El papel de la distribución eléctrica se vuelve más relevante en un escenario de transición energética, donde la integración de energías renovables, la electrificación de nuevos usos y la digitalización son tendencias emergentes. Sin embargo, esta transición no puede lograrse sin una inversión significativa en la infraestructura de distribución.

Bajo esta premisa, durante el Webinar «Sin inversión no hay transición: el futuro de la distribución eléctrica en América Latina” (ver transmisión), la Asociación de Distribuidoras de Energía Eléctrica Latinoamericanas (ADELAT) presentó estudio en el que calculan las inversiones necesarias en infraestructura de distribución de la región para garantizar una transición energética efectiva, inclusiva y sostenible.

El reporte que fue llevado adelante por consultora GM GlobalADELAT plantea dos escenarios de transición energética al 2040 para 7 países de la región (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guatemala y Perú): uno más optimista (efectivo) y uno mas conservador (parcial) .

Según expuso Juan Pablo Mazorca, Utility Business Modeling Leader de GME, en el escenario de transición energética efectiva: para el año 2040 se deben realizar inversiones de 431 billones de dólares de los cuales 143 corresponden a inversiones tendenciales y 289 a inversiones de transición energética efectiva que deberán ser desarrolladas exclusivamente por los operadores del sistema de distribución.

Las inversiones de transición energética son 2.02 veces las inversiones de crecimiento tendencial lo cual refleja un fuerte impacto de inversión que se necesita para lograr un verdadero cambio en la diversificación de la matriz.

En este escenario, señaló que la actualización de la red, la medición inteligente, y la identificación de nuevos usos serian los vectores que tendrían un mayor impacto y mayor peso de estos grupos.

En cuanto al escenario de transición energética parcial, se estima que para el año 2040 se deben realizar inversiones de 307 billones de dólares de los cuales 133 corresponden a inversiones tendenciales y 174 a inversiones de transición energética que deberán ser desarrolladas exclusivamente por los operadores del sistema de distribución. 

En este esquema más conservador, las inversiones de transición energética son 1.3 veces las inversiones de crecimiento tendencial.

De acuerdo al reporte, estas inversiones traerán beneficios tales como menores inspecciones e intervenciones por la reducción del OPEX; optimización y flexibilización de la red; disminución de riesgos laborales y gastos comerciales; mejor atención al cliente por la competitividad de la industria; reducción en la factura de luz; reducción de la necesidad de importación de energéticos y una ola de oportunidades por nuevos negocios, entre otros.

En el marco de la presentación de estas cifras, Horacio Nadra, vicepresidente de ADELAT, celebró: “Los resultados de las inversiones necesarias para preparar nuestro sistema de infraestructura eléctrica para llevar adelante la transición energética demuestran que las distribuidoras representan un rol fundamental en la transición energética».

Y agrega: «El cambio climático influye drásticamente en nuestras instalaciones y exigen mayor resiliencia del ecosistema eléctrico. Este gran desafío representa también una gran oportunidad de inversiones y debemos estar preparados. Actualmente, tenemos 19 asociados que distribuyen más de 300 terawatt hora de energía al año prestando servicio de energía eléctrica a más de 70 millones de clientes, es decir, a más de 160 millones de personas y esperamos seguir creciendo en los demás países de Latam en los próximos meses».

 

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