Superior y Calfrac, dos empresas de servicios especiales de la industria petrolera, tal como se conoce en la jerga a las prestadoras de servicios de mayor complejidad tecnológica, dejaron entrever esta semana que cerrarían sus bases de operación en Chubut. Se sumarían así a una lista de compañías de renombre dentro del negocio hidrocarburífero como Halliburton y Weatherford, entre otras, que en los últimos seis meses levantaron su operación en la cuenca del Golfo San Jorge, que se extiende desde el norte de Santa Cruz hasta las adyacencias de Comodoro Rivadavia.

La salida de YPF —que ya se desprendió de cuatro bloques en Chubut y la semana pasada anunció que tiene todo encaminado para revertir sus concesiones petroleras en Santa Cruz a Fomicruz, la empresa provincial— y la reestructuración de la estrategia de otras grandes petroleras —como Tecpetrol, que está cerca de trasferir el área El Tordillo— pone a la cuenca frente a la necesidad de reconvertirse para forjar un futuro que desde hace más de 100 años está en gran medida vinculado al desarrollo de los hidrocarburos.

Un objetivo prioritario, en esa clave, es intentar defender la continuidad del entorno de empresas de servicios que son las que concentran tecnología, herramientas y know how para poder explotar los campos maduros del Golfo San Jorge. Comodoro Rivadavia edificó a lo largo de décadas un diverso ecosistema con decenas de proveedores —tanto locales como internacionales— instalados fuera de la circunvalación de la ciudad. Ese entramada es un activo y un capital que la región no debería perder sin realizar al menos un control de daños para contener todo lo que se pueda el efecto de la diáspora.

Entorno productivo

“A veces se cree que el desarrollo de una cuenca petrolera depende únicamente de las operadoras y eso es parcialmente cierto porque, en realidad, depende también de la calidad y de las prestaciones tecnológicas que ofrezcan las empresas de servicios presentes en el lugar”, indicó a EconoJournal un alto ejecutivo de una petrolera que sigue con preocupación la salida de empresas de servicios de Chubut y Santa Cruz.

Si la apuesta es que compañías de menor tamaño —como Pecom, Capsa, Crown Point, Roch, Patagonia Energy, Clear e Ingeniería Alpa, entre otras— tomen en los próximos años el lugar que están dejando las grandes petroleras que históricamente desarrollaron la cuenca, una condición necesaria para que eso ocurra es que exista un entorno de proveedores competitivos que puedan aportar equipos de torre y garantizar la oferta de servicios especiales para que los costos de perforación de pozos se mantengan dentro de los parámetros de mercado.

Incluso si en el futuro el Golfo San Jorge aspira a deriskear la producción no convencional de hidrocarburos en la cuenca —como se ilusionan en la gobernación que encabeza Ignacio ‘Nacho’ Torres, que podría hacer un anuncio en esa dirección en las próximas horas—, la presencia de compañías que puedan completar y fracturar hidráulicamente formaciones de roca generadoras es un requisito básico. Sin ese ecosistema competitivo de servicios, los costos de explotación se dispararán.

¿Concentración en pocas manos?

De ahí la preocupación que impera hoy en algunos referentes políticos de la región y en algunas empresas de servicios regionales. La inquietud extendida en varias fuentes relevadas por este medio es que la salida de las principales empresas internacionales de servicios habilite —como efecto no deseado— un proceso de concentración en nuevas empresas locales que con el guiño de la política se queden con contratos con las operadoras que hoy están en manos de proveedores que históricamente apostaron por el crecimiento de la cuenca.

De concretarse, un proceso de concentración de esas características en manos de pocos jugadores terminaría con la atomización y diversidad del entorno de servicios petroleros que siempre fue una fortaleza de Comodoro Rivadavia.

Menos de trabajo

En lo cuantitativo, la descomposición del complejo productivo del Golfo San Jorge se expresa en números que impactan: en Santa Cruz, la salida de YPF ya motivó la desvinculación de manera directa e indirecta de unos 3000 operarios. En total, sumando también a otras compañías, en la provincia se perdieron unos 4000 empleados en los últimos seis meses. En Chubut, la reducción del personal petrolero aún está en fases de definición, pero se estima que entre los que ya se perdieron y los que se perderán en los próximos dos o tres meses se discontinuarán más de 2000 puestos de trabajo.

Empresas de equipos de torre como DLS y San Antonio Internacional (SAI) están en plena negociación con empresas operadoras para instrumentar acuerdos de salida por unos 700 operarios. “La caída de la actividad en campos maduros es una realidad y hay que aceptarla. Lo importante hoy es realizar un control de daños para evitar que las empresas de servicios del Golfo migren en estampida hacia Vaca Muerta o directamente cierren sus operaciones y liquiden sus activos”, expresó el dueño de una compañía proveedora.

, Nicolas Gandini