laura Richardson. “El mejor recurso para defender nuestra soberanía es reforzar la alianza estratégica con los Estados Unidos y con todos los países del mundo que defienden la causa de la libertad”, aseguró. Desde entonces, la inversión china no registró avances.  

Milei en Ushuaia junto a la máxima autoridad del Comando Sur estadounidense, la general Laura Richardson.

Proyecto minero Potasio Río Colorado

La minera anglo-australiana Rio Tinto anunció en enero de 2009 la venta de su proyecto de desarrollo de Potasio Río Colorado en Argentina a la empresa brasileña Vale. Poco tiempo después, la firma del país vecino confirmó una inversión de US$ 5900 millones para la construcción de la mina, la infraestructura de transporte asociada (400 nuevos kilómetros de ferrocarril), el despliegue de una terminal portuaria propia y una generadora de electricidad. Iba a ser una de las mayores inversiones extranjeras de la historia. Sin embargo, el proyecto nunca terminó de despegar y en marzo de 2013 la compañía anunció su partida. En noviembre de 2017 Vale terminaría anunciado un desarrollo similar en el nordeste de su propio país para cumplir con el objetivo del gobierno de Dilma Rousseff de bajar la importación de fertilizantes. En Mendoza, mientras tanto, la mina quedó abandonada y recién en septiembre del año pasado se anunció que la empresa brasilera ARG y la argentina Compañía Minera Aguilar buscan reflotar el proyecto, aunque con una menor inversión de US$ 1000 millones durante los próximos 5 años.

La brasileña Vale abandonó el proyecto en 2013.

Línea de Alta Tensión AMBA I

La demanda de energía ha venido creciendo en el país casi al 3% anual durante los últimos diez años. Sin embargo, las obras destinadas a acompañar ese crecimiento no se concretan. El caso más emblemático es el proyecto AMBA I, una línea de alta tensión que debería unir Vivoratá – Plomer en el norte de la provincia de Buenos Aires. La obra fue impulsada por la Secretaría de Energía en septiembre de 2020. A partir de entonces, se trabajó en la preparación de pliegos y documentación general. En enero de 2022, el secretario de Energía, Darío Martínez, y el subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo, se reunieron con las autoridades de la empresa China Electric Power Equipment and Technology (CET), y su sucursal CET Argentina, para la conformación del contrato de diseño de ingeniería, suministro y construcción de la obra. “La inversión de más de 1.100 millones de dólares va a ser posible gracias a la colaboración, al trabajo en conjunto y la cooperación entre la Argentina y China”, afirmó Martínez. El proyecto fue encuadrado en el Convenio Marco de Cooperación en Materia Económica y de Inversiones entre Argentina y China. Cuando se presentaron los papeles, se estableció que la construcción de la obra iba a estar a cargo de la firma china State Grid, una de las mayores compañías de transporte eléctrico del planeta. La provisión del 65% de los materiales electromecánicos correría por cuenta de proveedores nacionales y la construcción de la obra civil iba a quedar en manos de empresas locales. Sin embargo, no hubo ningún avance. “El acuerdo comercial y los estudios ambientales ya estás listos. Pero todavía resta negociar el contrato financiero”, aseguraron a EconoJournal fuentes oficiales a comienzos del año pasado.

Darío Martínez y Federico Basualdo en enero de 2022 cuando anunciaron la inversión de China Electric Power Equipment and Technology en alta tensión.

Ampliación de la planta petroquímica de Dow

En octubre de 2017 el presidente Mauricio Macri fue a recorrer el complejo petroquímico de Dow, ubicado en la localidad bonaerense de Ingeniero White junto a Gastón Remy, que entonces era el CEO de Dow. Macri señaló allí que Remy le había expresado años atrás las dificultades que encontraba en el país para llevar adelante un proyecto de crecimiento que la empresa tenía decidido desarrollar. “Le dije que se quedara tranquilo porque se venía un cambio en la Argentina y a los cinco días de asumir dimos el primer paso para que los responsables de Dow mundial apostasen a ese cambio que se había producido en Argentina”, relató. Ese día Dow anunció una inversión de US$ 210 millones, pero la crisis que vino después la llevó a desistir de ese plan y el desembolso quedó en la nada. El año pasado la firma informó que su consejo de administración aprobó una inversión de US$ 6500 millones en el proyecto Path2Zero de Fort Saskatchewan, en Alberta, Canadá. El proyecto incluye la construcción de un nuevo craqueador de etileno y el aumento de la capacidad de polietileno en 2 millones de toneladas métricas anuales, en línea con lo que había querido desarrollar en Ingeniero White. 

Gastón Remy se saca una selfie junto a Mauricio Macri, María Eugenia Vidal y el entonces intendente de Bahía Blanca, Héctor Gay, en octubre de 2017 cuando anunciaron una inversión que nunca se hizo.

Mina de cobre Agua Rica

Bajo la Alumbrera, la principal mina de cobre de Argentina, dejó de producir en 2018. A raíz de esto, Glencore y Yamana Gold (Pan American Silver) contemplaron la posibilidad generar en Catamarca un proyecto integrado conectando la planta de procesamiento de Alumbrera con el yacimiento Agua Rica que producirá cobre, molibdeno, oro y plata. La mina cuenta con reservas probadas y probables de 5,4 millones de toneladas de cobre y 7,4 millones de onzas de oro. La inversión prevista es de US$ 3100 millones, pero recién se encuentra en etapa de prefactibilidad. En San Juan también anunciaron inversiones millonarias en los yacimientos de cobre Josemaría, El Pachón y Los Azules y en Salta se suma el yacimiento Taca Taca. En conjunto, los cuatro proyectos permitirían que Argentina se convierta en un actor central en la producción de cobre, ubicándose entre los 10 primeros productores del mundo, pero por ahora los avances han sido escasos.

