Un megaproyecto para desarrollar la inteligencia artificial general pone en primera escena la voraz demanda de energía que desatará la industria tecnológica en los Estados Unidos en los próximos años. El presidente Donald Trump anunció una inversión privada de US$ 500.000 millones a través de Stargate, empresa que proyecta construir cinco centros de entrenamiento de inteligencia artificial, con una demanda proyectada de 5 GW de potencia eléctrica por cada centro.

La iniciativa marida con la emergencia energética nacional declarada por el presidente de los EE.UU. que busca acelerar todos los proyectos de infraestructura energética para suplir una nueva demanda industrial que llegaría a representar más del 10% del consumo eléctrico estadounidense.

Trump recibió el martes en la Casa Blanca al CEO de OpenAI, Sam Altman, para acompañar los anuncios relativos a Stargate, una nueva empresa conjunta entre OpenAI, Oracle, SoftBank y el fondo MGX de Emiratos Árabes Unidos. SoftBank tiene la responsabilidad financiera y OpenAI la responsabilidad operativa. El proyecto Stargate pretende invertir 500.000 millones de dólares durante los próximos cuatro años en la construcción de nueva infraestructura de IA para OpenAI en los Estados Unidos.

Altman explicó que el objetivo del proyecto es alcanzar la inteligencia artificial general, una instancia superior de la IA que implica el despliegue de agentes de IA capaces de realizar tareas definidas de forma autónoma. «Ahora estamos seguros de que sabemos cómo construir la IA general tal como la hemos entendido tradicionalmente. Creemos que, en 2025, podremos ver a los primeros agentes de IA ‘unirse a la fuerza laboral’ y cambiar materialmente la producción de las empresas«, dijo el CEO de OpenAI.

La empresa desarrolladora de ChatGPT anunció que ya están garantizados fondos por US$ 100.000 millones para construir un primer centro de datos en Texas sobre cinco posibles en EE.UU. «Lo que queremos hacer es mantenerlo en este país», dijo Trump en referencia a la industria de la IA. «China es un competidor, otros son competidores. Queremos estar en este país y lo estamos poniendo a disposición. Voy a ayudar mucho mediante declaraciones de emergencia, porque tenemos una emergencia, tenemos que construir estas cosas. Así que tienen que producir mucha electricidad. Y haremos posible que puedan realizar esta producción fácilmente, en sus propias plantas si lo desean», explicó.

Trump con Sam Altman en la Casa Blanca.

Demanda eléctrica

Las cifras de inversión estimadas colocan al proyecto Stargate a la delantera en lo que respecta a proyectos de datacenters para inteligencia artificial, una industria que disparará la demanda venidera de energía, con proyecciones que indican que podría representar al menos 10% del consumo estadounidense de electricidad para el 2030.

Los detalles técnicos sobre la estructuración de estos mega centros de entrenamiento de inteligencia artificial son escasos, pero un reporte publicado por el sitio especializado en tecnología The Information indica que cada centro de Stargate demandará una potencia eléctrica de 5000 MW. La demanda final sería de 25 GW al 2028 si se avanzara con los cinco centros.

La nueva apuesta de OpenAI se suma a otras iniciativas de IA que elevarán significativamente la demanda de energía eléctrica. Un reporte de la consultora McKinsey indica que la demanda de energía de los centros de datos en los EE.UU. se multiplicará por cuatro, pasando de 147 TWh en 2023 a 606 TWh en 2030. Los datacenters pasarían de representar un 3,7% de la demanda eléctrica total en 2023 a un 11,7% en 2030.

«Emergencia energética nacional«

La disponibilidad de energía es precisamente la gran limitante para el rápido despliegue de los proyectos de IA. Trump dejó esto en claro en la orden ejecutiva que firmó el lunes declarando una “emergencia energética nacional” que persigue el objetivo de incrementar la producción de energía y acelerar la construcción de la infraestructura necesaria para su transporte.

“Las políticas de la administración anterior han llevado a nuestra nación a una emergencia nacional, donde un suministro de energía precariamente inadecuado e intermitente, y una red cada vez más poco confiable, requieren una acción rápida y decisiva”, dice el texto.

La orden ejecutiva exige que las agencias federales faciliten las aprobaciones para la construcción de proyectos de energía interestatales en áreas del país que no han tenido desarrollo de nuevas infraestructuras energéticas. También exige que se agilice la revisión judicial de los análisis de los proyectos federales realizados en el marco la Ley Nacional de Política Ambiental. Esto último se relaciona con las conversaciones que existen en el Congreso para modificar dicha ley en pos de acelerar los tiempos de ejecución y aprobación de los estudios de impacto ambiental en los proyectos importantes.

El principal objetivo es facilitar la construcción de líneas eléctricas, gasoductos y oleoductos interestatales. La producción de hidrocarburos es récord en EE.UU., pero los proyectos de oleoductos y gasoductos no están yendo a la velocidad necesaria como para abastecer el crecimiento de la demanda eléctrica.

Esta realidad es particularmente crítica en los Estados del noreste lindantes con Marcellus, la principal formación de shale gas del país. La producción de gas en Marcellus se estancó los últimos cuatro años debido a los bloqueos políticos y legales a la construcción de nuevos gasoductos en los Estados que conforman la región de Appalachia en el noreste. Trump justamente ganó en Pennsylvania, segundo estado productor de gas, con la promesa de liberar la producción de energía.

Infraestructura eléctrica al límite

La situación en torno a la generación y la transmisión eléctricas es particularmente crítica. Algunas áreas o regiones de transmisión del país tienen un déficit de generación. A su vez, hay grandes obstáculos legales y políticos para construir líneas de transmisión.

La Corporación de Confiabilidad Eléctrica de Norteamérica (NERC por sus siglas en inglés), el organismo que supervisa y opina sobre la confiabilidad y adecuación de las redes eléctricas de EE.UU., viene advirtiendo sobre dos problemáticas: la confiabilidad de los sistemas durante períodos de calor y frío extremos y la jubilación de cientos de gigavatios instalados a gas y carbón en los próximos años.

En un reporte publicado en diciembre, NERC señaló que la mayoría de las redes eléctricas del país se enfrentan a “desafíos crecientes de suficiencia de recursos durante los próximos 10 años”. «Las tendencias apuntan a desafíos críticos en materia de confiabilidad que enfrenta la industria: satisfacer el creciente crecimiento energético, gestionar los retiros de generadores y acelerar el desarrollo de recursos y transmisión», señala el informe.

Datos de la industria indican que está confirmado el retiro de casi 80.000 MW de centrales eléctricas, en su mayoría de gas y carbón, en la próxima década. Las generadoras también anunciaron planes para el retiro de otros 115.000 MW. Pero la mayoría de los nuevos proyectos de generación propuestos como reemplazo son de energía solar o combinaciones de solar y baterías, según datos de la Administración de Información Energética (EIA).

El reemplazo de fuentes consideradas en la industria como generación «de base» por fuentes de generación variable constituye un punto de coincidente preocupación para el gobierno, las empresas de tecnología y múltiples actores en la industria eléctrica. El ex gobernador de Dakota del Norte y candidato nominado por Trump a secretario de Interior, Doug Burgum, describió durante su audiencia de confirmación en el Senado que la crisis de la red eléctrica es de una escasez de «energía de base”.

Las tecnológicas como Microsoft, Amazon, Meta y Google han puesto sus ojos en la energía nuclear como opción de mediano o largo plazo para suplir sus necesidades con fuentes sin emisiones. Pero en el plazo inmediato esos proyectos deberán ser cubiertos con generación a gas natural.

, Nicolás Deza