La Agencia Internacional de Energía (IEA por sus siglas en inglés) publicó un nuevo reporte sobre el análisis y previsiones de la energías renovables hasta el año 2030, en el que se detalla que el mundo añadirá más de 5500 GW de nueva capacidad verde en lo que resta de la corriente década.
Eso representará casi tres veces el aumento observado entre 2017 y 2023, sumado a que se igualará la potencia energética total de las principales economías actuales, lo que acercará al mundo al objetivo de triplicarla (asumido en la COP28).
Latinoamérica tendrá un papel importante en esa expansión, de modo tal que se proyecta la incorporación de 190 GW de capacidad verde, liderado por la energía solar fotovoltaica, que representará el 72% de las nuevas incorporaciones, seguida de la eólica con el 19%, mientras que la hidroeléctrica tendrá un papel menor con el 5%.
¿Qué rol tendrá el Cono Sur? Brasil encabezaría el desarrollo regional, aportando el 58% (cerca de 110 GW) de la potencia proyectada para la región, producto del auge de la generación distribuida y los acuerdos bilaterales para proyectos a gran escala.
Ello se debe a que los clientes industriales están contratando a los desarrolladores eólicos para grandes cantidades de potencia renovable para cumplir con los objetivos corporativos de descarbonización.
“Por el lado de la generación distribuida, en Brasil, los generosos beneficios de la medición neta han llevado a un auge de la capacidad, y se espera que las incorporaciones se mantengan altas durante todo el período de pronóstico, aunque los incentivos están disminuyendo”, añade el documento.
Según la Agencia Internacional de Energía, Brasil no sólo tendrá un lugar relevante en Latinoamérica, sino que también lo hará a nivel global, ya que aportaría 5 puntos porcentuales de la generación mundial de energía renovable, ubicándose a la la par de India y sólo por detrás de China, Europa y Estados Unidos.
Chile, por su parte, contribuiría con el 14% de la nueva capacidad (26,6 GW) mediante la combinación de licitaciones de suministro, plantas comerciales y crecientes contratos de compra – venta de energía (PPA), con foco en la tecnología fotovoltaica y el almacenamiento de energía como puntos claves para “abordar los desafíos de transmisión y la desconexión entre oferta y demanda”.
Mientras que Argentina hará lo propio con el 4% de las nuevas instalaciones (alrededor de 7,6 GW), impulsadas también por acuerdos PPA y la participación en el mercado mayorista de electricidad.
“Sin embargo, el país enfrenta obstáculos financieros y regulatorios que han retrasado algunos proyectos, especialmente en el sector hidroeléctrico, donde las inversiones han sido más lentas”, subraya el documento.
A pesar de estos avances, el reporte de la IEA señala que la expansión de la infraestructura de transmisión sigue siendo un desafío crítico en toda la región, ya sea desde largas esperas para la conexión de las centrales (Brasil) o limitaciones de infraestructura que han llevado a la reducción de generación e instalación renovable, como por ejemplo en Chile y Argentina.
Por lo que la IEA concluye que, a pesar que las energías renovables, especialmente la fotovoltaica, desempeñarán un papel crucial en la matriz energética del Cono Sur, con un crecimiento acelerado que podría superar a la hidroeléctrica como la principal fuente de energía en 2030, también insiste en que la región deberá superar los desafíos de transmisión y regulación para consolidar su liderazgo en la transición energética.
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