La inversión prevista en Agua Rica era de US$ 3100 millones.

Central hidroeléctrica Portezuelo del Viento

Es una represa de 185 metros y una potencia de 210 MW que se planeó construir sobre el Río Grande, en el sur de la provincia de Mendoza. Los primeros estudios para concretar el proyecto datan de 1950, durante la presidencia de Juan Domingo Perón. Desde entonces hubo numerosos intentos frustrados para avanzar. En 1993 el gobierno mendocino sancionó la ley 6064 que declaró el proyecto de interés provincial. En 2006 el presidente Néstor Kirchner y el gobernador Julio Cobos firmaron un acuerdo para concretar la obra. En 2013 el ministro Julio De Vido incluyó la iniciativa en el road show que se realizó por Moscú y Beijing en busca de financiamiento y en 2016 el presidente Mauricio Macri y el gobernador Alfredo Cornejo volvieron a anunciar su construcción. El problema central es que el Río Grande es el principal afluente del Río Colorado y para poder concretar el proyecto se necesita la aprobación de las cinco provincias que integran el Comité Interjurisdiccional del Río Colorado (Coirco), organismo fundado en 1976 que decide sobre las actividades que se desarrollan en la cuenca. En 2017 hubo un acuerdo mayoritario de todas las provincias excepto La Pampa para determinar el llenado y las normas de manejo de la represa. La Pampa pidió el laudo presidencial ya que debe haber acuerdo unánime para avanzar. En enero de 2018 el presidente Macri laudó a favor de Mendoza. La Pampa recurrió a la Corte Suprema y pidió la anulación del laudo presidencial, pero el Máximo Tribunal ratificó en marzo de ese mismo año la decisión presidencial. Luego del cambio de gobierno, La Pampa pidió un nuevo laudo presidencial y en diciembre de 2022 Alberto Fernández finalmente respaldó la posición de esa provincia al exigir un nuevo estudio de impacto ambiental, decisión que condenó de manera definitiva a la obra.

Alberto Fernández laudó a favor de La Pampa en 2022 y sepultó el proycto Portezuelo del Viento.

Proyecto Navidad

La minera canadiense Pan American Silver propuso en 2020 invertir US$ 1300 millones en un mega desarrollo de plata en la meseta central de Chubut. El Proyecto Navidad, que debe su nombre a que los primeros resultados de la exploración se habían conseguido un 25 de diciembre, apuntaba a conseguir 7,5 millones de onzas de plata anuales y prometía la creación de unos 2.800 puestos de trabajo, con 800 empleados directos. No obstante, para avanzar era necesario que el gobierno de Chubut habilitara la actividad minera, prohibida por ley luego del plebiscito realizado en 2003. El 15 de diciembre de 2021 la legislatura provincial aprobó el proyecto del entonces gobernador Mariano Arcioni para reactivar la actividad minera en la meseta chubutense. El mandatario promulgó la norma a las pocas horas. Inmediatamente distintas organizaciones sociales se manifestaron en contra de la norma y un grupo de activistas incendió la Casa de Gobierno, parte de la Legislatura y edificios del Poder Judicial. El 20 de diciembre, Arcioni dio marcha atrás y anunció que iba a derogar la nueva ley. Desde entonces, el proyecto de Pan American Silver quedó trunco.

Los incidentes en Chubut luego de que la legislatura autorizó la minería.

Complejo Hidroeléctrico Los Blancos

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner viajó a Mendoza en junio de 2005 para anunciar una inversión de US$ 964 millones para construir el complejo hidroeléctrico Los Blancos en la cuenca superior del río Tunuyán. El proyecto contaba con un plazo de ejecución de 5 años y tenía como objetivo la construcción de dos presas y dos centrales hidroeléctricas. La Central Hidroeléctrica Los Blancos I iba a contar con una potencia de 324 Mw y una generación promedio anual de 900 Gwh/año, mientras que la Central Los Blancos II dispondría de una potencia instalada total de 162 Mw y una generación promedio anual de 438 Gwh/año. La obra iba a generar más de 3.500 puestos de trabajo durante su construcción, pero nunca se concretó.  

Cristina Fernández de Kirchner en junio de 2005 en Mendoza cuando anunció el financiamiento para la construcción del complejo Los Blancos.

Central Eólica Gastre

A fines de 2007 se elaboró el plan para avanzar con la construcción de una central eólica de 1350 MW en la Pampa de Gastre, al noroeste de Chubut. La inversión prevista era de US$ 2350 millones, incluyendo 675 generadores de 2 MW, la estación transformadora Gastre 33/132/500 KV – 1.600 MVA, la línea 500 KV de 295 kilómetros entre la central y Piedra del Águila, y la Estación de Maniobra 500 KV en Piedra del Águila. Luego de haberse realizado el proceso de evaluación ambiental, en junio de 2012 se celebró un contrato marco de obra con la empresa china Beijing Construction Engineering General International (BCEGI) que iba a colaborar para la obtención de un crédito de una entidad financiera del país asiático, pero el proyecto nunca se concretó por falta de financiamiento.

La empresa china Beijing Construction Engineering General International iba a financiar el parque eólico., Fernando Krakowiak