La captura, almacenamiento y reutilización del dióxido de carbono (CCUS) se presenta como una de las soluciones para mitigar los impactos de las actividades industriales y aportar activamente al proceso de descarbonización, con meta al año 2050, que está implementando Chile.
Es por ello que desde AFRY, compañía internacional que ofrece soluciones basadas en ingeniería y consultoría a nivel mundial, conversaron con Energía Estratégica sobre los retos y oportunidades para que la capacidad de CCSU ayude a alcanzar los niveles necesarios de cero emisiones netas que tienen los países, y en este caso particular, la región de Latinoamérica.
“Los países de Sudamérica que están más avanzados en la materia son Brasil y Chile, sin dejar de lado que en Argentina y Perú hay algunos proyectos que permiten diferenciarse de las empresas competidoras. Es decir que se trabaja en la dirección correcta para lograr mejores estándares y alcanzar el anhelado sueño de llegar al año 2050 siendo carbono neutral”, afirmó Franklin Canales, gerente de proyectos de AFRY Chile.
“La tecnología no es barata, incluso es una de las grandes barreras para emplear este tipo de alternativa, sumado a que existe poca legislación para la industria que captura, almacena y produce bienes nuevos con el dióxido de carbono”, aclaró.
Incluso, es altamente empleador de energía y eso lo hace muy costoso. Es decir que se necesita equipamiento especial para comprimir y licuar el dióxido de carbono, lo que ocupa espacio y energía, mientras que los costos dependen de las tecnologías que se empleen.
Pero, en el resto del mundo, poco a poco comienzan a darse incentivos que impulsen este tipo de alternativa, ya sea para la propia tecnología o través de las subastas y créditos de carbono, siendo el mercado de Sao Paulo el de mayor envergadura en la región, aunque también hubo puntapiés por parte de la provincia de Córdoba desde fines del 2022 (ver nota).
Y es por tal motivo, que desde AFRY Chile plantearon la importancia de aplicar esos beneficios y estímulos para que las empresas paulatinamente inviertan en la captura, almacenamiento y reutilización del dióxido de carbono y, con ello, produzcan nuevos bienes.
“El primer incentivo en Chile sería tener leyes claras, ya que la regulación es muy ambigua. Siendo un proceso industrial, se trata como tal en todo el tema legislativo, pero como es un proceso poco conocido y tiene costos importantes, no hay nada adicional o mejoramiento legislativo que apunten a incentivos económicos”, apuntó Franklin Canales.
“También es importante reemplazar los combustibles fósiles en aquellos lugares o industrias donde es más fácil y económico, y, por lo tanto, dejarlo para aquellas empresas que les resulta más compleja la sustitución”, concluyó.
Es por eso que AFRY trabaja desde hace aproximadamente dos décadas en esta tecnología, partiendo en Europa mediante la investigación y el desarrollo de políticas gubernamentales para lograr incentivos adecuados y que haya más inversiones en ese campo.
Primeramente, se definen los montos de CO2 que se podrían recuperar, la manera para ello y los beneficios económicos a obtener; y una vez tomada la decisión de avanzar, la empresa de origen sueco colabora en el desarrollo y dimensionamiento de los equipos, ingeniería y la puesta en marcha de los sistemas; lo mismo en la búsqueda de mejoras técnicas y económicas de los procesos.
“Es decir, estamos en el ciclo completo de un proyecto de captura de dióxido de carbono y tenemos alrededor de 40-50 clientes en varios continentes que avanzan en la materia, la mayoría en etapa de búsqueda de cantidad de CO2 que pudieran recuperar y algunos en la implementación de sistemas. En el caso de Chile, algunos sectores de la economía buscan incentivos económicos o vender bonos verdes que se consiguen con este tipo de tecnología, lo que ayuda a reducir los costos de implementación”, concluyó.
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