La Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) presentó este miércoles su nota técnica sobre la situación de la integración eléctrica en América del Sur. En la jornada, advirtieron que América Latina y El Caribe enfrentan una realidad marcada por los efectos del cambio climático, con la presencia de fenómenos atípicos como sequías extremas hasta inundaciones que afectan a la infraestructura energética y que han puesto en grave riesgo el abastecimiento de la demanda. Frente a este escenario, remarcaron que esta situación fuerza a buscar alternativas que permitan crear condiciones acordes a la realidad de cada país para enfrentar estos efectos y que una de ellas radica en la integración energética.
Desde OLADE advirtieron que esto no sólo involucra la construcción de infraestructura de interconexiones o aprovechamientos entre países que comparten frontera, sino también la creación de espacios favorables para compartir experiencias, buenas prácticas y desarrollar un trabajo conjunto para la planificación de la región. Es por esto que destacaron que “el incremento en la disponibilidad de gas natural de la cuenca neuquina, que se seguirá profundizando en los próximos años con las ampliaciones en la infraestructura de transporte y las inversiones en upstream que se están llevando adelante, sugieren que la Argentina podría cumplir un rol como respaldo térmico regional para la generación intermitente, así como oficiar de garantía de suministro ante eventos hidrológicos extremos en los países limítrofes”.
Esto es así porque el país, gracias a las abundantes reservas de gas natural que posee en la formación, podría abastecer a centrales para que utilicen este recurso para generar energía, en reemplazo de los combustibles líquidos, lo que tendría un impacto económico y también ambiental, puesto que al mismo tiempo permitiría reducir las emisiones.
Aún así, anticiparon que este horizonte requeriría del desarrollo de nueva infraestructura de interconexión con países como Brasil y Chile, en los que existen también gasoductos o proyectos de gasoductos que podrían cumplir el mismo rol.
Presentación
En la presentación del documento, que fue realizado por los especialistas Medardo Cadena, Fabio García y Esteban Kiper, bajo la dirección de Andrés Rebolledo Smitmans, secretario ejecutivo
de OLADE, y Fitzgerald Cantero Piali, director de Estudios, Proyectos e Información, se resaltó que en lo que respecta a la integración eléctrica en los países de América del Sur hay una fuerte presencia de la bilateralidad.
García aseguró que “los intercambios que se dan entre los países surgen por acuerdos bilaterales. Se han promovido iniciativas para el logro de una integración energética subregional, pero no se han registrado avances significativos en materia de políticas y marcos regulatorios subregionales que permitan materializar estas aspiraciones en infraestructura y operatividad”.
Es por esto que el especialista también marcó que el establecimiento de un sistema de integración regional, con institucionalidad, políticas y normativa, permitiría acceder de mejor manera a la inversión para nueva infraestructura.
Cantero consideró: “El calor, las inundaciones y las sequías afectan a nuestros países. Esto genera muchas complicaciones para el manejo de nuestras matrices energéticas. Por eso, queremos que se den soluciones para garantizar el suministro y que eso llegue a todos los habitantes. Debemos generar buenas prácticas e intercambios para que todo eso sirva de aporte para nuestros gobiernos para las planificaciones energéticas”.
Iniciativas de integración eléctrica
García exhibió que dentro de la región existen varias iniciativas de integración que han logrado consolidar un mercado subregional con obras de infraestructura, e institucionalidad.
¿Cuáles son los proyectos de integración que están en construcción y desarrollo? Por un lado, se encuentra el Sistema de Interconexión Eléctrica Andina (SINEA) que reúne a Chile, Colombia, Ecuador y Perú. También, el Sistema de Integración Energética de los países del Cono Sur (SIESUR), que involucra a la Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay -que además contempla la incorporación de Bolivia- y el Arco Norte que busca la interconexión de Brasil con los países de la costa norte de Sudamérica -Guyana y Surinam- al que se incorporaría Guayana Francesa.
Intercambios de electricidad entre los países de la región
Los especialistas detallaron que los intercambios en la región muestran fluctuaciones que responden a diferentes causas. En algunos casos, están marcados por una hidrología cambiante, con comportamientos que se apartan de los comportamientos históricos. También, por las olas de calor que se han presentado en algunos países y que han incidido en un crecimiento de la demanda que está por sobre la media histórica.
A su vez, destacaron que otro de los factores a considerar es la mayor incorporación de energías renovables no convencionales que sustituyen a la producción con hidrocarburos. En el caso del Cono Sur plantearon que también haber impactado en los flujos el surgimiento de nueva normativa introducida mediante la Portaria Normativa MME nº 49/2022 por parte de Brasil que facilita la exportación de vertimientos turbinables y de energía eléctrica proveniente de excedentes renovables no hidroeléctricos.
