La transición energética en Centroamérica enfrenta retos importantes, pero también ofrece oportunidades significativas para consolidar una seguridad energética regional y contribuir a los esfuerzos globales contra el cambio climático.

El Sistema de Interconexión Eléctrica para los Países de América Central (SIEPAC) ha sido fundamental para la transportación de electricidad entre los estados de la región, pero sería necesario ir más allá en el horizonte que podrían explorar sus participantes:

«Es importante y prioritario que como países centroamericanos tengamos una estrategia muy concreta, no solo asociada a la interconexión, sino al tema energético en general», observó Rosilena Lindo Riggs, exsecretaria de Energía de Panamá.

La preparación para la próxima Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático es vista por Lindo Riggs como una oportunidad crucial para acelerar la transición. Por eso, la exsecretaria de Energía de Panamá subrayó la necesidad de que la región presente una postura clara y firme en lo que será la COP29 en Bakú (Azerbaiyán).

“Debemos llevar una posición muy consolidada para facilitar un lenguaje de negociación que permita el flujo de inversión en el sector energético”, afirmó, señalando que una presentación unificada permitirá que Centroamérica demuestre su compromiso con la resiliencia energética de la región, contribuyendo así a alcanzar los objetivos globales de sostenibilidad y adaptación al cambio climático.

Ahora bien, uno de los mayores desafíos para la región en estos momentos no pasa solo por acuerdos en materia de política energética sino también por lograr una armonización regulatoria entre los países centroamericanos. Lindo menciona que el ente operador regional, junto con los reguladores de cada país, tiene un rol crucial en este proceso: «Tenemos un marco regulatorio importante que hace que el SIEPAC funcione, pero necesitamos prepararnos para una nueva regulación que permita la integración de las nuevas tecnologías de transición energética».

Desde la perspectiva de Lindo Riggs, no basta con conectarse eléctricamente; los países deben enfocarse en aprovechar sus capacidades y potencial de tecnologías competitivas como las energías renovables y en desarrollar proyectos de hidrógeno verde y otros energéticos limpios que podrían ganar mercado en los próximos años.

«Geopolíticamente hablando es clave asegurar, valga la redundancia, la seguridad energética tanto de combustibles líquidos como de combustibles gaseosos como de electricidad en concreto y trabajar apropiadamente para construir una verdadera resiliencia energética en la región centroamericana, pero se parte de entendiendo y conociendo el potencial de cada uno», observó.

Es por ello que la exfuncionaria, en exclusiva para Energía Estratégica, resaltó la importancia de dimensionar aquello que se podría lograr con lo que hay e identificar los pendientes a trabajar:

«Debemos cuantificar exactamente cada uno de los proyectos de inversión que tenemos, evaluar claramente el potencial de generación de hidrógeno verde y derivados, y analizar cuáles van a ser las necesidades de consumo y qué quedaría de excedente para exportar».

Para Rosilena Lindo Riggs, este enfoque permitirá a la región no solo garantizar su propia seguridad energética, sino también crear excedentes para exportar, lo que podría llegar elevando las estrategias de geopolítica energética de Centroamérica.

Además, subrayó que la seguridad energética no solo debe limitarse a la electricidad: «Es clave asegurar la seguridad energética tanto de combustibles líquidos como de combustibles gaseosos», comentó, añadiendo que construir una verdadera resiliencia energética debe ser una prioridad en la agenda regional. En tal sentido, la exsecretaria aboga por un enfoque a largo plazo, con proyecciones anuales y quinquenales que permitan aumentar el uso de las energías renovables y la producción de energéticos sostenibles, asegurando tanto el consumo interno como la posibilidad de exportación.

En cuanto a las señales que los gobiernos centroamericanos pueden dar para catalizar inversiones en energías renovables, Lindo Riggs enfatiza la importancia de ofrecer claridad de lo que se quiere lograr:

«Dimensionar también lo que la política pública está esperando y lo que el sector inversionista necesita, agrupando esas inversiones y buscando mecanismos diversos para hacer procesos de contratación a nivel regional que nos aseguren la competitividad de los precios que estamos buscando para la venta de esa energía es lo que nos va a llevar a una economía de escala».

En tal sentido, la geopolítica energética se erige como un pilar esencial para Centroamérica en su camino hacia una transición energética justa y sostenible con fuentes renovables. Entre los mecanismos más efectivos, menciona desde habilitar esquemas de comercialización y de adquisición, hasta licitaciones regionales.

«Panamá tiene planes muy concretos con una alta inversión, pero necesitamos mucho más para llegar al 100% de la transición energética y en la misma situación están nuestros países centroamericanos también. Por ello, a través de buscar nuevos mecanismos diferentes, habilitar esquemas de comercialización y de adquisición, por qué no de licitaciones regionales sería algo interesante a explorar para ser aún más atractiva la inversión internacional, la inversión extranjera con aliados locales en el territorio».

A su juicio, el éxito también vendrá dado por  una estrecha colaboración entre gobiernos, sector privado y las comunidades locales, ya que, siguiendo su análisis, una transición energética debería ser justa y sostenible:

«No podemos dejar de lado el claro rol preponderante que tienen que jugar nuestras comunidades que residen en los en los territorios donde se van a estar dando estas inversiones que no sean solo actores del proceso sino que también que sean en parte aliados y socios del proceso va a facilitar que hayan invasiones más justas más sostenibles buscando también que esa inversión venga orientada con equidad».

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