Grupo Mercados Energéticos Consultores (GME) publicó una nota técnica que analiza la evolución del mercado eléctrico mexicano en los últimos años, llegando a conclusiones de relevancia para el sector energético renovable.
Tomando como referencia datos del Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (PRODESEN) hasta el año 2023 y el primer semestre de 2024, se advierte un crecimiento en las tecnologías de energía renovable no convencional (ERNC) en el que la capacidad eólica que registraba 4,866 MW en el 2016 avanzó a 7,055 MW hacia finales del 2023 y la solar dió un salto de 1,878 MW a 7,437 MW, en el mismo periodo.
Mediante gráficos el informe muestra esta evolución histórica de la generación eólica y solar incluso tomando años de análisis previos al inicio del sexenio de gobierno actual. Los datos muestran un aumento constante en la generación, impulsado principalmente por la expansión continua de la capacidad instalada en estas tecnologías.
Sin embargo, se advierte que en los últimos tres años, el crecimiento de la producción anual de energía ha sido más “modesto”, lo que refleja una producción de energía estable a pesar de los continuos aumentos de capacidad. Esto sugiere -indica el informe- que, si bien la capacidad continúa aumentando, factores como los desafíos de integración de la red, la variabilidad de los recursos o los efectos de la congestión de la red de transmisión pueden estar influyendo en la producción solar y eólica.
Pero aquello no sería todo. Energía Estratégica contactó a uno de los hacedores del informe, Santiago Masiriz, socio y director general de la División Energy Markets Intelligence de GME, quien indicó que se puede realizar un análisis más en profundidad y señalar que entre el 2020 y 2023 prácticamente la participación de la eólica y solar no creció en el mercado mexicano. “Eso no ocurre porque sopló menos viento o hubo menos sol”, introdujo el especialista.
“Entre 2020 y el 2023 pasaron varias cosas. Primero, algunos permisos se cancelaron, algunas centrales se sacaron de funcionamiento porque no había suficiente capacidad de transmisión generando colapsos. Segundo los proyectos que se incorporaron fueron proyectos que estaban construidos y que tenían atrasados los permisos o que estaban terminando, y que tenían comprometido entregar energía. Entre 2020 y 2023 no se puede decir que hubo inversiones nuevas, eran inversiones ya comprometidas y algunos proyectos que tenían los permisos pendientes por cambios en los requerimientos de interconexión”, explicó en detalle Masiriz.
Según precisó del 2018 al 2020 la incorporación de eólicas traían inercia del periodo anterior (las subastas), del 2021 en adelante “se frenó todo”. En el caso de las solares, habría ocurrido algo similar. El consultor indicó que la producción anual de la fotovoltaica “está capeada” en el periodo de análisis y eso se da por la falta de transmisión. Ahora bien, no todo fueron restricciones.
En 2023, las condiciones extremas del sistema (sequía y mucho calor) llevó a que el Operador y la CRE habilitaran la entrada de algunos proyectos que estaban construidos pero sin permiso para generar. Lo que permitió el crecimiento que se percibe en la capacidad instalada.
No obstante, el especialista subrayó que “la pendiente de crecimiento de eólica y solar disminuyó muchísimo. Las estadísticas muestran que desaceleró el crecimiento renovable”.
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