Respecto a los países del Cono Sur, informaron que los intercambios son permanentes, utilizando la infraestructura de interconexiones existente, al margen de las transacciones que surgen de los acuerdos vinculados con centrales de generación binacionales Itaipú, Yacyretá y Salto Grande.
Dejando de lado a Paraguay, puesto que se ha consolidado como un exportador neto de energía eléctrica, los intercambios entre los demás países de esta región han permitido que todos actúen en su momento como exportadores o importadores, ya sea para atender su demanda interna o bien para aprovechar condiciones de precio más favorables.
De los resultados se desprende también que, por el lado de uso de la infraestructura, el factor de utilización de las interconexiones muestra un incremento en el 2023 con relación al año anterior, con excepción de la interconexión entre Argentina y Uruguay.
Los intercambios de la Argentina con el resto de los países
Además de destacar el rol que podría ocupar la Argentina para asegurar el suministro eléctrico a nivel regional gracias a sus abundantes recursos provenientes de Vaca Muerta, en el estudio se hace un análisis de los intercambios que se efectuaron entre el país con las naciones vecinas.
Entre 2020-2023 los intercambios entre la Argentina y Brasil fueron crecientes, alcanzando los 900 MW-medios anuales en 2023 y un factor de uso de las conversoras de frecuencia (ya que la Argentina y Brasil tienen una frecuencia distinta) del 45%. Esto fue así porque en ese periodo la situación hidrológica de Brasil comenzó a mejorar sensiblemente mientras que el mercado eléctrico argentino debió sortear diversos obstáculos como la bajante histórica del Río Paraná que afectó la generación de Yacyretá, los bajos aportes de Salto Grande y de las centrales del Comahue, los altos precios de los combustibles líquidos y del Gas Natural Licuado (GNL) (por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania) y las olas de calor que pusieron en jaque y llevaron al límite al sistema.
En cuanto a la represa hidroeléctrica de Salto Grande, los intercambios de excedentes fueron acotados en los últimos años, con una distribución promedio 50/50 entre la Argentina y Uruguay, según precisaron. El mayor desvío en la distribución de la generación se observó sobre fines de 2023 y principios de 2024, con un aumento en la participación argentina.
Respecto al intercambio con Paraguay por la central binacional Yacyretá, se destacó que la Argentina consumió la mayor parte de la generación de la central, con una participación del 90% para el período 2017-2024. Mientras que Paraguay incrementó su participación desde mediados de 2019, fenómeno que se explica por la menor generación total de la central.
Resultados
Medardo Cadena resaltó que “entre 2022 y 2023 se registró un incremento del 28% en el intercambio que se dio entre países. Estos intercambios han dado la posibilidad de ver cuáles eran las barreras para que se puedan dar de la mejor manera. Estamos prontos a que se consolide el mercado regional andino de corto plazo entre Colombia, Ecuador y Perú. SINEA ha motivado a un mercado regional”.
En el 2023, los intercambios internacionales de electricidad entre países de América del Sur alcanzaron los 39.755 GWh, frente a los 31.045 GWh que se intercambiaron en el 2022. El 95,3% de esa energía se intercambió a nivel de países del Cono Sur, y tan solo el 4,7% entre países de la Región Andina. Además, a nivel general de América del Sur, en el 2023 los intercambios de electricidad representaron apenas el 3,7% de la demanda.
En el caso de Uruguay, el país abasteció el 11,1% de su demanda con importaciones principalmente desde Brasil y en menor medida desde la Argentina. Y nuestro país abasteció el 10% de su demanda con importaciones desde Brasil, Uruguay y Paraguay y en menor medida desde Bolivia y Chile; y también Ecuador, que cubrió el 4,4% de su demanda interna con importación principalmente desde Colombia.
Otro de los aspectos a destacar fue que durante el año pasado se incrementó el factor de utilización de los enlaces internacionales con relación al 2022. En el Cono Sur, el promedio de utilización alcanzó 35,5% frente al 28,4% del 2022. Asimismo, la estación conversora Garabí de la interconexión entre la Argentina y Brasil alcanzó un factor de uso de 45% y las importaciones argentinas alcanzaron un uso del 60% de la infraestructura de interconexión directa con Brasil.
“Cuando hay excedentes se producen estos intercambios. Frente a la presencia de fenómenos climatológicos, los países que lo pudieron sobrellevar de mejor manera son los que tuvieron las mejores conexiones de interconexión e intercambio con vecinos. Esto debe servir para marcar el nuevo rumbo de la región. Hay una necesidad de avanzar y fortalecer la infraestructura”, concluyó Medardo Cadena.
, Loana Tejero